Cualquiera podría pensar que llorar por un animal es lo más tonto del universo, pero las mascotas comparten momentos de tu vida y se vuelven parte de ti y tu familia... Hace un año, cuando tenía 32 años específicamente el 6 de julio del 2017, sentí como mi pecho se apretaba mientras se iba apagando la vida de Lucky.
Yo solía rescatar animalitos cuando la situación en Venezuela me lo permitía y luego de acondicionarlos los daba en adopción, sin duda alguna eso me llenaba mucho.
Cuando él llegó a casa yo pensaba que solo sería por unos pocos días, que podría darlo en adopción como al resto de los que ya había tenido en la misma condición, sin embargo Lucky llegó a casa en el momento menos esperado, cuando menos pensaba y de la forma más inesperada; traía un corazón lleno de miedo que se evidenciaba en su pelaje, sus ojos, sus patitas y la delgadez de su pequeño cuerpo. El día que Lucky llegó a casa nos dedicamos a curar sus miedos y sus heridas visibles hechas por el abandono y la calle en sí misma. Los primeros días solo dormía en una caja y si escuchaba alguna voz fuera de la casa saltaba del susto. Transcurrieron los días en los que Lucky fue agarrando confianza y fue apropiándose de este corazón y de mi familia, se convirtió en uno de nosotros, mi amigo, mi amor gatuno. Su pelaje se volvió brillante, en sus ojos ya no existía el miedo y su pequeño cuerpo fue agarrando suficiente masa muscular para verse sano y saludable.
Siempre me sorprendía con sus grandes ojos y me despertaba con alguna gracia propia de los hermosos felinos.
Los años pasaron y con ellos sus juegos, sus mimos y ronroneos... aquellos que me sacaban de cualquier espacio emocional de incertidumbre, tristeza o ansiedad. Incluso cuando estuve enferma el cuidaba mis sueños, me acompañaba a en cualquier parte de la casa en el día o en esas largas noches de trabajo en la pc, si Santiago despertaba el de inmediato corría a calmarlo tras un episodio de pesadillas y luego de quedarse dormido Lucky regresaba a donde yo estuviera (mi cuarto, la sala).
Tenía un carácter muy dócil y una personalidad siempre dispuesta a compartir en familia, era común verle saltar por la casa e incluso jugar a las escondidas era fantástico para él (sí, usted leyó bien, el gato correteaba la casa y jugábamos a las escondidas). Muchas veces solo se sentaba a contemplar lo que yo hacía. Teníamos una relación muy estrecha, al punto de compartir la cama… muchas de esas noches dormía esparramado a mis pies y otras tantas en su cesta.
Eran perfectos los momentos junto a Lucky, hasta posaba para mí y hacía que mi pasión fotográfica creciera cada vez que se armaba el set.
Es verdad aquello de que la vida se compone de momentos, momentos de alegrías, aprendizajes, tristezas e incluso melancolía ¿Por qué no? Pero este amor, ese amor gatuno definitivamente ha hecho una gran mella en mí... Aprendí tanto de este inmenso amor cómo pocos lo hacen.
Sin duda alguna con su peludo cuerpo y sus grandes ojos llenos de amor y a veces de travesura nos acompañó mientras, reíamos, llorábamos, trabajamos y soñábamos. Se convirtió en un hijo más, un hijo de 4 patas.
Nos sorprendió en tantos momentos con su inteligencia felina, que hasta me atrevería a decir que entendía cuando algo pasaba para no apartarse de nosotros. Lucky era el Sr. Gato.
No sabemos cómo ni por qué el enfermo en octubre del 2016, estuvo tan grave que el corazón comenzó a crujir en mi pecho, en aquellos días tan terribles para él y dolorosos para nosotros que e n esa oportunidad logramos arrancarlo de las manos de la muerte, así el alma volvió a mi cuerpo mientras que aquellas lágrimas familiares se tornaron en sonrisas...
Tenía un problema hepático en el que recayó una vez más y entendí que pronto iba a partir de nuestro lado. Que terrible noticia cuando aquel veterinario anuncio que sus recaídas lo iban a apartar de mí.
Quise evitar que sufriera, mi hijo y yo le dimos lo que teníamos y no teníamos para que él estuviera bien y fuera feliz; un día de la noche a la mañana recayó y al paso de los días empeoró y mi corazón nuevamente crujió en mí pecho.
Ese 6 de julio del 2017 mi vida cambió y sentí como mi pecho se apretaba al no poder evitar lo inevitable, pase toda la madrugada con alguna esperanza de vida para nuestro pequeño peludito y mientras aquella esperanza se terminaba en oraciones muy pronto noté que acompañaba a mi mejor amigo en su camino a otro plano… Amaneció de golpe y mientras él se quejaba el tiempo se detuvo y el corazón fue crujiendo en mí pecho y en su último maullido mi corazón crujió.
Te extraño Lucky.
Consejo: Te iría mucho mejor si en las etiquetas pusieras este orden en un próximo post: spanish cervantes fotografia vidapersonal animales
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Gracias por la sugerencia. ♥
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