Mayo! Mes de Nuestra Santísima Virgen Maria.
María ha estado presente a lo largo de mi vida.
Por Ella volví a una vida de fe. Seguro que a través de su intercesión llegaría a Jesús. Ella, María, se me mostró como un camino muy seguro para volver a Jesús, a mi que andaba perdido en el mundo.
Desde mi juventud, la veía en las iglesias, con cierto conocimiento de que Ella estaba ahí. Entonces no tenía una relación con Ella. Pero como cualquier niño pequeño, sabe que anda seguro porque su madre lo vigila de cerca. Aún asi, en ocasiones la recordaba en otras no.
Mi vida de fe nunca fue intensa. Iba y venía. Aunque siempre me consideré creyente, a veces dudé, sobre todo en la adolescencia. En ese tiempo todo era necesidad de vivir aceleradamente. Curiosamente, permanecí en grupos donde impartía catequesis y misionero. En perspectiva veo que nunca me atreví a alejarme: cómo un niño corría hacia el mar para mojarme los pies, pero al venir la ola, corría hacia la orilla para salvarme de su inmensidad... asi era mi relación con el mundo, probándolo y alejándome con miedo a sumergirme totalmente. Nunca abandone mi orilla.
Vengo de una familia Católica. Mis padres, aunque no muy entregados a la iglesia, se preocuparon por tener y darnos a sus hijos todos los sacramentos.
Recuerdo haber ido a misa los domingos y ocasiones especiales. Quizá mas por obligación. Pero siempre en obediencia. Y eso no se olvida. Como ver a mi madre leer a diario su biblia, aunque después supe que no le gustaba nuestra iglesia.
Y hoy estoy de vuelta, gracias a Dios, quien ha obrado en mi, y cuya misericordia se derrama de generación en generación.