Si la fórmula era la correcta, todo ocurriría como lo sospechaba Strauss. Necesitaba probarla y comenzó con animales pequeños. El gato negro de la señora Hipólita no sobrevivió, pero aún la doña lo llama desde la puerta trasera de la casa, que da a una ventana del laboratorio. Strauss sonríe cada vez que escucha a la señora gorda y morena gritar: “¡Negritoooo!, ¡Negritoooo!, ¿por qué no has vuelto, Negritoooo?”.
Si no has leído la primera parte de esta historia, aquí está.
Hizo los ajustes y fue por un animal más grande. Un perro. Dimitri resolvió esta vez al candidato. Lo trajo de una calle vecina. Se notaba que era de alguien.Tamaño mediano, pelaje negro brillante y denso y ojos tiernos. Dimitri lo sostuvo, Strauss le inyectó la sustancia, el can durmió y al cabo de unos minutos despertó y lo dejaron ir.
La noticia corrió desde la noche. Un perro había atacado a su dueño, un niño de 12 años, causándole heridas graves. Al animal tuvieron que sacrificarlo, fue la única manera para que soltera al pequeño. Cuando Dimitri le informaba a Strauss lo ocurrido, la satisfacción se dibujaba en su rostro.
-¡Funciona!, le dijo con los ojos encendidos de odio.
Para confirmar, Strauss quiso hacer una prueba más y envió a Dimitri a robar un mono del zoológico. El joven llegó en la madrugada arañado y sudado, pero con el primate consigo. Lo enjaularon y le aplicaron la inyección. Minutos después el animal parecía tener alucinaciones fuertes. Gritaba, se sacudía, golpeaba su cabeza contra los barrotes. En un fuerte arrebato la jaula se volteó y el mono saltó violentamente hacia Strauss, al que trataba de asfixiar con sus pequeñas manos y cola. Dimitri apareció por el bullicio y de un golpe disminuyó al mono.
Strauss no se preocupó por su estado de salud. Se fue a dormir con la idea de que ya era hora de experimentar a lo grande. ¿Cómo? ¿Cómo?, se preguntaba una y otra vez mientras cerraba sus ojos.
Esta es la segunda parte de una historia dividida en tres, inspirada por un trabajo universitario que realicé cuando estudié la licenciatura de Comunicación Social mención Audiovisual. A su vez, en aquel tiempo me inspiré en “El Gabinete del Doctor Caligari”, la obra maestra del cine expresionista alemán. Las fotografías son propias (@alevil)
@alevil Maravilloso relato, espero estar leyéndo pronto la siguiente entrega.
Gracias por compartirlo.
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