Este es el tercer episodio de la historia policial y chistosa Sánchez y Narvaez II - Policial - Literatura Negra, de @jcalero quien nos retó a @marlyncabrera y a mi a seguirla, en medio de una serie de creación de segundas partes de relatos y cuentos de otras personas que comenzó con una equivocación.
Los podridos
Nos habíamos salvado de los dos casos anteriores. Pero hubo un tercer muerto podrido en nuestra guardia. Sánchez vociferaba maldiciones y lanzaba lo que se encontrara en su camino mientras salíamos de la comisaría y Rodríguez, que acababa de entregar el testigo, se echaba fresco con una carpeta marrón. Seguro recordaba cuando hace una semana nos burlamos de él porque iba a recoger gusanos.
El carro debió verse como un toro furioso en la autopista, cuando íbamos al barrio en el que en una semana han sido descubiertos tres -con el de hoy- cadáveres descompuestos. El primero fue en su casa, un viejito que vivía solo se murió y nadie lo supo hasta que la pudrición fue a molestar a los ranchos vecinos.
Cuando hallaron al segundo cerca de la quebrada, en las mismas condiciones, la línea de investigación cambió.
–Hay un patrón, es un asesino en serie, como dicen en la televisión, Narvaez –me dijo Sánchez una tarde de cervezas en el bar.
Recordé esa frase y se la dije a ver si se calmaba.
–¿Y si nosotros atrapamos al asesino en serie, guevón? –maticé–. Nos ganamos al comisario y nos da más días libres.
Sánchez se quedó pensativo, le quitó peso al pie que empujaba el pedal del carro y comenzó a hacer conjeturas: Seguro es un caníbal que después se arrepiente y deja al muerto botado, o no sabe cómo es el proceso de sacarle la carne, sabías que mientras más viva esté la persona es mejor el tajo que se le saca, de seguro es así, es un coño e’madre caníbal que todavía no es caníbal, es como cuando vas de cacería y atrapas a un conejo con una herida de muerte, pero te das cuenta que no sabes quitarle la piel y prepararlo, pasan las horas y lo dejas botado, así debe ser este asesino en serie, los muertos son todos hombres, el comegente de Táchira decía que le gustaba más la carne de hombre y parece que no era marico, sino loco, éste también debe ser un loco así, y te digo una verga.
–¿Qué? –le respondí animoso con la esperanza que parara su retahíla de estupideces.
–Nosotros lo vamos a atrapar y saldremos en televisión y en los periódicos –sonrió-. ¡Vas a ver!
Ya no nos vamos matando por la autopista, bien por mí. Pero ahora vamos a atrapar a un caníbal. ¿En qué me metí por gafo?
El muerto estaba detrás del rancho donde vivía con su mamá y tres hermanitos barrigones más pequeños pero de padres diferentes. A pesar de la tristeza de la mujer, que no pasaba de los 30 años pero parecía tener 50, un reggaetón sonaba en uno de los ranchos vecinos.
Otra mujer se nos acercó con la foto de un muchacho. Tenía casi una semana desaparecido y era amigo del que acababan de encontrar. “Ellos siempre andaban juntos. Ayúdenme a encontrarlo, por favor. Es mi hijo”.
Sánchez respiró profundo y yo sabía lo iba a hacer. Seguro le diría: “Señora resígnese, si el amigo está muerto seguro que él también”. Pero, lo ataje y hablé yo: “Claro que sí señora, lo buscaremos”.
Ya casi le estaban creciendo maticas y hongos al cadáver. Piel pegada al hueso y nada de pulpa en la cara, todo ya había sido comido por gusanos. Alguien fumaba tabacos para espantar la pudrición pero era peor, porque un olor no sustituyó al otro sino que se mezclaron.
Teníamos que examinarlo antes de llevárnoslo. Hechas las fotos, medidas las distancias, tomadas unas muestras, un par de chistes, buscamos pelea con el forense y estábamos listos. Con una pequeña pala moví el saco de huesos, piel y gusanos y Sánchez se fue en vomito.
Los vecinos asomados desde los patios cercanos se rieron del barrigón y él se arrechó más y vomitó más. Pero pronto los curiosos tendrían su momento. Cuando salimos con el podrido en la camilla, Sánchez provocó que se cayera. Los gusanos saltaron y hasta un brazo se desprendió. Fue un festival de vómito y arcadas espantosas.
Ya frente al volante, Sánchez reía, mientras los veía con cierto morbo.
–Mira aquel de allá –lo señaló haciendo un puchero con los labios–. El maldito no vomita, más bien está tranquilo. No le molesta el olor.
Era un hombre que llegaba a los 60 años, pelón, que alguna vez fue musculoso pero ya perdió masa y fortaleza. Usaba un pantalón de jean recortado, unas chancletas y nada más.
-¡Ese mismo es!
La deducción de Sánchez no tenía ni pies ni cabeza. El ser un duro para vomitar no te hace un asesino. ¿Cuántas veces lo he visto beber ron, cerveza, güisqui, comer perros calientes y ni con la resaca vomitó?
No le llevé la contraria, para no aguantarme la cantaleta. Preferí seguirle la corriente.
Esperamos a que la gente se dispersara. El pelón caminó unas 10 casas más arriba, entró en un rancho, uno de los alejados. Esperamos unos minutos y tocamos la puerta.
El hombre abrió masticando. De reojo vi que Sánchez me miraba y le adiviné el pensamiento: “Viste, te lo dije. Es un caníbal”.
–¿Podemos pasar, señor…? –preguntó Sánchez con una educación que no le conocía.
-Ra-ra-rafael, me-me llamó Rafael Fre-fref-iiites –respondió el presunto asesino en serie.
-¿Podemos pasar? –insistí, ya que no respondió.
-Sssssí, sí cla-claro.
Adentro había un olor raro. El ambiente era pesado. Era una mezcla de sangre y cloro, pero también como cuando se muere una rata y nadie la recoge.
Apenas el presunto comegente se dio la espalda, Sánchez se le fue encima y lo redujo al suelo.
-Sabemos que eres el asesino, maldito perro. ¿Te gusta la gente? ¿sucio? ¿comes gente? –le dijo cerca de la oreja, apretando los dientes.
-¿Qu-queé? Yo-yo nnno-no sooo-y u-un ca-caniiiíbal –se defendió temeroso, con esa tartamudez que desespera.
Para no participar en la locura de Sánchez, yo olía como un sabueso, buscando el origen del mal olor. Una nevera oxidada y bullosa me llamó la atención. La abrí con precaución, siguiendo el show. Allí estaba el muchacho desaparecido, en posición fetal, sostenido con un mecate.
–¡Sánchez, mira! –le llamé la atención y su cara de satisfacción era retorcida.
–¿Te lo ibas a comer? ¡Qué asco! –lo presionaba contra el suelo con más fuerza Sánchez.
-Nnnno, no…
-¿Y entonces tartamudo de mierda? ¿por qué lo mataste?
-Po-porqqque-me-me di-dijo tar-ta-ta-ta-mmmudo ddde mii-mi mi-mierda.
¡Fenomenal, @alevil! una exquisita historia. Me toco darle continuidad a la parte de @isauris quien continuo la parte de @marlyncabrera. Esto si que ha sido un reto.
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Ahh fijate, es que hice una especie de episodio independiente, y la otra vertiente sí es una historia mas conectada, que va muy bien
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Excelente, un buen caso para nuestros policías ejemplares. Gracias por continuar la historia, ahora espero la versión de @marlyncabrera
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Fui fan de güisqui. Y de todo el relato. Me encantó absolutamente todo, sobre todo el toque de humor. Le quedó muy bien al relato.
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Hola, gracias @kimbygrr. A muchos les choca que se escriba güisqui de este modo, pero es la forma castellana de esa palabra, y debemos respetar y amar el castellano. Es un relato policial con toques de humor, pero te invito a leer los dos primeros episodios que escribió @jcalero (los hallarás en su blog, hace varias semanas ya), pues este texto fue parte de un reto en el que debía escribir la continuación de un relato de otra persona. Y por cierto @marlyncabrera también hará su versión. Lectura recomendadísima.
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Los busqué, pero no los encontré. No sé si los habré pasado por alto o qué. Pero lo que sí encontré fueron más relatos tuyos y me encantaron. Y tus talleres de redacción. Me parece que no tienen el reconocimiento que se merecen. Esperemos que eso cambie. Yo mientras tanto, seguiré al tanto de tus relatos :) Y tienes razón, debemos amar y respetar nuestro idioma. Si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo hará?
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Gracias. Solo trato de compartir cosas que he aprendido con el tiempo y la formación, por supuesto. Aquí te dejo los links Sánchez y Narvaez I y Sánchez y Narvaez II. Espero que los disfrutes
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Saludos, @alevil. Vengo poco a poco, comentando y votando (porque mi tiempo es escaso y VP da dolor).
En mi opinión, esta parte III de "Sánchez y Narváez" está mucho mejor lograda que la mía al menos en cuanto al tono; sería difícil para mí determinar si las dos primeras partes y esta fueron escritas por el mismo autor o por personas diferentes.
Además, está súpero cómico. Me he reído tanto o más en esta segunda lectura que le doy.
¡Un abrazo!
Luego te escribo por Discord para bautizar la criatura ☻
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jajajaja, lo importante es que no se te olvida volver, el VP no importa si es poquito, lo importante es conocer tu opinión. Mi tiempo también es de locura, la diferencia es que mi trabajo consiste en estar conectado a la red, así que bueno..
Y como le dije a @jcalero, mucho de lo narrado en este post lo viví en mi cobertura de sucesos, por eso este estilo se me hizo fácil. Fue como escribir una nota de muertos, pero desde el punto de vista de dos policías, sin obviar los detalles cómicos del asunto.
Tu versión me gustó, porque pone a los personajes en serios aprietos, pero parece más bien el capítulo final de la temporada, por la tensión que hay. Gracias por pasar por aquí.
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