Las paredes de la habitación, eran blancas y había una pequeña lámpara con una luz muy tenue. El, un hombre con muchos fetiches. En especial le gustaba sentarse en un rincón y observarla mientras se vestía o desvestía. No siempre era ella el objeto de sus deseos; la sombra de su cuerpo semidesnudo reflejándose en la pared, lo desbordaba y lo llevaba al punto más álgido de sus pasiones.
Amanda Reverón
Del libro de relatos/Bitácora del sueño
2013
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Gracias por seguirme, un abrazo!!!
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