Hola! Sé que ha pasado un tiempo desde la última vez que publique, he pasado por unos que otros incidentes pero ya estoy de vuelta.
Siempre he creído que todos tenemos nuestra época favorita, no estoy hablando por alguna que en un momento determinado paso en nuestras vidas, sino de una época que poco en poco hizo a nuestro mundo, que le dio paso a ser como es hoy con sus pequeños (o incluso en muchos casos), grandes aportes. Es aquella con la que más nos sentimos identificados, la que más nos inspira a hacer y ser alguien ejemplar para cambiar nuestra propia época o quizás simplemente nos produce un anhelo lejano de haber vivido en ese momento, puede verse en los ochentas, en los tiempos de liberación y guerras hasta incluso en tiempos bíblicos.
Lo llamé de esta manera (como pueden notar en el título del post);
En aquel campo, lleno de tierra y lodo, donde todo aquello con sueños e idealismo se encuentra encerrado en un extenso alambre de púas, donde todo color se ha convertido en una escala de grises. En aquel campo, lleno de sudor y dolor, donde el sol no llega, donde todo es oscuridad, se encuentran algunos rayos de sol perdidos, cuyos nombres son Asim y Judas, ellos son los hombres restantes de una familia judía.
Judas, el hombrecito pequeño es alimentado a diario de energías y esperanzas dadas por Asim, el padre, aquel ser que es capaz de dar su vida por lo que ama, que lucha por lo que cree y, que no se detiene ante ninguna circunstancia, había decidido contagiar de luz a las almas en pena de allí. Habían pasado semanas de la llegada de estos dos a ese lugar lleno de desesperación e injusticia. Asim notó con angustia, que las pocas personas que habían podido obtener esta luz estaban desapareciendo, pero éste no se dio por vencido y siguió luchando por alumbrar ese lugar, hasta el punto de casi alcanzarlo. Pero, una noche los dueños de este campo, indignados por aquella revolución que este personaje había comenzado, optan por acabarla de la manera más trágica y dolorosa posible, matando así lo que más amaba nuestro hombre ejemplar, Judas, su querido hombrecito pequeño.
Pero, ¿qué pasó con este hombre que nunca dejaba de luchar?, ¿con aquella luz que había alumbrado a tantas personas?, ahora, solo queda un judío, sin nada que dar, resignado a su doloroso destino, nuestro querido Asim, permite que la oscuridad se apodere de él, dejando así, éste campo sin ningún tipo de luz, abandonando así todo esfuerzo hecho por cambiar los tones grisáceos.
Te lo he dicho siempre, Eres arte! Todo lo que escribes, tiene un toque único y especial y amo eso, así como te amo a ti mi Angelito...
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