Es impactante y a su vez escalofriante percatarnos de como la 4ta ciudad mas grande de Estados Unidos sucumbio como niño indifenso ante la fuerza implacable de la madre naturaleza.
Sus diques perfectamente ingeniados para contener tormentas no pudieron hacer frente ante los caprichos del Caribe.
Dichoso aquel que entre sus pertenencias posee una balsa o cualquier otro bote individual,fueron y seguiran siendo de de mucha ayuda.
No esta de sobra recordar que estamos a la merced de los humores de la madre naturaleza. Una vez mas nos demuestra que es capaz de arrazar con nuestra civilizacion, culpa de nuestro hijo, el cambio climatico.