Conservo en la piel
las cicatrices hirvientes de otra sed.
Están presentes esta noche
como un hondo río melancólico.
Edad en la vía láctea del tiempo
caballo de nata prolongado
colores y pajuelas en un paisaje de tactos.
Una a una
cuelgo en la noche
mi errabunda noción de dedos.
Aquella arena lunar
encallada olorosa a melocotones.
Conservo en la agonía de esta perfección
un paisaje de ojos inalcanzables.