SUERTE O DESDICHA (Relato)

in cervantes •  7 years ago  (edited)

“En lo más íntimo albergaba una pequeña duda
como un gusano que corroe el corazón de una manzana.”
CORALINE, Neil Gaiman

Dani y Lolita estaban muy felices con la pelota que su mamá les había regalado. Como estaban de vacaciones en la casa de campo, decidieron explorar un pequeño bosque que había cerca, y así podrían jugar con la pelota en ese sitio. «¡Antes de la noche los quiero acá!», les había recalcado la mamá desde lejos, cuando los veía irse. Así que los dos hermanos quedaron en jugar solo un rato, y más tarde se pasarían por la bodega para comprar caramelos y bolitas de chocolates.

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Se adentraron en el pequeño bosque, impresionándose con las alturas de los árboles, y sin pensarlo, se miraron con emoción y alegría. Empezaron a correr y a correr por el bosquecito, lanzándose la pelota, de un lado a otro. Todo parecía ir muy bien, hasta que…

−Ay, bueno, ahora te toca a ti buscarla −le dijo Dani, mientras veía como la pelota rodaba entre los árboles−, anda, ve, antes que se pierda.
−Bueno, está bien, Dani. Pero para la próxima lo buscas tú… −le advirtió Lolita, y salió en busca de la pelota.

En ese preciso momento, Dani se fue tras ella sigilosamente, para asustarla de regreso. Pero después de atravesar unos cuantos árboles, supo que la había perdido de vista. «Caminaré un poco más, debe estar cerca… Cuando la vea, me esconderé y cuando esté cerca, ¡ZASS! La asustaré», pensaba Dani, mientras se reía calladamente. Pero no volvió, y por más que buscaba, no consiguió verla por ningún lado. Sólo se encontró con una pequeña carpa de circo, con franjas verticales de color rojo y amarillo. En la parte de arriba, pudo ver el nombre del circo: Suerte o Desdicha. Más abajo, leyó la frase promocional en un letrero luminoso que cambiaban de palabras constantemente:

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"¡VEN Y DISFRUTA" después “DE ESTA GRAN FUNCIÓN” y luego “QUE NUNCA OLVIDARÁS".

Decidió preguntar sobre Lolita a la única taquillera. Era una mujer extremadamente delgada, de piel blanca como el papel cebolla, ojos negros y con una cara inexpresiva. Se encontraba barajeando las entradas como cartas de juegos.

−¿Una niña de unos 8 años, cabello oscuro y con una pelota roja? –le preguntó la taquillera.
−Sí, esa misma, ¿la vio por aquí?
−No recuerdo –dijo sin más. Y siguió barajeando las entradas, una y otra vez.
−Bueno –suspiró Dani, y se dio media vuelta para seguir buscando. Ya el sol empezaba a ocultarse, y no le convenían llegar tarde a casa, así que debía encontrarla y volver.
−Pero –agregó la taquillera. Dani se detuvo y se dio la vuelta. La taquillera continuó hablando en un tono musical y un poco misterioso−, podía ser, que quizás, en algún pequeño momento, una niña hubiera entrado aquí…
−O sea, que podría estar dentro, ¿no?
−Sí –respondió, y un destello de ave hambrienta apareció en sus ojos.
−¿Puedo pasar para buscarla? Es que ya casi es de noche y necesitamos irnos a casa –le confesó, angustiado.
−Sí… y no –repitió, barajeando las entradas, había algo de misterio en su respuesta que Dani no entendía, ni tenía tiempo para cuestionarse el porqué de su enigmática respuesta.
−Pero necesito pasar –objetó−, ya casi es de noche y…
La taquillera lo interrumpió. −Toma ésta entrada, así podrás pasar, pero…

Dani la interrumpió esta vez a ella. Con apuros sacó de sus bolsillos, parte del dinero que le había dado su mamá, para comprar caramelos y bolitas de chocolates. «No hay tiempo que perder…», pensó Dani. Le entregó algunos billetes y agarró la entrada, que tenía escrito la palabra “LUZ”.

−Pero… −alcanzó a decir la taquillera, para ver si lograba escuchar. Sin embargo Dani ya había entrado−. Bueno, así son los niños de hoy en día, no escuchan lo que tiene que decirles los adultos, por eso es que se llevan sus chascos. Supongo que ya no hay vuelta atrás…

Cuando Dani atravesó el largo pasillo oscuro, se sorprendió al ver que el circo era muy grande, y la parte de arriba era muy alta, mucho más, totalmente oscuro. Y se podía decir, sino exagero, que se lograba confundir con la noche y las estrellas, como si no hubiera techo alguno. Alrededor de Dani, había millones de sillas ocupadas por personas en la oscuridad, observando el acto de circo que pronto daría comienzo. Buscó con su mirada por todos lados, para ver si lograba encontrar a Lolita entre los asientos. Pasó por entre las personas de un lugar a otro, recorriendo palmo a palmo todo, y se sorprendió de que no le dijeran nada. Parecían estar inmóviles esperando la función.

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La música comenzó y entró al escenario un hombre con un traje de colores ajustado, con el cabello largo, agarrado en una cola de caballo. Sostenía sobre sus manos cinco cuchillos. Del otro extremo del escenario, había un círculo de madera, con Lolita en el medio, sujetada de pies a cabeza.

"Pero si a Lolita no le gusta que la agarren de participante en las funciones…", pensó Dani. Unas manos lo sujetaron y lo obligaron a sentarse en el puesto vacío que tenía detrás: eran los espectadores. Se sintió incómodo y solo se dedicó a ver la función.

Lolita miraba para todos lados con curiosidad, se lograba ver que estaba asustada. La rueda comenzó a girar y el lanzacuchillos se preparó para tirarlos. El primero cayó en el espacio de las dos piernas, y los otros tres siguientes, en distintos espacios de la rueda. Dani se asustaba cada vez que el lanzacuchillos se preparaba para tirar, sentía que algo podría salir mal. La tensión se incrementó con el último cuchillo, cuando el hombre se preparaba para lanzarlo, una especie de humo envolvió la rueda que giraba junto con Lolita.

A continuación, el hombre lanzó su último cuchillo…

Lo que no se supo fue en dónde cayó, porque el humo que envolvía la rueda, no dejó verlo.

El hombre lanzacuchillos dio una reverencia, y los espectadores empezaron aplaudir, aquello se escuchaba como si miles de madera chocaran entre sí. Dani quería preguntarle al señor de al lado que si había visto en dónde había caído el cuchillo, pero en ese momento el escenario se transformó, y las luces cambiaron de colores.

Cayó desde arriba una gran jaula, similar a las de los pájaros, que cubría todo el escenario. El humo había desaparecido, y la rueda también; se abrió una puerta donde una gran leona rugía, mientras caminaba hacia el centro de la jaula. Dani agudizó la vista y logró ver que aquella leona era su hermana, pero con mucho más pelo y una cola que no dejaba de moverse.

Dani se inquietaba, removiéndose en su asiento, cuando veía que el domador le pegaba latigazos a la leona para que se moviera. Quería correr hacia donde su hermana, pero algo no lo dejaba salir, estaba pegado a la silla como un pedazo de imán a un metal. Tuvo que soportar ver todos aquellos latigazos, observando como hacía increíbles saltos y retos que el domador le exigía.

En el siguiente acto, la jaula se levantó, y unas luces iluminaron hasta lo más alto del techo, donde dos acróbatas se balanceaban en un columpio, mientras sujetaban a Lolita de los brazos y la lanzaban de un extremo a otro, donde lo esperaba un acróbata, mientras el columpio se movía, para luego repetir el proceso.

Unos tambores empezaron a sonar con una especie de percusión rápida: pronto iba a llegar el clímax. Lanzaron a Lolita hacia arriba, lo más alto que pudieron, mientras giraba una y otra vez, para luego dejarla caer en el vacío a una velocidad vertiginosa. Dani veía cómo su hermana descendía desde lo más alto, y no pudo evitar mirar rápidamente al suelo donde caería. Notó cómo dos payasos, que caminaban de manera chistosa, ponían un vaso de agua en el medio del escenario.

El corazón de Dani sufrió un fuerte revuelco cuando vio a su hermana muy cerca de chocar contra el suelo. Cerró los ojos esperando que todo fuera mentira, y por un momento la tensión en el aire, fue cortada por el estrepitoso sonido de los aplausos del público. Cuando abrió los ojos, su hermana estaba nadando dentro del vaso de agua, como un pez en una pequeña pecera, que sostenía un payaso como exhibición al público.

Se apagaron las luces y seguían escuchándose los aplausos. Luego se encendieron nuevamente y ahora Lolita estaba vestida con ropa ajustada y negra, junto a un Mago. El mago introdujo a Lolita dentro de un ataúd, que estaba sobre una mesa grande. Procedió a prender una moto sierra, haciéndola sonar varias veces para crear tensión en el público.

La motosierra poco a poco iba cortando el ataúd en dos. Dani palideció cuando vio cambiar la cara de Lolita a una oscura expresión, digna de terror. «Lolita va a…», pensaba Dani. Hasta que sucedió todo lo contrario, Lolita comenzó a reír desesperadamente, como si miles de plumas le estuvieran haciendo cosquillas por el ombligo y por los pies.

Dani se sorprendió, porque el ataúd estaba cortado en dos, y Lolita aún seguía riéndose. Del otro extremo, sus pies de niña aún seguían retorciéndose de la risa.

El Mago hizo una reverencia y el público comenzó a aplaudir eufóricamente. Se apagaron las luces del escenario y todos se levantaron para retirarse; Dani se dio cuenta que podría moverse de la silla y también decidió levantarse para salir.

Esperó dentro hasta que todos avanzaran. Se encontró con Lolita que venía corriendo junto a su pelota, para abrazarlo.
−Dani, ¿me viste? ¿Viste mi presentación? –le preguntó entusiasmada.
−Lolita, ¿qué era eso? Pensé que ibas a morir…
−Discúlpame por no haberte avisado –le dijo Lolita−, pero es que la pelota había entrado en el circo, y la señora me dijo que para entrar tenía que comprar la entrada, y pues… la compré para buscarla.
−¿Y ellos te obligaron a participar? –quiso saber Dani.
−No, me dijeron que me darían chucherías –sacó distintos caramelos de su bolsillo, y abrió dos que empezaron a comérselos.
−¿Y por qué ponías cara de dolor en el espectáculo de la leona? –le preguntó mientras masticaba los caramelos.
−Ya sabes, bobo, tenía que interpretar mi papel correctamente –se rio con inocencia.

Dani le recordó a su hermana que si no se iban rápido, mamá se enfurecería. Entonces se dieron cuenta que para salir, las personas hacían dos colas: una para pasar por la puerta que decía Luz, y otra para Oscuridad. Dani miró su entrada y decía Luz, mientras que la de Lolita decía Oscuridad. Cada uno hizo la cola según su entrada. Dani estaba ansioso por salir, pues sabía que ya era de noche.

−Señor, ¿me puede dar la hora? –le preguntó Dani al señor de al frente, pero no contestó.

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Lo llamó repetida veces, jalándole por el suéter. Hasta que se adelantó un poco para mirarlo y se sorprendió al ver que era un muñeco grande de madera, con forma de humano, que crujía cada vez que avanzaba la cola. A Dani no le dio tiempo de cuestionar lo que acababa de ver, porque le sorprendió que ya estuvieran a punto de salir. Vio a su hermana justo antes de pasar por su puerta, y notó que sonreía mientras abría otros caramelos.

«Me alegra que esté feliz», pensó Dani, y luego pasó por la puerta que le correspondía a él.

Una vez fuera, notó que ya era de noche. Todos los muñecos con ropa que habían estado adentro, se movieron entre sí para formar otra fila, y volver a entrar a la función. Dani notó que no veía a Lolita por ningún lado. Decidió preguntarles a las personas o lo que sea que eran, pero no contestaban nada de lo que se le preguntaran, ni siquiera miraban. Dani decidió ir a buscar por los lados del circo. Inspeccionó por todos los alrededores y más allá, sin encontrar nada. Para cuando volvió…

… el circo había desaparecido.

Dani no entendía porque en tan solo unos minutos se habían ido. «Las ideas vuelan en ese circo», pensó. Dani supuso que Lolita se había adelantado hacia la casa, juzgando por lo tarde que era. Así que corrió hacia su casa para ver si se había adelantado, como lo estaba pensando.

Cuando entró a la casa, se dirigió a la cocina, donde su mamá preparaba comida. Dani miraba por todos lados, buscando a Lolita, tratando de no parecer angustiado. En pasos sigilosos se fue para su cuarto, sin que su mamá se diera cuenta, para cerciorarse de que estaba allí. Su corazón respiró profundamente cuando pudo ver al cuerpo de su hermana arropada con la sábana.

«Pobre, la función la debe haber dejado muy cansada», pensó Dani. «La dejaré dormir.»

Iba a apagar las luces, cuando se arrepintió y se acercó para darle un beso en la frente de buenas noches, como mamá les había enseñado. Pero cuando quitó la sábana que cubría el cuerpo, sus ojos se dilataron de miedo. Lo que estaba debajo de las sábanas no era el cuerpo de Lolita, era su pelota junto a otras sábanas más que hacían bulto.

Asustado, lo siguiente que vio, fue una nota con una delicada letra infantil, decía: «Dani, me quedé para la segunda función, espero verte allí…»

Lo leyó dos veces, y hasta más, porque no lograba comprender. Todo lo encontraba realmente ilógico. Pero por otra parte, su cordura le decía que su hermana aún estaba en aquel circo… y que debía irla a buscar.

Fue entonces cuando decidió aventurarse a salir de su casa a escondidas, y correr hacia el bosque donde estaba Lolita. Sabía que debía llegar en poco tiempo junto con Lolita, ya era de noche y resultaba un milagro que la mamá aún no los hubiese buscado.

Y como lo esperaba, allí estaba el circo Suerte o Desdicha, con su peculiar frase de bienvenida. El miedo de recibir un castigo por parte de la mamá, movió a Dani al querer entrar cuanto antes al circo. Pero una vez más lo detuvo la taquillera, con sus manos huesudas.

−Ya sabes la regla: si quieres entrar debes… −nuevamente Dani la interrumpió dándole lo último que le quedaba de dinero.

Con entrada en mano, entró apresurado para buscar a Lolita. Y una vez más, la taquillera no pudo decirle el precio de la entrada.

Cuando Dani entró, justamente las luces se encendieron y se lograba ver a una hermosa muñeca de madera pequeña, patinando con profesionalidad sobre una pista de hielo. Todos los espectadores voltearon sus cabezas de maderas y miraron fijamente a Dani, como dándole la bienvenida al circo Suerte o Desdicha.

Afuera, el letrero de bienvenida decía: “VEN Y DISFRUTA - DE ESTA GRAN FUNCIÓN - QUE NUNCA OLVIDARÁS
A la vez que se agregaba una frase final en rojo: - Y DE LA QUE NO QUERRÁS SALIR NUNCA MÁS.”

Dani empezaba a temblar de miedo, y sus lágrimas salieron como agua del grifo, porque había comprendido dos cosas, que aquella muñeca era lo que alguna vez fue su hermana Lolita... y porque había entendido qué era lo que la taquillera siempre había querido decirle, pero que nunca la escuchó. Dani aflojó la mano donde estaba su entrada, y esta cayó como las hojas de los árboles, lentamente, volteándose para caer de cara y mostrar su futuro…

…Desgraciadamente la entrada de Dani decía:

Oscuridad


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FIN… TAL VEZ

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Pues si, terminé el relato :) ... Lindo escrito, irónicamente, aunque haya sido de terror.

Me alegro que te haya gustado mi escrito, me incentiva mucho a seguir escribiendo.

Interesante lectura.
Aunque no soy muy fan del terror textual, prefiero el visual.

De igual forma, está muy bien redactado.
Saludos y suerte ;)

Muchas gracias, saludos!

Me encantó este cuento, de verdad me atrapaste en tus palabras. Espero que sigas escribiendo mas de éste genero.