¡Ay mi Dios, quién dijera!
que yo tendría de pareja
a una bonita morena
que conocí en la bodega.
¡Ah carrizo! pero lo que me critican
es que ella es la hija de mi compadre,
y aunque la gente no se lo explica,
ella será a quien siempre yo ame.
Agripina es su nombre de pila,
a ella le encanta que la mime;
que la consienta como a una niña,
y que cuando la duerma, yo la cobije.
Ya mi mujercita está encinta
y dicen las comadronas de aquí
que parirá una hembrita linda
y eso nos hace muy feliz.
Pero nunca faltan envidiosas
que se muestran egoistas también;
aunque a nosotros esas cosas
no nos cambian de parecer.
Por allí saltó la vendida de Inés
pretendiendo ser metiche de ocasión,
diciendo que yo fuí su macho, una vez,
y que por yo ser muy pobre me dejó.
¡Ja ja ja! Eso si dá risa mi compae
porque a esa misia ni la veo
ya que no es la moneda que me atrae,
y es a mi Agripina a quien quiero.
Pero le doy gracias a mi Dios
porque mi gente está clarita
de que Agripina es mi amor
porque me dará una bella hijita.
Así que es bueno agarrar consejos
y no dejarse llevar por la gente
que quieren tronchar los sueños
de este hombre y su Agripina decente.
Por Dios déjennos vivir felices
a la dulce espera de nuestro retoño;
y más bien sean participes
de nuestra celebración con gozo.