Padre Celestial te doy la gloria por haberme dado la capacidad de poder conocerte y obrar de acuerdo a tu perfecto plan.
Hazme recordar tus enseñanzas, que mi memoria siempre tenga presente tu sabiduría, mandamientos y promesas, para tener una larga vida con salud y prosperidad.
Lléname de tu bondad para que pueda reflejar tu amor al mundo.
Decido Señor, confiar en ti completamente y no apoyarme en mi propia inteligencia, hazme ver tu gran poder para hacer todas las cosas, así podré confiar con mayor firmeza y claridad.
Soñé que yo era un poeta.
Escribía poemas.
Y sin publicar ningún libro de poesía,
asistía a todos los recitales:
algunos del mundo y otros del submundo.
Yo era amigo de los poetas.
Unos olorosos a "cacharel" francés, y otros, olían
a los rincones del último prostíbulo de Macondo.
Algunos llevaban buenas vestimentas.
Y otros, no. Yo vestía con mi chaqueta negra,
y parecíamos extraterrestres.
Todos eran mis amigos, mis dignos amigos.
Casi todos, tan discretos, que no mostraban
sus egos, ni vanidades. Solamente, poesía.
Aquí, les aseguro, poetas:
Habitan mi corazón.
Brindo con Ustedes la existencia.