Hay un poema que vuela en las vísceras
abiertas de un colibrí, que no existe.
Su cuerpo es un vacío.
Atraviesa la humedad de mis ojos.
Atraviesa el vacío esencial
de todas las cosas.
Y la poesía no cambia.
Sobrevive, en la silueta imaginaria
de algún pájaro, que vuela
y alumbra la oscuridad.