¿Somos un cuerpo con alma o un alma conectada a un cuerpo?
El cuerpo y el alma son una sinergia, el alma es la esencia y el cuerpo el vínculo.
Nuestro cuerpo es nuestro templo debemos cuidarlo y amarlo, pues se deteriora nuestra salud si no lo tratamos con respeto, es el que nos sostiene y conduce en las direcciones que queremos, por ley de vida, nuestro cuerpo con el paso de los años va experimentando cambios considerables.
El alma no es tan diferente, al igual que el cuerpo cada una es única, con caracerísticas individuales y es lo que nos define entre ser buenas y malas personas, esto acompañado de los valores que nos inculquen a lo largo de nuestra vida nos definira y preparara para la adultez .
Cuando estamos en paz con nosotros mismos, nuestros cuerpos tambien se favorecen de ello, esta demostrado que una de las formas en que nuestro cuerpo libera endorfinas es haciendo el bien, por lo que tu alma se sentira complacida y tu cuerpo feliz.
Otras formas de liberar endorfinas son comiendo una comida muy deseada, haciendo ejercicios, comiendo algo de chocolate o simplemente fortaleciendo las relaciones personales.
En los ultimos tiempo son cada vez mas las personas que se atreven a probar el yoga, una practica que es mas una disciplina que un deporte, pues busca alinear, cuerpo, alma y mente, su objetivo es que el individuo conecte de manera simultánea estos tres puntos partiendo de la meditacion para un bienestar fisico y emocional.
Mientras mas conectemos con nuestro interior y como se debe tratar y respetar a tu cuerpo, mas cosas se verán impactadas positivamente en nuestra vida.
Iniciemos este proceso aprendiendo a querernos y conocernos, y asi sigamos fluyendo siempre a ser lo mas felices que se pueda.
Recuerda la felicidad no es mas que la suma de pequeños momentos, ¿ y tu, cuando empiezas?
Esta historia es de mis favoritas y la compartiré con ustedes.
Parafraseando el cuento de Jorge Bucay, El Buscador...
El buscador llego a una ciudad, guiado por su instinto para ir hasta alla, y logra visualizar una colina cubierta con un hermoso verdor, frondosos arboles y piedras blancas al azar, decidió acercarse a descansar.
Para su sorpresa, mas cerca se da cuenta de que las piedras no eran tal cosa, eran lápidas, estaba en un cementerio, se acerco a curiosear y miro con asombro lo que decia, Abedul Tare , vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días, se sintió triste al ver que se trataba de un nino.
No pudo evitar leer la de al lado, Lamar Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas, muy impresionado siguio leyendo y pudo notar que todas eran similares, se sintio conmocionado y empezo a llorar. Viendo lo que ocurria, el cuidador del cementerio se acerco y pregunto si alguno era su familiar; a lo que respondio que no, y pregunto - ¿Pero que maldicion tan grande tiene este pueblo para que mueran tantos ninos?.
El anciano sonrio y dijo:
“Pierda Usted cuidado, no hay tal maldición, aquí tenemos una vieja costumbre. Cuando un joven cumple quince años, sus padres le regalan una libreta, como ésta que tengo colgando del cuello, y es tradición entre nosotros que, a partir de entonces, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abra la libreta y anote en ella: a la izquierda, qué fue lo disfrutado, a la derecha, cuánto tiempo duró ese gozo. ¿Conoció a su novia y se enamoró de ella? ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla? ¿Una semana, dos? ¿Tres semanas y media? ¿Y después?, la emoción del primer beso, ¿cuánto duró?.
¿Y el embarazo o el nacimiento del primer hijo? ¿Y el casamiento de los amigos? ¿Y el viaje más deseado? ¿Y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano?
Y cuando alguien se muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba. Porque ése es, para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido.