PANCHITO, EL TRIUNFO DEL AMOR VERDADERO (Capítulo final)

in cervantes •  7 years ago 


Fuente

  • ...me llamo Francisco, pero desde niño me dicen Panchito. Vengo de muy lejos.

María de los Ángeles le pregunta:

  • Y tu madre ¿Cómo se llama?

  • Estela

Cuando María de los Ángeles escucha la historia del Panchito se queda estupefacta al comprobar que coincidía con la historia que le había relatado su padre, el Conde la Palma. El nombre era igual al de su hijo, el nombre de la madre adoptiva también.

María de los Ángeles exclama:

  • ¡Dios, hijo!

De inmediato se le aceró y examinó la parte trasera de la oreja del chico. Allí, en efecto, encontró el lunar en forma de mariposa, la marca que corroboraba su sospecha de que Panchito era su hijo. No lo podía creer, Dios le había traído a su hijo hasta su casa. Con los ojos arrasados en lágrimas abrazó al niño.

Panchito no entendía nada, pero sentía un sentimiento hermoso hacia esa señora que acababa de conocer. María de los Ángeles se sentó con él y le explicó todo. A partir de ese momento madre e hijos, separados por diez años, se encontraron, se reunieron y ya no se separaron más.

Panchito se quedó con su madre y su vida cambió desde ese momento. María de los Ángeles le contó con detalle todo lo ocurrido y el engaño de su padre. Panchito entendió todo y se quedó con su madre, le dio amor y cariño. Tres años después ya había aprendido muchas cosas. Era muy inteligente y con la ayuda de los mejores profesores privados que la madre contrató para él ya sabía tocar el piano y hablar tres idiomas diferentes. Acudía a una academia de prestigio donde le enseñaron protocolo, urbanidad, buenas maneras y todo lo que necesitaba saber el futuro Conde de Las Palmas.

Panchito se sentía feliz. Tocaba el piano prodigiosamente y era reconocido en la alta sociedad española y en los grandes salones de los reyes como un talentosísimo pianista.

Con el tiempo Panchito, o, como era llamado ahora, Conde Francisco de La Palma de Mallorca decidió, con el permiso de su madre, visitar a la señora que le había criado. Le llevó una cesta de frutas.

La señora estaba algo enferma. Las palabras de Panchito fueron:

  • Te traigo este cesto de frutas como regalo por el tiempo en que tal vez me cuidaste y te invito a que cambies tu corazón y seas un mejor ser humano. Llénate de misericordia.

Se dio la vuelta y se fue. Más nunca supo de ella ni de sus hijos. Panchito vivió con su madre y se casó con una muchacha de la realeza. Y esta historia llegó a feliz término dejando como consejo que nunca trates mal a las personas porque tú no sabes si tienes al frente a un Conde o a un gran pianista

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muy buena historia, es cierto la vida da muchas vueltas y giros inesperados.