Con tu mirada perdida y una sonrisa en
la mejilla, contemplas como te miro.
Eres linda, muy bonita, la gracia se te
refleja y te dan tanta dulzura, que
solamente la tiene la orquídea en la
primavera.
Bendita estaba la mano que esculpio
tanta belleza.
Bendita estaba la mano que esculpio tu
lindo talle.
No reflejando en tu cara, la angustia de
ser lisiada.
Bendito dios, bendita tierra, bendita
mujer que pario.
El que tallo tanta hermosura.
El que con cincel y golpes, con martillo y
una piedra.
Dos que la estaban mirando y una que
estaba posando.
Fue sacando hacia la luz.
La imagen que tuya vez, una dama bien
formada, con el torso descubierto y el
manto en la cintura.
Con sus pechos perfilados y sus brazos
cercenados.
Y a pesar de su tragedia sin protesta y
sin lamento adornan tu bello hogar con
sonrisa y con dulzura.