SERVIR A LOS MUERTOS (CUENTO EXPRESS PROPIO)

in cervantes •  7 years ago 

Él era un joven minero que fue tocado por el amor una tarde fría y hermosa, en la montaña donde vivía.

Se enamoró de ella, una joven linda, ahijada de su tía Matilde

Ella, en esos días, fue a llevarle provisiones a su madrina, pero regresó muy pronto a su poblado.

Él no lo dudó ni un minuto, por eso no tardó en tomar la decisión de ir tras el amor

Al día siguiente, muy temprano, pasó por la casa de su tía Matilde. La tía le brindo café en esos pocillos tan pintorescos que reflejaban las muchas madrugadas de Matilde. Mirando el fondo del café y con disimulo, aunque decidido, él se acercó a su tía y le dijo en voz baja: - dime donde vive ella.

Matilde, miró el brillo de sus ojos y le preguntó en forma directa: -¿tú cómo que estás enamora'o muchacho?

Él respondió primero con un gesto afirmativo de su cabeza, la voz llegó después, así como cuando primero llega el relámpago, anunciándose y luego el trueno, él le dijo:

-¡Síí mi tía...Sí mi tía estoy flecha'o!

Matilde entró en su cuarto, tomo un crucifijo de oro y varias monedas, las envolvió en un pañuelo y se las entregó a su sobrino, le dio un beso en la frente y le echó la bendición diciéndole: - vaya a buscarla, que esa muchacha se jue con mal de amores

Él llegó al poblado, visitó a ella y la convenció de que escaparan juntos
Huyeron del pueblo a escondidas, con el frío y la oscuridad de la madrugada se marcharon, sin mirar ni un segundo atrás.

Nunca más supieron de ellos

En la plaza del pueblo inventaban historias, se transmitían de boca en boca, le iban agregando episodios, cualquiera desde afuera podía ver como nacía y crecía una leyenda. Muchos decían que se los tragó la tierra.

Así que, aún no sé, si lo que sé de él y ella es fantasía o si así fueron los hechos. Lo que tengo por cierto es que caminaron por días, hasta que llegaron a un poblado detrás de muchas montañas. Allí, gracias al dinero que él recibió de la tía Matilde, ellos alquilaron un ranchito. Solo que, desde la primera noche, ambos fueron sorprendidos por una luz intensa que aparecía en el rincón de la casa, bastaba que cayera la oscuridad mas profunda para que la luz irrumpiera en la esquina. Apenas la luz aparecía, ambos se persignaban y pedían a las ánimas benditas por el descanso en paz de esa alma que se les aparecía. Se dirigían a la luz con afecto, no asustados, sino como si fuese un finado propio, preocupados por esa alma que no conseguía descanso.

Pasaron tres días con sus noches y él no se contuvo, llevaban tres días sin dormir mirando esa luminiscencia que le recordaba las luces que brillaban -para otros- en las minas. Así que, con sus propias manos excavó en el sitio de la luz, no tuvo que batallar mucho con la tierra compactada porque casi superficialmente encontró, envueltas en una tela ajada, unas cuantas Morocotas, el brillo del oro -que tanto buscó infructuosamente en las minas- relucía allí, en las imponentes monedas. Él le dijo a su amada:
-Estas monedas son de esa alma que nos las entregó para descansar en paz, debemos partir muy lejos donde nadie nos conozca y servir a los muertos, trabajar toda nuestra vida para los difuntos.

Ambos hicieron al unísono la misma promesa. Llegaron lejos, a la capital, allí no conocían a nadie. Él no sabía leer, pero ella lo enseñó con entrega, con la misma entrega que empezaron a hacer ataúdes, hasta especializarse en la delicadeza de las pompas fúnebres. Cumpliendo la promesa de servir a los muertos por la ayuda recibida, fundaron una funeraria, erigieron -en lo que era una finquita- un elegante sitio de paz para el velorio y la despedida.

Con los años, su funeraria creció y se hizo imprescindible, es la mejor del país; su obra es ejemplo de sobriedad y atención, sus ataúdes son los mejores … ¡están bien servidos los muertos!

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Ilustración por @belsaiyanez (mi compañera)

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Me gustó mucho, gracias por compartir, el equipo Cervantes apoyando a la comunidad, por cierto felicita a tu compañera por su ilustración.

Gracias muy amable por su felicitación
Un Abrazo El Tamaño De Sancho Panza
Se les quiere mucho

Muy bonito, cada palabra te atrapa por completo. También escribo, estaré leyéndote.