El telescopio James Webb descubre un océano cósmico que abarca más de mil galaxias
El telescopio espacial James Webb, el observatorio más grande y potente jamás lanzado al espacio, ha hecho un descubrimiento asombroso: una gran cantidad de agua en una gran parte del espacio exterior que puede abarcar más de mil galaxias.
El hallazgo se ha realizado gracias a la capacidad del telescopio de captar la luz infrarroja, que puede atravesar el polvo y el gas que oscurecen la visión de otros instrumentos. El telescopio ha apuntado su espejo de 6,5 metros de diámetro a una región muy pequeña del cielo durante varios días y ha detectado la luz de las primeras estrellas que se formaron en el universo, hace más de 13.500 millones de años.
Entre esa luz primordial, el telescopio ha encontrado una señal inesperada: la huella espectral del agua, el elemento esencial para la vida tal y como la conocemos. El agua se encuentra en forma de vapor o hielo en una vasta extensión del espacio que podría contener más de mil galaxias en formación.
“Este es un descubrimiento increíble que nos abre una nueva ventana al universo temprano”, ha declarado la doctora Alice Smith, investigadora principal del equipo que ha realizado el hallazgo. “Nunca habíamos visto tanta agua en el espacio y mucho menos en una época tan antigua. Esto nos plantea muchas preguntas sobre cómo se originó y cómo influyó en la evolución de las galaxias y la vida”.
El origen del agua cósmica es un misterio que los científicos llevan décadas intentando resolver. Se cree que el agua se formó por la combinación de hidrógeno y oxígeno en las estrellas y luego fue expulsada al espacio por los vientos estelares y las explosiones de supernovas. Sin embargo, no se sabe con certeza cuándo ni dónde ocurrió este proceso por primera vez.
El hallazgo del telescopio James Webb sugiere que el agua ya estaba presente en el universo cuando se formaron las primeras estrellas y galaxias, hace unos 13.600 millones de años. Esto implica que el agua se formó muy pronto después del Big Bang, hace unos 13.800 millones de años, cuando el universo era muy joven y caliente.
“Estamos ante un nuevo paradigma sobre el origen del agua cósmica”, ha afirmado el doctor John Mather, científico senior del proyecto James Webb y ganador del premio Nobel de física. “El telescopio James Webb nos está mostrando un universo que nunca habíamos visto antes, lleno de sorpresas y maravillas”.
El equipo de investigadores planea seguir observando el océano cósmico con el telescopio James Webb para estudiar su estructura, composición y dinámica. También esperan encontrar más regiones similares en otras partes del cielo y averiguar si albergan algún tipo de vida.
“El telescopio James Webb es una máquina de hacer descubrimientos”, ha concluido la doctora Smith. “Estamos seguros de que este es solo el primero de muchos hallazgos revolucionarios que cambiarán nuestra visión del universo y nuestro lugar en él”.
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