La Política en la música de Violeta Parra.

in chile •  8 years ago 

 

Objetivos

 

·     Acopiar las canciones en donde Violeta Parra presenta su postura política.

·     Identificar el contexto social en el cual son creadas estas obras.

·     Definir las principales características de este discurso político.

·     Identificar las problemáticas sociales del discurso ideológico en las canciones.


Metodología

 

·     Se  escoge una definición de política para hilar un argumento musical.

·     Se establecen los antecedentes de la práctica política en la canción chilena.

·     Se contextualizan las canciones seleccionadas.

·     Se exponen las manifestaciones ideológicas de Violeta Parra que complementan el discurso artístico.


MÚSICA Y POLÍTICA EN VIOLETA PARRA

Si nos remitimos a uno de los significados dispuesto por el diccionario de la Real Academia Española,  la palabra política1 hace referencia al “(7) Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados”.    En tal sentido podemos hablar ampliamente sobre cómo Violeta critica y opina sobre el gobierno del estado de su país y también de otros lejanos.  Esto no debiera sorprender, principalmente porque quizás no pocos artistas (sobre todo durante el convulsionado y bélico siglo XX) dieron su opinión al respecto; por medio de sus obras, de una u otra forma resguardando su integridad en muchas ocasiones. 


Como nos cuenta Bruno Nettl, a lo largo de toda la historia occidental, la música ha servido de símbolos de acciones y actitudes políticas.  Se conocen canciones de protesta política y social que datan incluso de la baja Edad Media; naciones y partidos políticos han compuesto himnos solemnes que sirven de inspiración y canciones heroicas para hacer proselitismo. 


“No es sorprendente que la música folklórica, que es la más estrechamente relacionada con los pueblos pobres, minoritarios y desplazados, haya proporcionado el símbolo estilístico natural, incluso entre los grupos mayoritarios de la sociedad, para expresar crítica social y para protestar contra situaciones injustas; en tanto que la música identificada con el orden establecido probablemente se ceñía, más a una línea estilística derivada de la música culta.  Por todas partes se han compuesto canciones folklóricas para dar expresión a la protesta; ya que parece que ciertos pensamientos que no serían aceptables expresados en lenguaje normal, sí lo son frecuentemente en forma de canciones2”. 


 


Más aún, en la música tradicional chilena ya encontramos este tipo de temáticas, por ejemplo en la cueca del siglo XIX. “[en la cueca] hay, pues, versos amatorios, belicistas, bucólicos, burlescos, castrenses, confraternales, dionisiacos, históricos, ingeniosos, laborales, lisonjeros, lúdicos, […] patrióticos, patronímicos, picarescos, políticos, satíricos y sociales”, como nos dice Pablo Garrido3. 


En Chile, Violeta se vio enfrentada a un comercio musical soslayado en donde los intereses y poderes de turno intentaban marginar aquellas voces populares de la cual ella era uno de sus incómodos representantes, pues los cantores hablaban desde el pueblo (desde lo religioso pasando por lo político, hasta lo social) en respuesta a los modelos artísticos extranjeros.  Al respecto comenta el cantautor y escritor Patricio Manns:


“No puede acusarse a un creador de ser responsable de su propia marginación de los medios de comunicaciones; hay que acusar, en cambio, severamente, a los bastardos intereses que los marginan, […] La historia de la cultura nos enseña que lo verdaderamente genial no puede permanecer eternamente inadvertido y la historia de Violeta Parra nos repite lo mismo.  Muchos de los que hoy desgarran sus malas consciencias en su tiempo le dieron con la puerta en la guitarra4”.

Violeta Parra lo relata en su autobiografía en décima:


LXVIII5


Esto no es mucho, yo creo,

digo sentenciosamente;

escuchen pacientemente

lo que contarles deseo.

Ni con ajenco y poleo

se acabará con los males

que brotan como raudales

chispeando mil de venenos

en los flamantes proscenios

ambientes de los radiales.

 


¿Saben ustedes, señores,

lo que acarrea un concurso

en esos largos discursos

que gritan sus locutores?

Niñitas que son primores

se pierden en los pasillos;

si cantan los pajarillos

delante del trasmisor,

es que el sabio locutor

le hizo aflojar los tornillos.

Gracias a Dios que soy fea

y de costumbres bien claras;

de no, qué cosas más raras

entraran en la pelea.

Donde llueve y no gotea

se van pasando los años.

«Cuesta subir los peldaños

si está apartando el amor»

–dice un señor locutor

a una artista en el escaño.

 

En otro nivel, Violeta tomó participación activa con sus convicciones políticas, aunque nunca militó en partido político alguno.   Ella y sus hijos “estaban muy ligados a los partidos de la clase trabajadora, en particular, al partido Comunista” como comenta Patricio Manns6, pues colaboraban “constante y desinteresadamente con ellos, en especial, durante las campañas políticas”. Estas actuaciones y declaraciones le traen consecuencias lo que responde magistralmente en la canción Mazúrquica modernica7, en donde expresa irónicamente la recepción que tienen sus canciones tipificadas de “agitadoras” en la urbe, por críticos y la “opinión pública en general (maquinada políticamente).

Violeta simpatizaba con la izquierda y en Chile mantuvo estrechos vínculos con miembros de los partidos comunista y socialista.   De hecho, su primer esposo Luis Cereceda (se casan en 1938 y se separan en 1948) fue un dirigente sindical ferroviario y comunista, además su padre fue sindicalista activo del profesorado chileno. Bajo el gobierno dictatorial del general Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931), que a “su juicio [los profesores] eran el sembrador de los vientos cuyas tempestades cosechaba”, desde ese momento nunca pudo encontrar trabajo, lo que terminó con el profesor muerto por su refugio en el alcohol, como nos cuenta Patricio Manns8.

En el Chile de mediados del siglo XX, Violeta Parra tendrá una posición política clara que se manifestaba artísticamente, pero nunca formó parte integrante de aquellos partidos políticos, como si lo hiciera Pablo Neruda9 por ejemplo. Esta amistad y cercanía con el premio Nobel incluso despertó muchas suspicacias, como la aparecida en la película biográfica Violeta se fue a los cielos.  En una de las escenas que vertebran la historia, Violeta aparece en una entrevista, en una de esas preguntas el entrevistador le pregunta sobre su militancia comunista, respondiendo metafóricamente.  En otra escena (01:04:03), el entrevistador le pregunta sobre su exposición en el Louvre de Paris sentenciando:

“Usted llegó a mostrar sus trabajos plásticos en el museo del Louvre, yo se que en Francia apoyan mucho a los artistas comunistas de todo el mundo, y como usted es amiga personal del poeta Pablo Neruda, que también es comunista, imagino que el partido habrá hecho mucho para…”.

Violeta interrumpe enseguida con un rotundo “no”, asegurando que en ese lugar apreciaban mucho sus obras.  Por otro lado, 1964 es el año de la gran exposición El Mundo de los Naif dirigida por Jean Cassou en la Ciudad Luz. La figura de Henri Rousseau se había extendido a muchos aficionados a la pintura del momento, por lo que Violeta también habría pasado por artista naif probablemente. 

En muchas ocasiones no tenía problemas en compartir su visión de la burocracia, la misma que le cerró numerosas veces las puertas:

"Este país está manejado por mediocres… andan cazando moscas… digo las cosas y nadie me responde.  Nadie me dice nada.  Y yo vivo entre esta gente aquí… tengo que tener un diálogo con esta gente…  ¡no hay tal diálogo! …anda uno viviendo su vida… mientras una sacándose la mugre". 10

Como decía, Violeta será una voz incómoda para los poderes y gobiernos de turno, así como también para los medios y circuitos artísticos manipulados por instituciones públicas y privadas. 

“…En Chile algunos periódicos no son buenos conmigo, sobre todo los de derecha, de la burguesía. Para ellos la palabra folklore es algo racista. Yo soy una mujer de pueblo. (…) No veo diferencia alguna entre el artista y el pueblo.”11 

Su música (junto con su poesía y obras plásticas) ya no sólo representa la cultura y tradiciones de raigambre campesina y popular, además será elocuente a la hora de mostrar las injusticias de aquellos sectores de los cuales ella proviene.  Este fenómeno lo podemos apreciar a partir de sus recopilaciones (verdaderas investigaciones etnomusicológicas) y de la iniciativa de su hermano Nicanor, quien en 1953 le recomienda salir a buscar el folklore campesino 12.

El sector intelectual conservador de política derecha (el patrón de fundo) ha perfilado un folklore caracterizándolo con las vestimentas propias del hijo de patrón13 (botas con espuelas, pantalones ajustados, chaquetilla bajo un poncho y sombrero) derivadas de la cultura andaluza.  Este folklore idealizado habla sobre los paisajes y recuerdos de esa zona, las aventuras del patrón y temáticas inofensivas:


Mi banderita Chilena 14

 

Mi banderita chilena,

banderita tricolor

Colores que son emblema,

emblema de mi nación.

Mi banderita chilena,

banderita tricolor!

 

El azul de mi cielo,

la nieve de las montañas,

el rojo del copihue

y de la sangre araucana

Flameando siempre serena,

mi banderita chilena!

El alma de mi bandera,

banderita tricolor.

 

El alma de mi bandera,

banderita tricolor,

es una pálida estrella,

que del cielo se cayó.

El alma de mi bandera,

banderita tricolor.

 

Al azul de mi cielo,

te quedaste prendida,

estrella solitaria,

entre los pliegues dormida.

Flameando siempre serena,

mi banderita chilena!

 

En este ambiente artístico con temáticas como “mi banderita chilena” crea  por ejemplo Yo canto a la diferencia15, donde Violeta llegará presentando una música que narra las problemáticas de los campesinos, los trabajadores y de los sectores sociales marginados, sin ornamentos vanos.  Claro está, no mostrado en los medios de comunicación por su procedencia:

“… Al identificarse y crear sobre manifestaciones folklóricas caracterizantes de clases sociales o de razas (a las cuales se consideran inferiores porque, por el hecho de haber estado marginadas, esas razas mantienen características al mismo tiempo distintas), la artista realiza el milagro de lanzar todos estos elementos diferenciantes y segregantes, como un elemento unificador, universalizador, y no solamente en el plano nacional Porque allí se encuentra la palpitación de la gente más pretérita, de la gente más menospreciada, más segregada, que por lo mismo de haber creado en ese estado un tanto de marginalidad, de sufrimiento, crea obras que constituyen un mensaje pleno de fuerza 16”.

Como apreciamos en estas quince canciones en donde Violeta manifiesta su ideología social por medio de la denuncia respecto al ejercicio de la política por parte de quienes detentan el manejo de la nación.   También encontramos esta búsqueda de la justicia en su propia realidad artística, pues es la misma que proclama para la recepción de su arte, es decir, la verdad sin manipulación ante todo, como lo refleja en una entrevista respecto al espectáculo en su Carpa de La Reina:

“… Quiero que ponga en lo que va a escribir, dijo, todo lo que ve, lo que se hace en esta carpa y lo que presencia la gente que aquí viene. No escriba cosas hermosas acerca de mí, ni aquellas que puedan ser apreciaciones subjetivas, así como también narre exactamente el modo de vida y que su interpretación quede a cargo de aquel que me visita y el que me conoce. Deseo que lleguen a esta carpa y se den cuenta personalmente de lo que aquí se realiza y cómo se canta el verdadero folclore17”.

  Lamentablemente hoy, estas canciones siguen estando vigente (medio siglo después!).   En ellas se muestra a una creadora irreverente, moderna y con total convicción a cerca de esas heridas tan profundas que tanto les dolieron a sus padres, hermanos, vecinos o amigos.  El cantautor Víctor Jara, asesinado (producto de esta canción denunciante) por el golpe militar de Augusto Pinochet en 1973 relata las características de esta canción, de la cual Violeta Parra fue una de sus primeros representantes (lo que queda reflejado también en su canción Yo no canto por cantar):

“la nueva canción chilena nació en el 65 o 66, cuando en Chile estaba en boga el movimiento llamado neofolklore que –el término es bastante contradictorio- era un movimiento inducido por la industria del disco y la reacción para cumplir objetivos comerciales y políticos, naturalmente. Era una música, aunque basadas en ritmos chilenos, absolutamente ajena a nuestra idiosincrasia… y por supuesto los intérpretes debían ser altos, rubiecitos y bonitos, parte importante para vender mejor el producto. Mientras ellos obtenían los primeros lugares en las radios, nosotros empezábamos a cantar por ahí y por allá, así como hijos de nadie. Decíamos una verdad no dicha en las canciones, denunciábamos la miseria, le decíamos al campesino que la tierra debía ser de él, hablábamos, en fin, de la justicia y la explotación. Como todos los medios de comunicación los manejaba la derecha, nos pusieron el apelativo de “políticos” para no darnos cabida en ellos. En la creación de este tipo de canciones la presencia de Violeta Parra es como una estrella que jamás se apagará. Violeta, que desgraciadamente, no vive para ver este fruto de su trabajo nos marcó el camino: nosotros no hacemos más que continuarlo y darle, claro, la vivencia del proceso actual.”18

En Arauco tiene una pena19 Violeta narra la problemática indígena en Chile, nombrando a los principales héroes líderes espirituales mapuches al término de cada estrofa.  Este grupo étnico nunca pudo ser sometido a la colonización española20; sufriendo despojos y discriminación de su cultura.  Pero Violeta actualiza esta violación a los derechos humanos que sufren los mapuches responsabilizando a los propios chilenos que son los responsables legales del territorio.  Es decir, ahora los mapuches tienen que luchar contra los chilenos por sobrevivir.  

Al centro de la injusticia21, es una fotografía de las diferencias sociales que observa Violeta en Chile.  La contradictoria postal de Chile; pobres y ricos.  Hablando sobre el bienestar económico del adinerado a costa de los más pobres; y de las consecuencias del proceso de industrialización en las urbes.  Del cual ella es participante, pues muchos campesinos deben migrar a las ciudades porque la agricultura rural es devorada por el proceso de industrialización.  También incluye la temática de la minería, en el norte de Chile principalmente.  Donde ya devela la problemática fundamental que luego plasmaría magistralmente Eduardo Galeano en su célebre ensayo Las venas abiertas de América Latina.  Es decir, el saqueo extranjero indiscriminado de los recursos naturales en Chile. 

Sin embargo, en Arriba quemando el sol 22, será un canto horrorizado de la vida del minero.  En ella Violeta describe (con alguna metáfora) las condiciones en las cuales viven los mineros23.  Especialmente los trágicos obreros de las oficinas salitreras, quienes deben desempeñarse bajo una esclavitud legalizada. Los dueños (en su mayoría Ingleses) han creado un círculo económico en  donde no existe el dinero (existen fichas que se cambian en una tienda de abastecimientos). 

El compositor Luis Advis, quien musicalizó las décimas de Violeta en la obra Canto para una semilla, fue también el que compuso la mítica Cantata Santa María.  En ella se aborda la misma problemática, pero esta vez con la trágica muerte de centenares de obreros salitreros ocurrida en 1921.  Volviendo a la canción de Violeta, el título hace referencia a la implacable vehemencia del sol bajo la cual deben pasar obreros y familias en pleno desierto de Atacama (el más árido del mundo).  En síntesis, estos obreros (o mejor dicho esclavos, quizá) no sólo tienen injusticias y condiciones geográficas preocupantes, además el gobierno que los debiera ayudar, respalda los intereses extranjeros. 

En, Hace falta un guerrillero24, Violeta realiza una elegía patriótica con la legendaria figura del guerrillero y político Manuel Xavier Rodríguez Erdoíza (1785-1818).  Rodríguez es considerado el libertador de la república de Chile, pues participó como abogado, político, militar y guerrillero en la independencia de ese país.  Pasando a la calidad de mito por esta última faceta, pues en la denominada fase de reconquista española (1814-1817) sus convicciones lo llevaron a operar en la clandestinidad como lo narra su biografía25 contra el mandato de Bernardo O´higgins.  Pero su trabajo para la causa patriótica comenzó mucho antes de la Reconquista, luchando en las campañas del sur en 1813, exhortando al ejército y aplicando toda su locuacidad y persuasión en la prédica de los ideales independentistas entre las clases populares. 

Su biografía está llena de escenas de aventuras en las que aparece burlando a sus perseguidores una y otra vez, disfrazado de fraile o de huaso, o desnudo en la noche escabulléndose por entre decenas de soldados talaveras y cruzando a nado el río Mataquito. Para Violeta, ésta es la figura que debe actuar en la actualidad para frenar las injusticias sociales que ella observa durante los gobiernos irregulares (conservadores) de Gabriel González (1946-1952), de Carlos Ibáñez (1952-1958), Jorge Alessandri (1958-1964) y Eduardo Frei (1964-1970).  Descontento popular que posteriormente finalizaría con el gobierno popular de Salvador Allende en 1970.  Pero ese oscuro periodo de la historia chilena también lo deja escrito en su canción Hasta cuando26, pero de manera metafórica. 

En La carta27, Violeta narra la confusión que le provoca la noticia que recibe en Paris.  Hacia 1962, Violeta Parra se encuentra en Europa acompañada de sus hijos Ángel e Isabel. Viajó al Festival Mundial de la Juventud, en Varsovia. Pero de Polonia no vuelve a Chile, sino que salta a París.  Amores, peleas, desilusiones, y alegrías. Su voz y su guitarra se imponen. Y sus saquitos (las arpilleras que muchos críticos despreciaron cuando se exhibieron en la feria de Artes Plásticas, junto al río Mapocho) conquistan la sala de exposiciones del mismísimo Louvre.  Hasta allá llega una carta. Le cuenta de Chile y que Roberto Parra ha caído preso, después de la matanza de la población José María Caro, bajo el gobierno represivo de Jorge Alessandri.  Violeta estremecida por la noticia e impotente por la distancia, además declara que sus hermanos son comunistas.  No sólo clama contra los poderes políticos y la fastidiosa burocracia, además nombra el papel que desempeña la iglesia católica en ello. 

Pero es en la canción Qué dirá el Santo Padre28 donde Violeta realiza su mayor cuestionamiento a la iglesia católica a propósito de un hecho que no se explica.  Se trata del dirigente comunista español Julián Grimau. Violeta se encuentra en París cuando él es fusilado por la dictadura de Francisco Franco en el año 1963; la prensa internacional volcó su atención sobre este caso y hubo manifestaciones multitudinarias en varias capitales europeas y latinoamericanas. Más de 800.000 telegramas llegaron a Madrid pidiendo la paralización de lo que consideraban un juicio-farsa. Ante este acto (tan común por esa época), Violeta no encuentra otra autoridad sensible moralmente que El Santo Padre (Juan Pablo II) hacia quien pedir conciencia y respeto a los derechos humanos, pues los políticos no la tienen. 

Pero en Un rio de sangre29 (o también llamada Rodríguez y Recabarren) hace su reivindicación y denuncia de la muerte de poeta español Federico García Lorca por su apoyo al Frente Popular durante la Guerra Civil Española.  De la muerte del mexicano Emiliano Zapata durante la Revolución en ese país como símbolo de la resistencia del campesinado. Reivindica la muerte del caudillo argentino Vicente Peñaloza quien murió asesinado por su lucha contra la represión del presidente Bartolomé Mitre.  Y finalmente la muerte del político chileno Luis Emilio Recabarren quien es considerado el fundador del movimiento obrero chileno de izquierda en las oficinas salitreras del norte de ese país. Así como también de Manuel Rodríguez a quien ya le escribiera la canción anteriormente descrita.  Qué tienen en común todas estas figuras?  Pues que lucharon y dieron su vida por su compromiso social y las injusticias que afectaban al sector más pobre de las sociedades. 

En la cueca Los pueblos americanos30, muestra su visión americanista unificadora.  Habla de los gobernadores directamente y del poder judicial.  Fue grabada en su penúltimo disco en 1965, probablemente creada en respuesta por la Alianza por el Progreso impulsada por el presidente de Estados Unidos John Kennedy.  El presidente chileno independiente de la época (Jorge Alessandri) impulsa esta media en el país para impulsar una serie de medidas en ayuda a las clases más desposeídas, como la famosa Reforma Agraria.  Esta ley que entregaba tierras estatales a los campesinos, buscaba compensar la creciente industrialización agraria que devoraba a los campesinos.  Esta misma referencia la encontramos en la canción Santiago penando estás, en donde declara que la figura presidencial no camina con el pueblo, si no que en contra de él. 

Pero en donde Violeta libera un discurso contra el poder político es en la canción Miren como sonríen31. En esta canción probablemente se refiera al triste hecho protagonizado por el presidente Gabriel González. Al asumir el gobierno, González Videla contaba con el apoyo de los partidos radicales, liberales y comunistas. Sin embargo, una serie de conflictos con miembros del partido comunista, y la presión del gobierno estadounidense, llevaron al presidente a dictar la Ley de Defensa de la Democracia, mediante la cual se prohibía la existencia del partido comunista; la que sería conocida como la Ley Maldita. Al mismo tiempo, reprimió con violencia las protestas sociales (en particular, las de los mineros) y rompió relaciones diplomáticas con la Unión Soviética y los demás países del llamado "bloque oriental".  Por este motivo su primer esposo Luis Cereceda (se casan en 1938 y se separan en 1948) fue perseguido por dicho presidente apodado Traidor en 1946, por ser dirigente sindical ferroviario y comunista. 

La sirilla32 Según el favor del viento33 narra la cruda vida austral de Chiloé.  Principalmente personificada por los pescadores que basan su alimentación en ese tipo alimentos marinos.  Describiendo tal cual cómo estos pobladores hacían gran parte de su vida en los botes (comiendo, pescando y transportándose durante gran parte del día).   Violeta se pregunta por el frío de los gobiernos ante estas condiciones de vida de sus compatriotas; quienes nuevamente hacen caso omiso de las preocupaciones y necesidades del pueblo.  Quienes están a la deriva del viento porque no existe un apoyo estatal concreto.

Esta misma línea denunciante de las desigualdades económicas, la suma a una con el cuestionamiento moral y ético (nuevamente) de las autoridades respecto al antiquísimo uso de la iglesia en el gobierno.  Lo hace en Por qué los pobres no tienen34, de la misma manera en que cuestionaba Marx a la religión con la frase “la religión es el opio del pueblo”.  Violeta se pregunta y responde al mismo tiempo que esta dualidad (política y religión) tiene como resultado una función sedante y esperanzadora en los más pobres y desvalidos.  Y nuevamente, los llamados a solucionar esos problemas, no lo hacen.

Como hemos visto en esta descripción, Violeta Parra inicia una actividad creativa en donde la canción será el medio denuncia que, debido al creciente fervor social y sus problemáticas, se convirtió paulatinamente en un instrumento de resistencia y única voz de un pueblo oprimido.  En este caso, Violeta se encuentra defendiendo los mismos interese y necesidades que los partidos socialistas y comunistas que hacían el contrapunto de las prácticas conservadoras de la derecha política chilena que instauraba la defensa de los intereses industriales. 

No me siento capacitado para hablar sobre política y emitir un juicio respecto a esta práctica en Violeta Parra.  Pero sí puedo emitir un juicio humano respecto al contenido y compromiso que en ellos muestra la autora.  Porque está más que claro que fueron actores sociales como ella los únicos que se preocuparon por hacer escuchar las necesidades y dolores del pueblo. Las mismas que los actores políticos no escuchaban.  Es por esta inoperancia administrativa que Violeta debe hablar de los problemas que no resuelven los que deben hacerlo, que por lo demás, muchas voces desconocidas hicieron. 

En otras palabras, todos sabemos los problemas que existen en nuestro alrededor, sin embargo hay quienes no hacen nada por ayudar a esos problemas.  Sea por los motivos que fueren, que por cierto están muy ligados con los valores e integridad personal de cada quien, hay dos opciones; o se queda observando pasivamente lo que no está bien, o se participa activamente, en mayor o menor medida, en resolver aquellos problemas. Y esto pasa en todo ámbito de la vida, por lo que Violeta no necesita más que decir lo que muchos callan:


VII (Extracto)

…………………………………..

Todo es penuria y quebranto,

de las leyes de hoy me espanto,

lo paso muy confundida,

y es grande torpeza mida

buscar alivio en mi canto.

En este mundo moderno,

qué sabe el pobre de queso,

caldo de papa sin hueso,

menos sabe lo que es terno;

por casa, callampa, infierno

de lata y ladrillos viejos.

¿Cómo le aguanta el pellejo?,

eso sí que no lo sé,

pero bien sé que el burgués

se pit’ al pobre verdejo.

Yo no protesto por migo,

porque soy muy poca cosa;

reclamo porque a la fosa

van las penas del mendigo.

A Dios pongo por testigo,

que no me deje mentir:

no me hace falta salir

un metro fuera ’e la casa

pa’ ver lo que aquí nos pasa

y el dolor que es el vivir35.

…………………..

 

 Quede abierta la conclusión del real y verdadero rol político en la música de Violeta Parra.  Por mi falta de competencia en este tipo de conocimientos, mi conclusión es que esta vinculación del artista en la arena política, o mejor dicho, en la administración de un estado, es una práctica tan antigua como las sociedades humanas, pues siempre existirán injusticias mientras existan personas que las permitan. 


Canciones


Arauco tiene una pena


Arauco tiene una pena

Que no la puedo callar,

Son injusticias de siglos

Que todos ven aplicar,

Nadie le ha puesto remedio

Pudiéndolo remediar.

Levántate, huenchullán.

 

Un día llega de lejos

Huescufe conquistador,

Buscando montañas de oro,

Que el indio nunca buscó,

Al indio le basta el oro

Que le relumbra del sol.

Levántate, curimón. .

 

Entonces corre la sangre,

No sabe el indio qué hacer,

Le van a quitar su tierra,

La tiene que defender,

El indio se cae muerto,

Y el afuerino de pie.

Levántate, manquilef

 

Adónde se fue lautaro

Perdido en el cielo azul,

Y el alma de galvarino

Se la llevó el viento sur,

Por eso pasan llorando

Los cueros de su kultrún.

Levántate, pues, callfull.

 

Del año mil cuatrocientos

Que el indio afligido está,

A la sombra de su ruca

Lo pueden ver lloriquear,

Totora de cinco siglos

Nunca se habrá de secar.

Levántate, callupán.

 

Arauco tiene una pena

Más negra que su chamal,

Ya no son los españoles

Los que les hacen llorar,

Hoy son los propios chilenos

Los que les quitan su pan.

Levántate, pailahuán.

 

Ya rugen las votaciones,

Se escuchan por no dejar,

Pero el quejido del indio

¿por qué no se escuchará?

Aunque resuene en la tumba

La voz de caupolicán,

Levántate, huenchullán.

 


Al centro de la injusticia

 

Chile limita al norte

con el Perú

y con el Cabo de Hornos

limita al sur.

Se eleva en el oriente

la Cordillera

y en el oeste luce

la costanera.

Al medio están los valles

con sus verdores

donde se multiplican

los pobladores.

Cada familia tiene

muchos chiquillos;

con su miseria viven

en conventillos.

 

Claro que algunos viven

acomoda’os,

pero eso con la sangre

del degollado.

Delante del escudo

más arrogante

la agricultura tiene

su interrogante:

la papa nos la venden

naciones varias

cuando del sur de Chile

es originaria.

Delante del emblema

de tres colores

la minería tiene

muchos bemoles:

 

el minero produce

buenos dineros,

pero para el bolsillo

del extranjero;

exuberante industria

donde laboran

por unos cuantos reales

muchas señoras.

Y así tienen que hacerlo

porque al marido

la paga no le alcanza

pa’l mes corrido.

Pa’ no sentir la aguja

de este dolor

en la noche estrellada

dejo mi voz.

 

Linda se ve la Patria,

señor turista,

pero no le han mostrado

las callampitas…

Mientras gastan millones

en un momento,

de hambre se muere gente

que es un portento.

Mucho dinero en parques

municipales,

y la miseria es grande

en los hospitales.

Al medio de Alameda

de las Delicias

Chile limita al centro

de la injusticia.

 


 


Arriba quemando el sol

 


 


 


Cuando jui para la Pampa

llevaba mi corazón

contento como un chirigüe,

pero allá se me murió.

Primero perdí las plumas

y luego perdí la voz.

Y arriba quemando el sol.

 

Cuando vide los mineros

dentro de su habitación,

me dije: «mejor habita

en su concha el caracol,

o a la sombra de las leyes

el refinado ladrón».

Y arriba quemando el sol.

 

Las hileras de casuchas

frente a frente, sí, señor;

las hileras de mujeres

frente al único pilón,

cada una con su balde

y con su cara de dolor. *

Y arriba quemando el sol.

 

Fuimos a la pulpería

para comprar la ración,

veinte artículos no cuentan

la rebaja de rigor.

Con la canasta vacía

volvimos a la pensión.

Y arriba quemando el sol.

 

«Zona seca de la Pampa»,

escrito en un cartelón. **

Sin embargo, van y vienen

las botellas de licor.

Claro que no son del pobre,

contrabando, o qué sé yo.

Y arriba quemando el sol.

 

Paso por un pueblo muerto,

se me nubla el corazón,

aunque donde habita gente

la muerte es mucho mayor.

Enterraron la justicia

y enterraron la razón.

Y arriba quemando el sol.

 

Si alguien dice que yo sueño

cuentos de ponderación,

digo que esto pasa en Chuqui,

pero en Santa Juana es peor.

El minero ya no sabe

lo que vale su dolor.

Y arriba quemando el sol.

 

Me volví para Santiago

sin comprender el color

con que pintan la noticia

cuando el pobre dice «no».

Abajo, la noche oscura,

oro, salitre y carbón.

Y arriba quemando el sol.

 

 


Hace falta un guerrillero

 

Quisiera tener un hijo

brillante como un clavel,

ligero como los vientos,

para llamarlo Manuel

y apellidarlo Rodríguez,

el más preciado laurel.

 

De niño le enseñaría

lo que se tiene que hacer

cuando nos venden la Patria

como si fuera alfiler.

Quiero un hijo guerrillero

que la sepa defender.

 

La Patria ya tiene al cuello

la soga de Lucifer;

no hay alma que la defienda,

ni obrero ni montañés.

Soldados hay por montones,

ninguno como Manuel.

 

Levántese de la tumba, (1)

hermano, que hay que pelear, (2)

o la de no, su bandera

se la van a tramitar, (3)

que en estos ocho millones,

no hay un pan que rebanar.

 

Me abrigan las esperanzas

que mi hijo habrá de nacer

con una espada en la mano

y el corazón de Manuel,

para enseñarle al cobarde

a amar y corresponder.

 

Las lágrimas se me caen

pensando en el Guerrillero:

como fue Manuel Rodríguez

debieran haber quinientos,

pero no hay ni uno que valga

la pena en este momento.


 


 


 


 


Hasta cuándo

 

¿Hasta cuándo está en la mar

devorando al chiquitito,

el de las agallas largas

como rifle en su milico?

 

En la mar hace falta,

como en la tierra,

un jurado que juzgue

la sanguijuela.

La sanguijuela, sí.

El tiburón

traga y traga la sangre

del camarón.

 

Mata como si nada

el pejespada.

 


La Carta

 

Me mandaron una carta,

por el correo templano,

y en esta carta me dice,

que cayó prieso mi hermano,

así lo tema con grillos,

por las calles lo arrastraron, si.

 

La carta dice el motivo,

que ha cometido Roberto,

haber apoyado el paro,

que ya se habia resuelto,

si caso esto és el motivo,

presa también voy sargiento, si.

 

Yo que me encuentro tán lejo,

esperando la noticia,

me viene decir en la carta,

que en mi patria no hay justicia,

los hambrientos piden el pan,

no molejan a la milicia, si.

 

Esta manera pomposa,

queren consiervar su aciento,

los de abanicos y de flaque,

si tiener merecimiento,

van y volver a la iglesia,

y olvidan los mandamientos, si.

 

Habrase visto la insolecia,

barbárie y alevosía,

de apresentar el trabuco,

y matar a sangre fría,

aquél piensar no tiene,

con las dos manos vacía, si

 

La carta que ha recebido,

me pide contestación,

yo pido que se propaguen,

por toda la población,

que León és un sanguinário,

en toda la generación, si.

 

Por suerte tengo guitarra,

para llorar mí dolor,

también tengo nueve hermanos,

fuera de él que se engrilló,

todos son comunistas,

con el favor de mí Diós, si.

 


 


Los pueblos americanos

 


Mi vida, los pueblos

americanos,

mi vida, los pueblos

americanos,

mi vida, se sienten

acongojados,

mi vida, se sienten

acongojados,

mi vida, porque los

gobernadores,

mi vida, los tienen

aprisionados.

 

 

 

¿Cuándo será ese cuando,

señor fiscal,

que la América sea

solo un pilar?

¿Cuándo será ese cuando,

señor fiscal?

Solo un pilar, ay sí,

y una bandera.

Que terminen las bullas

en la frontera.

 

¡Por un puña’o ’e tierra,

no me armen guerra!

 

 

 

Según el favor del viento

 

Según el favor del viento

va navegando el leñero,

atrás quedaron las rucas,

para dentrar en el puerto.

Corra sur o corra norte,

la barquichuela gimiendo

–llorando estoy–,

sea con hambre o con sueño

–me voy, me voy–.

 

Del monte viene el pellín *

que colorea en cubierta.

Habrán de venderlo en Castro

aunque la lluvia esté abierta,

o queme el sol de lo alto

como un infierno sin puerta

–llorando estoy–,

o la mar esté revuelta

–me voy, me voy–.

 

En un rincón de la barca

está hirviendo la tetera.

A un la’o pelando papas

las manos de alguna isleña;

será la madre del indio,

la hermana o la compañera **

–llorando estoy–.

Navegan lunas enteras

–me voy, me voy–.

 

Chupando su matecito

o bien su pesca’o seco,

acurruca’o en su lancha

va meditando el isleño.

No sabe que hay otro mundo

de raso y de terciopelo

–llorando estoy–

que se burla del invierno

–me voy, me voy–.

 

Con su carguita de leña

que viene a vender al puerto,

compra su kilo de azúcar

para endulzar sus tormentos.

Ya está su cabo de vela

para alumbrar sus recuerdos

–llorando estoy–,

según el favor del viento

–me voy, me voy–.

 

No es vida la del chilote,

no tiene letra ni pleito.

Tamango llevan sus pies,

milcao y ají su cuerpo;

pellín para calentarse

del frío de los gobiernos

–llorando estoy–

que le quebrantan los huesos

–me voy, me voy–.

 

Despierte el hombre, despierte,

despierte por un momento.

 

 

Despierte toda la Patria

antes que se abran los cielos

y venga el trueno furioso

con el clarín de San Pedro

–llorando estoy–

y barra los ministerios

–me voy, me voy–.

 

Quisiera morir cantando

sobre de un barco leñero,

y cultivar en sus aguas

un libro más justiciero

con letras de oro que diga:

«No hay padre para el isleño

–llorando estoy–,

ni viento pa’ su leñero»

–me voy, me voy–.

 

De negro van los chilotes,

más que por fuera, por dentro,

 

 

con su plato de esperanza

y su frazada de cielo

pidiéndole a la montaña

su pan amargo centeno

–llorando estoy–,

según el favor del viento

–me voy, me voy–.

 

Yo canto a la diferencia

 


Yo canto a la chillaneja si tengo que decir algo,

Y no tomo la guitarra, por conseguir un aplauso,

Yo canto a la diferencia que hay de lo cierto a lo falso,

De lo contrario no canto.

 

Les voy hablar en seguida de un caso muy alarmante,

Atención el auditorio, que va a tragarse el purgante,

Ahora que celebramos el dieciocho más galante,

La bandeira es un calmante.

 

Yo paso el mes de septiembre con el corazón crecido,

De pena y de sentimiento, de ver mi pueblo afligido

El pueblo amando la patria y tan mal correspondido,

El emblema por testigo.

 

En comando importante, juramento a la bandera,

Sus palabras me repican, de tricolor las cadenas,

Con alguaciles armados en plazas y alamedas,

Y al friente de las iglesias.

 

Los ángeles de la guarda vinieron de otro planeta

Porque su mirada turbia su sangre de mala fiesta

Profanos suenan tambores, clarines y bayonetas

Dolorosa la retreta.

 

Afirmo señor ministro, que se murió la verdad,

Hoy día se jura el falso, por puro gusto no más,

Engañan al inocente, sin ni una necesidad,

Y arriba la libertad.

 

Ahí pasa el señor vicario con su palabra bendita.

¿podría, su santidad, oírme una palabrita?

Los niños andan con hambre, les dan una medallita,

O bien una banderita.

 

Por eso su señoría, dice el sabio salomón,

Hay descontento en el cielo, en chuquí y concepción,

Ya no florece el copihue y no canta el picaflor,

Centenario de dolor.

 

Un caballero pudiente agudo como un puñal

Me mira con la mirada de un poderoso volcán

Y con relámpagos de oro desliza su cadillac.

Cueca de oro y libertad!

 

De arriba alumbra la luna, con tan amarga verdad,

La vivienda de la luisa, que espera maternidad,

Sus gritos llegan al cielo, nadie la habrá de escuchar,

En la fiesta nacional.

 

La luisa no tiene casa, ni una vela, ni un pañal,

El niño nació en las manos, de la que cantando está,

Por un reguero de sangre, mañana irá el cadillac,

Cueca amarga nacional.

 

La fecha más resaltante, la bandera va a flamear,

La luísa no tiene casa, la parada militar,

Y se va a parque la luísa, adonde va a regresar

Cueca triste nacional.

 

Yo soy a la chillaneja, senõres para cantar,

Si yo levanto mí grito, no és tán sólo por gritar,

Perdónmene al auditorio si ofender mi claridad.

Cueca larga militar.

 


Santiago, penando estás

 

Mi pecho se halla de luto

por la muerte del amor.

En los jardines cultivan

las flores de la traición.

Oro cobra l’hortelano

que va sembrando rencor,

por eso llorando estoy.

 

Los pajarillos no cantan,

no tienen dónde anidar;

ya les cortaron las ramas

donde solían cantar.

Después cortarán el tronco

y pondrán en su lugar

una letrina y un bar.

 

El niño me causa espanto,

ya no es aquel querubí:

ayer jugaba a la ronda,

hoy juega con un fusil.

No hay ninguna diferencia *

entre niño y alguacil,

soldados y polvorín.

 

¿Adónde está la alegría

del Calicanto de ayer?

Se dice que un presidente

lo recorría de a pie.

No había ningún abismo

entre el pueblo y su merced;

el de hoy, no sé quién es.

 

Santiago del ochocientos,

para poderte mirar

tendré que ver los apuntes

del Archivo Nacional.

Te derrumbaron el cuerpo

y tu alma salió a rodar.

Santiago, penando estás.

 


Mazúrquica modérnica

 


Me han preguntádico varias persónicas

si peligrósicas para las másicas

son las canciónicas agitadóricas:

¡ay, qué pregúntica más infantílica!

Solo un piñúflico la formulárica,

pa’ mis adéntricos yo comentárica.

 

Le he contestádico yo al preguntónico:

cuando la guática pide comídica

pone al cristiánico firme y guerrérico

por sus poróticos y sus cebóllicas.

No hay regimiéntico que los deténguica,

si tienen hámbrica los populáricos.

 

Preguntadónicos, partidirísticos

disimuládicos y muy malúlicos,

son peligrósicos más que los vérsicos,

más que las huélguicas y los desfílicos.

Bajito cuérdica firman papélicos;

lavan sus mánicos como Piláticos.

 

Caballeríticos almidonáticos

almibarádicos mini ni ni ni ni…

le echan carbónico al inocéntico

y arrellenádicos en los sillónicos

cuentan los muérticos de los encuéntricos

como frivólicos y bataclánicos.

 

Varias matáncicas tiene la histórica

en sus pagínicas bien imprentádicas.

Para montárlica no hicieron fáltica

las refalósicas revoluciónicas.

El juraméntico jamás cumplídico

es el causántico del desconténtico:

ni los obréricos ni los paquíticos

tienen la cúlpica, señor fiscálico.

 

Lo que yo cántico es una respuéstica

a una pregúntica de unos graciósicos,

y más no cántico, porque no quiérico:

tengo flojérica en los zapáticos,

en los cabéllicos, en el vestídico,

en los riñónicos y en el corpíñico.

 


Qué dirá el santo padre

 


Miren cómo nos hablan

de libertad

cuando de ella nos privan

en realidad.

Miren cómo pregonan

tranquilidad

cuando nos atormenta

la autoridad.

 

¿Qué dirá el Santo Padre

que vive en Roma,

que le están degollando

a sus palomas?

 

Miren cómo nos hablan

del paraíso

cuando nos llueven balas

como granizo.

Miren el entusiasmo

con la sentencia

sabiendo que mataban

a la inocencia.

 

El que oficia la muerte *

como un verdugo

tranquilo está tomando

su desayuno.

Lindo se dará el trigo

por los sembra’os,

regado con tu sangre,

Julián Grimau.

 

Entre más injusticia,

señor fiscal,

más fuerzas tiene mi alma

para cantar.

Con esto se pusieron

la soga al cuello,

el sexto mandamiento

no tiene sello.

 


 


 


 


Miren cómo sonríen

 


Miren cómo sonríen

los presidentes

cuando le hacen promesas

al inocente.

Miren cómo le ofrecen

al sindicato

este mundo y el otro

los candidatos.

Miren cómo redoblan

los juramentos,

pero después del voto,

doble tormento.

 

Miren el hervidero

de vigilante

«para rociarle flores

al estudiante».

Miren cómo relumbran

carabineros

«para ofrecerle premios

a los obreros».

Miren cómo se viste

cabo y sargento

para teñir de rojo

los pavimentos.

 

Miren cómo profanan

las sacristías

con pieles y sombreros

de hipocresía.

Miren cómo blanquearon

mes de María,

y al pobre negreguearon

la luz del día.

Miren cómo le muestran

una escopeta

para quitarle al pueblo

su marraqueta.

 

Miren cómo se empolvan

los funcionarios

para contar las hojas

del calendario.

Miren cómo gestionan

los secretarios

las páginas amables

de cada diario.

Miren cómo sonríen,

angelicales.

Miren cómo se olvidan

que son mortales.

 


 


 


 


 


 


Porque los pobres no tienen

 


Porque los pobres no tienen

A donde volver la vista,

la vuelven hacia los cielos

con la esperanza infinita

de encontrar lo que a su hermano

en este mundo le quitan.

 

Palomita,

¡qué cosas tiene la vida!,

y zambita.

 

Porque los pobres no tienen

adonde volver la voz,

la vuelven hacia los cielos

buscando una confesión,

ya que su hermano no escucha

la voz de su corazón.

 

Porque los pobres no tienen

en este mundo esperanza,

se amparan en la otra vida

como a una justa balanza.

Por eso las procesiones,

las velas y las alabanzas.

 

De tiempos inmemoriales

que se ha inventa’o el infierno

para asustar a los pobres

con sus castigos eternos,

y al pobre, que es inocente,

con su inocencia creyendo.

 

(El cielo tiene las riendas,

la tierra y el capital,

y a los soldados del Papa

les llena bien el morral,

y al que trabaja le meten

la gloria como un bozal).

 

Y pa’ seguir la mentira,

lo llama su confesor.

Le dice que Dios no quiere

ninguna revolución,

ni pliego ni sindicato,

que ofende su corazón.

 

(Del corazón de una iglesia

salió el cantor Alejandro.

En vez de las letanías

yo lo escucho profanando.

Yo creo que a tal cantor

habría que excomulgarlo.

 

Como al revés está el mundo

me mandarán a prisión

y al cantor de la sotana

le darán premio de honor,

pero prisión ni gendarme

habrán de acallar mi voz).

 


 


 


 


Un río de sangre corre

 


Señores y señoritas,

en esta gran circunstancia

voy a dejarles constancia

de una traición infinita

que consumó la maldita

canalla del carnaval

contra la fuerza leal

y el cuerpo de cinco emblemas

que vivían los problemas

de la razón popular.

 

Así el mundo quedó en duelo

y está llorando a porfía

por Federico García

con un doliente pañuelo;

no pueden hallar consuelo

las almas con tal hazaña.

¡Qué luto para la España,

qué vergüenza en el planeta

de haber matado a un poeta

nacido de sus entrañas!

 

Un río de sangre corre

por los contornos del mundo

y un grito surge iracundo *

de todas las altas torres.

No habrá temporal que borre **

la mano de la injusticia

que con crecida malicia

profanó al negro Lumumba.

Su cuerpo se halla en la tumba

y su alma clama justicia.

 

Se oscurecieron los templos,

las lunas y las centellas

cuando apagaron la estrella

más clara del firmamento.

Callaron los instrumentos

por la muerte de Zapata,

sentencia la más ingrata

que en México se contempla.

Para lavar esta afrenta

no hay agua en ninguna patria.

 

Dejando voy, pelegrina,

mi llanto de rosa en rosa

por Vicente Peñaloza

de la nación Argentina.

Banderas de popelina

pa’ recoger tanta sangre,

que ningún viento desgarren

porque han de seguir flameando,

pues Chile sigue llorando

a Rodríguez y Recabarren.


Endnotes

 1 Real Academia Española, URL: www.rae.es/RAE/Noticias.nsf/Home?ReadForm [consulta: mayo de 2012]


2 Nettl, Bruno.  Música folklórica y tradicional de los continentes occidentales; música folklórica de Latinoamérica, por Gérard Béhague ; España es así, música y danza popular, por Manuel García Matos ; versión española de Miren Rahm.  Madrid : Alianza, 1985, pp.260-261

3 GARRIDO, Pablo.  Biografía de la cueca.  Santiago de Chile: Nascimiento, 1976, p. 87

4 Manns, Patricio.  Violeta Parra.  Madrid: Júcar. 1977.  2ª ed. 1984, pp. 53-54

5 PARRA, Violeta.  Décimas. Introducida por Pablo Neruda, Nicanor Parra y Pablo de Rokha. Barcelona: Pomaire, 1976, p. 157.

6 Manns, Patricio.  Violeta Parra.  Madrid: Júcar. 1977.  2ª ed. 1984, p. 65

7 Audición:

8 Ibídem, p. 30

9 En 1945, Neruda es elegido senador de la republica de Chile y se unirá al partido comunista iniciando una prolífica carrera política.

10 SUBERCASEAUX, Bernardo y LONDOÑO, Jaime.  Gracias A La Vida.  Violeta Parra, testimonio.  Buenos Aires: Galerna, 1976, p. 118

11 Entrevista realizada por Hubert Joanneton en el artículo “Une grande artiste chilienne: Violeta Parra”, de la revista Je vois tout. 17 de septiembre, 1970.  Fuente: http://www.violetaparra.cl/sitio/archives/75

12 VICUÑA LYON, Magdalena. “Violeta Parra, hermana mayor de los Cantores populares”, Revista  Musical Chilena, XII/60 (julio-agosto, 1958), p. 73

13 Grupos como Los Huasos Quincheros o los Cuatro Cuartos.

14 Creada por Donato Román Heitmann y popularizado por Los Huasos Quincheros.

15 Audición:

16 ARGUEDAS, J.M.; J. R. MORALES; E. MARTINEZ B.; M. CARREÑO; M. DANNEMANN; T. VICUÑA; M. LOYOLA; J. M. PALACIOS; R. BARROS;  E. BELLO.   “Análisis de un genio popular hacen artistas y escritores”, Revista de Educación, Santiago de Chile, 1968.  N° 13, p.70

17 Vengan a cantar junto a mí, entrevista publicada en el “Suplemento Dominical”, diario El Mercurio, Octubre de 1966. URL: http://violetaparra.cl/

18 Revista El Caimán Barbudo,, n°54, marzo de 1972, La Habana, Cuba. Fuente: http://www.caimanbarbudo.cu/

19 Audición:

20 El poeta español Alonso de Ercilla y Zúñiga escribe el poema épico  La Araucana, donde describe esta problemática.

21 Audición:

22 Audición:

23 El salitrero y premio nacional de literatura Hernán Rivera Letelier es un referente en la temática, con más de 8 libros.

24 Audición:

25 Matta, Guillermo.  Don Manuel Rodríguez: biografía.  Santiago de Chile: ed. Biblioteca nacional, 1996

26 Audición: Disco “Canciones reencontradas en Paris”,  1971.

27 Audición:

28 Audición:

29 Audición:

30 Audición:

31 Audición:

32 La sirilla es una serie formas musicales y coreográficas perteneciente a la Isla Grande de Chiloé.  Su origen y forma musical no tiene una característica definida, pero según Juan Pablo González ("Cristalización genérica en la música popular chilena de los años sesenta", Revista Transcultural de Música, 3,1997) derivaría de las seguidillas españolas.

33 Audición:

34 Audición:

35 PARRA, Violeta.  Décimas. Introducida por Pablo Neruda, Nicanor Parra y Pablo de Rokha. Buenos Aires: Sudamericana, 1976, pp. 35-36.



Bibliografía


ARGUEDAS, J.M.; J. R. MORALES; E. MARTINEZ B.; M. CARREÑO; M. DANNEMANN; T. VICUÑA; M. LOYOLA; J. M. PALACIOS; R. BARROS;  E. BELLO.   “Análisis de un genio popular hacen artistas y escritores”, Revista de Educación, Santiago de Chile, 1968.  N° 13, pp. 66-76.

COSTA G., Tania.  Canción popular, nacionalismo, consumo y política

en Chile entre los años 40 y 60.  Revista Musical Chilena, Año LXIII, Julio-Diciembre, 2009, N° 212, pp. 11-28

GARRIDO, Pablo.  Biografía de la cueca.  Santiago de Chile: Nascimiento, 1976

HOLAS, Sergio.  “Intenso vivir.  Contra el desarraigo: vida y creatividad en Violeta Parra”.  Revista Hispánica Internacional de Análisis Literario y Cultural, n° 9-diciembre de 2008

MANNS, Patricio. Violeta Parra.  Madrid: Júcar, 1978; 2ª ed. 1984.

NETTL, Bruno.  Música folklórica y tradicional de los continentes occidentales; música folklorica de latinoamérica, por Gérard Béhague ; España es así, música y danza popular, por Manuel García Matos ; versión española de Miren Rahm.  Madrid : Alianza, 1985

PARRA, Violeta.  Décimas. Introducida por Pablo Neruda, Nicanor Parra y Pablo de Rokha. Buenos Aires: Sudamericana, 1976.

Poesie populaire des Andes.  Paris: Francois Maspero, 1965.

Cantos Folklóricos chilenos.  Santiago de Chile: Nascimiento, 1979.

21 son los dolores.  Antología amorosa, introducción, selección y notas de Juan Andrés Piña.  Santiago de Chile: Aconcagua, 1976.

Violeta del pueblo.  Prólogo, selección y notas de Javier Martínez Reverte, Madrid: Visor, 1983.

 “Cuentos folklóricos”, Atenea, n° 423 (julio-septiembre, 1970), pp. 34-29.  Universidad de Concepción.

Violeta Parra, obra visual.  Eds.: Fundación Violeta Parra y Corporación Patrimonio Cultural de Chile.  Santiago de Chile: Ocholibros, 2ª ed. 2008.

SUBERCASEAUX, Bernardo y LONDOÑO, Jaime.  Gracias A La Vida.  Violeta Parra, testimonio.  Buenos Aires: Galerna, 1976



Filmografía:

 

AGÜERO, Ignacio.   Violeta Parra, Obra Visual.   Santiago de Chile: Ocholibros, 2007.


BRUMAGNE, Magdaleine.  Violeta Parra, bordadora chilena.  Ginebra: Sociedad Suiza de Radiodifusión y Televisión, 1964.

CASAUS, Víctor.  Gracias a la vida.  La Habana: ICAIC, 1977.

GRANDES CHILENOS DE LA HISTORIA. Violeta Parra.  Santiago de Chile: Televisión Nacional de Chile, 2008.


VERA, Luis.  Viola Chilensis. Santiago de Chile: Koch Releasing, 2005 

WOOD, Andrés.  Violeta se fue a los cielos.  Santiago de Chile: Wood Producciones, 2010.


 


Webgrafía

 

·     http://www.letras.s5.com/archivovioleta.htm

·     http://www.violetaparra.cl

·     http://www.revistas.uchile.cl/

·     http://www.memoriachilena.cl

·     http://karenkerschen.com/

·     http://www.artistasplasticoschilenos.cl

·     http://www.cancioneros.com

·     http://www.archivochile.com/Cultura_Arte_Educacion/html/cultart_vp.html

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Dankon pro la rememorigo pri Violeta Parra. Ŝi estis granda mizikistino, kiu ĉiam vivas en niaj koroj.