La 'Guerra de las Corrientes'
Electrocuciones de caballos, perros e incluso de personas. Todo valía en la 'Guerra de la Corrientes', una de las más feroces batallas que se han librado en la historia de la ciencia. La introducción de la electricidad para uso doméstico fue llevada a cabo a principios de la década de 1880 por el famoso inventor y empresario Thomas Alva Edison. Mediante pequeñas centrales eléctricas iluminaba calles y hogares de algunas zonas de Nueva York. Sin embargo, la gran fortuna que Edison generó mediante el uso de la corriente continua empezó a tambalearse en 1888 cuando comenzó a desarrollarse la corriente alterna.
Edison lanzó una de las campañas más violentas que se recuerdan para desprestigiar al gran valedor de la corriente alterna, Nikola Tesla
Edison no se quedó con los brazos cruzados y lanzó una de las campañas más violentas que se recuerdan para desprestigiar al gran valedor de la corriente alterna, Nikola Tesla, un serbio que con 28 años había llegado para trabajar junto a él. Las ideas del excéntrico Tesla eran brillantes, pero necesitaba el apoyo de Edison para desarrollar la corriente alterna. Edison vio claramente el futuro de esta nueva tecnología pero había invertido tanto dinero en el desarrollo de la corriente continua que se negaba a darle la razón a Tesla.
A pesar de que Edison le hizo la vida imposible, Tesla continuó con sus revolucionarias ideas para desarrollar la corriente alterna. Esta le permitía no solo transmitir la electricidad a tensiones muy elevadas y a mayor distancia, sino con una eficacia muy superior. Además, al tender cables más finos, se necesitaba menos cobre y menos estaciones, resultando la corriente alterna mucho más económica.
Tesla vendió rápidamente sus patentes al inventor y empresario George Westinghouse, que comenzó a vender la corriente alterna de forma tan agresiva que el «bueno» de Edison vio cómo su imperio se desmoronaba e inició el contraataque.
La peligrosa instalación de algunas líneas provocó algunos desgraciados accidentes. Edison, con un gran dominio de las técnicas de marketing y manipulación, aprovechó los accidentes para confundir a la opinión pública que desconocía los principios fundamentales de la «nueva electricidad» con titulares alarmantes en los periódicos como 'Nuevo cadáver en los cables'. Entonces, apareció el cuarto implicado en esta historia.
Harold Brown, antiguo trabajador de Edison, puso en marcha un horripilante programa de experimentos para apoyar la corriente continua de Edison. Electrocutaba perros, terneros...Todo valía para echar por tierra las ideas de Tesla. Así llegó una de los momentos más oscuros en la historia de la ciencia. El 6 de agosto de 1890, Brown empleó una silla eléctrica, que hacía uso de un generador Westinghouse adquirido ilegalmente, para ejecutar al asesino William Kemmler. En un espectáculo terrible se necesitaron dos intentos para darle muerte. De esta forma, Brown volvía a presentar la corriente alterna como un peligro para la sociedad.
Pero todos estos terribles ensayos para demostrar la inoperancia de las teorías de Tesla fueron inútiles... y el combate tuvo un claro vencedor.
En 1893 se inauguró la Feria Mundial de Chicago. Las empresas que quisieran hacerse cargo de la iluminación tenían que presentar sus propuestas. Se presentaron dos grandes candidatas: Westinghouse, con las tecnologías inventadas por Tesla, y General Electric, recién creada compañía que controlaba las patentes de Edison. No hubo color.
Cuando Westinghouse presentó un presupuesto por la mitad de lo que pedía General Electric, la obra le fue adjudicada y así Tesla pudo exhibir sus generadores, dínamos y motores. El 1 de mayo de 1893, el presidente estadounidense Stephen Grover Cleveland encendió 100.000 bombillas alimentadas básicamente con corriente alterna. Las ideas de Tesla habían triunfado y la 'Guerra de las Corrientes' tenía un claro ganador.
Según un artículo del 'New York Times', en 1915 hubo intención de otorgar conjuntamente un Premio Nobel de Física a Thomas Alva Edison y a Nikola Tesla, pero Tesla se negó a ser asociado con Edison y lo rechazó. Sin embargo, esto es una leyenda urbana. Según los archivos históricos de la Academia Sueca, Tesla solo recibió una nominación para el Premio Nobel de Física. Fue en 1937 y no lo logró.
La desgracia de Tesla tuvo un último episodio. En los siguientes años el científico europeo se dedicó a investigar con las ondas de radio y las altas frecuencias. En aquellos tiempos eran varios los investigadores que intentaban controlar las ondas de radio que había descubierto Hertz, desde el ruso Alexander Popov hasta el italiano Guglielmo Marconi. Fue este último quien en 1901 logró transmitir una señal a través del Canal de la Mancha utilizando ni más ni menos que 17 patentes de Tesla... ¡Y en 1909 la Academia sueca le dio el Premio Nobel a Marconi!
A pesar de que en 1943 la corte suprema de los EE UU reconoció el descubrimiento a Tesla, Marconi pasó a la historia como el gran inventor de la radio. ¿Justamente? Es muy difícil establecer una paternidad única de la radio.
Debido a su personalidad excéntrica y a que era un pésimo financiero, Tesla, uno de los ingenieros e inventores más importantes de la historia, fue finalmente relegado al ostracismo y considerado un científico loco... cosa que no es de extrañar conociendo hasta donde llevaba los límites de su excentricidad. ¡Hasta llegó a decir que había inventado el Rayo de la Muerte!
En 1943, Nikola Tesla murió sumergido en la más absoluta pobreza. Actualmente la historia lo considera una de las mentes más privilegiadas que ha dado la humanidad y su contribución fue esencial para muchas de las cosas de las que disfrutamos hoy día (radio, TV, telefonía móvil, internet, etc.), lo que no significa que la corriente continua de Edison no haya tenido (y siga teniendo) un papel fundamental.
Sin embargo, y como repetía noche tras noche el mítico periodista deportivo José María García: El tiempo es el único juez insobornable que da y quita razones y, al final, pone a cada uno en su sitio.