El cine. The cinema.

in cinema •  7 years ago 

El cine nació como espectáculo y diversión en el que se aplicaban los descubrimientos de la época. El cine es, al mismo tiempo, un verdadero arte desde sus comienzos. El cine, también desde su inicio es documento de la vida de la época. Estas tres características, la documental, la artística y la festiva las ha conservado en el tiempo y en la ilusión de todos los que se implican en su mundo, los que lo fabrican y los espectadores.
Siglos antes, en algunos casos desde la antigüedad, ya los filósofos, científicos e inventores habían puesto en práctica sus descubrimientos al servicio de la imagen. La cámara oscura se conocía desde siempre, aunque en su variante de proyección de exteriores iluminados por el sol su desarrollo crece en el siglo XVI y las primeras imágenes fotográficas, aún sin fijar, se realizaron en 1803. Los espectáculos en la oscuridad con el maravilloso invento de la linterna mágica son utilizados para proyectar cuadros ya en el siglo XVI. Desde la antigüedad se conocía también la persistencia de la visión en la retina, clave para entender la imagen en movimiento.

El siglo XIX lleva los inventos al mundo del espectáculo, reuniendo los ingredientes anteriores, cámara oscura, fotografía, lentes, proyección y las ilusiones visuales en ruedas que dan vueltas para delicia de los salones de la aristocracia, y más tarde para un público ávido de sensaciones en las sesiones de magia y prestidigitación. Se utilizaron así artilugios que hoy conocemos y que, perfeccionados, seguimos utilizando como medios audiovisuales. Los ilusionistas utilizaron los inventos en salas oscuras y llenas de emoción en proyecciones sobre humo, utilizando espejos, engañando con sus trucos ópticos al crédulo público del momento.

Fue la herencia que el cine, ‘es el único arte (Cabrera Infante 1997) que nació de la tecnología’, recibió en sus comienzos, cuando se asombraban los habitantes de París por primera vez, y más tarde los de todo el mundo sobre las maravillas que se podían ver, proyectadas sobre una sábana en una sala oscura.
Entrar en el mundo del cine abre a las personas un universo apasionante. La mayoría tiene un contacto con el cine, limitado a la asistencia esporádica a salas comerciales, a ver la película de actualidad en compañía de sus grupos de amistades. En muchos casos, preparados para consumir durante la función un soberano paquete de palomitas de maíz, prevaleciendo la cultura americana sobre la española, a la que sustituye eliminando el consumo de pipas de girasol.

Esa es solamente la puerta de acceso al fascinante mundo del cine. Al comprar la entrada, ya se inicia en la persona un procedimiento, un proceso de implicación que no debe quedar en la simple visión de la película.

El mundo del cine es al mismo tiempo industria y arte, espectáculo y pensamiento. En este texto intentaremos adentrarnos en ese mundo apasionante desde un punto de vista muy particular. El del desafío que desde el mundo de la educación en todas sus variantes puede aportar a que quienes van al cine, pequeños, adolescentes o mayores... Para que todos se interesen por lo que hay detrás de la sala cinematográfica y de la pantalla, para que quienes no van al cine, acepten esta entrada, aun cuando fuera a través de la televisión. Para que esta invitación de introducirse en una sala oscura, sea el punto de partida, como el de "Alicia en el País de las Maravillas", el ingreso en el fascinante mundo que se le abre.
(En lo personal, es una de mis películas favoritas, la cual voy a ver lo más pronto que pueda).
Durante años, cerca de dos décadas, disminuyó la entrada de espectadores en las salas comerciales. Se habló de la caída en picado, de la muerte, del cine. Atribuido a muchas causas, entre ellas al auge de la televisión, lo cierto es que el cine se encontraba en baja forma. Se hundieron las grandes productoras, se dejaron de realizar superproducciones y los estudios se dedicaron casi exclusivamente al telefilme. Han transcurrido cerca de tres décadas para que los cines se vuelvan a llenar. Sin entrar en razones ni pretender explicar ninguna posibilidad, sí se habla de la vuelta al cine espectáculo, a la utilización de nuevas tecnologías aplicadas a los efectos especiales. No olvidemos tampoco los nuevos estilos de promoción y marketing ni el establecimiento de nuevas formas de construir las salas, los minicines y las grandes superficies dedicadas a proyección, los multicines, con multitud de ofertas en el mismo lugar. Las productoras invierten cantidades ingentes de dinero en campañas publicitarias y marketing, llevando al espectador hacia las salas comerciales. La sala cinematográfica está más cerca del consumidor. Es posible que nuevas formas de narrar historias, líneas argumentales más acordes con las sensaciones y sentimientos actuales, montajes de ritmo trepidante, la tecnología aplicada al sonido, tanto en su composición como en su emisión en las salas cinematográficas, efectos especiales de sonorización, hayan atraído otra vez al público, a una mayoría de personas jóvenes, a un cine diferente. Al mismo tiempo, la connivencia entre cine y televisión se hace cada día más palpable. Un ejemplo, la ‘Disney’ se negó durante años, o lo hizo con reticencia, a pasar sus películas a vídeo. Hoy las promociona y vende a los pocos meses del estreno, siendo una de sus mayores fuentes de ingreso.
El cine sigue vivo. Es osado predecir que ya no se harán películas de calidad, sí se harán películas de calidad. Los tiempos cambian pero aportan nuevos aires, nuevos medios, ideas frescas, problemas diferentes, que azuzan al elemento creativo que tiene el cine a buscar caminos diferentes. Los años decantarán los productos que merezcan pasar a la historia del cine. Si vuelve la alegría a los productores, se arriesgará el dinero con mejor fortuna, y habrá menos miedo a crear obrar de arte aunque el beneficio comercial sea menor. De momento, disfrutemos, critiquemos y aprendamos con lo que tenemos.
No nos cerremos nunca a nada. No olvidemos que hay muchos, y cada vez habrá más y mejor, modos de ver películas.

Decíamos: una película hay que verla en el cine. En un lugar preparado para ello. Qué mejor que el ambiente, la sala oscura, la necesidad de salir de casa especialmente para la ocasión, dejar la televisión... El hecho positivo de decidir ir al cine ya es importante en sí, la calidad de la imagen, la pantalla grande, el magnetismo de la pared blanca, el sentirse inmerso en los acontecimientos que se suceden en la película... La magia de la sala comercial, la oscuridad, el adentrarse en los ambientes y los nuevos sonidos que te sumergen en el ambiente.
Todos los pueblos tienen unas historias que cuidan con esmero porque les permiten identificarse a sí mismos y otras que comparten con el resto de la humanidad. Las narrativas tradicionales tratan por lo general de conocimientos sobre la vida, la cultura y la moral, que han tenido una gran influencia en los individuos, sociedades y culturas. La literatura y cine son artes narrativas y, en consecuencia, un pretexto para contar historias ya desde las primeras transmisiones orales o fílmicas. La primera utiliza palabras y el segundo imágenes pero la meta es la misma: la historia contada que trasciende al lenguaje para convertirse en fuente de emociones y de sentimientos. Se dice que en el cine las historias se ven con los ojos abiertos y en la literatura con los ojos cerrados. No hay una contraposición obligada entre el arte de la imagen, de la luz, de la plástica y el arte de la palabra1. El cine interpreta la historia, traslada la esencia del texto literario a la narración fílmica, pero dejando que la película adquiera su propia vida. El mismo guión cinematográfico es literatura, una literatura “especial”, pensada en imágenes y, en este sentido, en toda película las palabras son la piedra angular de la imagen.

El cine hace con la literatura un ejercicio de síntesis porque la imagen es incapaz de absorber la riqueza de la vida y matices que el narrador ha puesto en el libro, pero a su vez, la historia original puede mejorar en manos de un buen director hasta llegar a ser una obra maestra
La imagen en movimiento, sus mensajes, sus ideas técnicas y sus contenidos son elementos de indiscutible valor y de indispensable estudio en las aulas. Es una de las estrategias interdisciplinares por excelencia, vía para lograr la transversalidad, y al mismo tiempo base y fundamento de análisis y estudio de cualquiera de las áreas de un programa de trabajo. El cine refleja la totalidad, pues su fundamento es contar dramas humanos con tecnologías y lenguajes diversos a los tradicionales. El cine, como comenta MacLuhan en “El aula sin muros”, complementa conocimientos, integra ideas y lenguajes. El cine puede hacer comprender mejor una obra de teatro, un drama escrito, y al mismo tiempo puede incitar a leer la obra literaria que ha servido de base al film. Los primeros tiempos del cine sirven para analizar toda aquella vida que se apreciaba desde diversas ópticas tras el ojo de la cámara, esa cámara que presenta las cosas con otra visión. En “El sexto sentido”, de Sobrevila, la cámara ve la realidad de modo diverso al del ojo humano, que hay detalles o situaciones que no puede apreciar. El cine nos introduce tanto en la pequeñez de los elementos, convirtiéndolos en importantes como en los inconmensurables espacios transformándolos en accesibles y entrañables.
Observad en un cine. Cuando acaba a película, inmediatamente la gente se pone en pie y se va. Nadie se queda a disfrutar de los rótulos y títulos finales. Si es en la última sesión, pueden incluso apagarnos las luces para que a nadie se le ocurra quedarse. En las cadenas de televisión, lo normal es que se corten los títulos, por ganar tiempo, eliminando así una gran cantidad de información de mucho interés. El telespectador tampoco los echa de menos lo que crea un círculo vicioso que provoca que a menor información menos se hace necesaria.

Recomiendo leer las letras. A veces nos encontramos con sorpresas agradables, bromas, escenas de descarte. La música suele ser atractiva, hay informaciones de interés, sobre el equipo técnico y artístico, sobre los lugares de rodaje, patrocinadores... Hay mucho que aprender con las letras, títulos y rótulos en el cine.

Algunos directores han acrecentado la creatividad con los mismos, sorprendiendo agradablemente al espectador. Antiguamente se colocaban siempre al principio, y se dejaba para el final solamente el ‘Fin’. Actualmente, lo normal es que se separen en dos secciones, en la primera, al comienzo, se exponen los datos más importantes y significativos. Al final, se repiten otra vez, es importante por si alguien desea refrescar nombres de actores o de técnicos, y porque las diversas legislaciones y algunos sindicatos, exigen determinadas normas de publicación de autores y de textos.

Sin embargo, aparte de lo formal, se prodiga la creatividad colocándolos de mil formas distintas, retrasándolos a veces bastante avanzada la película, dejándolos para el final totalmente, sorprendiéndolos con escenas complementarias o de descarte de la película, haciendo alguna broma o guiño al espectador, acompañándolos con música distinta, dibujos animados o de una gran diversidad de efectos especiales.

The cinema was born as a show and fun in which the discoveries of the time were applied. Cinema is, at the same time, a true art from its beginnings. The cinema, also from its beginning, is a document of the life of the time. These three characteristics, the documentary, the artistic and the festive, have preserved them in time and in the illusion of all those who are involved in their world, those who make it and the spectators.

Centuries before, in some cases since antiquity, philosophers, scientists and inventors had put their discoveries into practice at the service of the image. The camera obscura has always been known, although in its variant of exterior projection illuminated by the sun its development grows in the sixteenth century and the first photographic images, still unfixed, were made in 1803. The shows in the dark with the wonderful Invention of the magic lantern are used to project paintings as early as the 16th century. Since ancient times, the persistence of vision in the retina was also known, key to understanding the moving image.

The nineteenth century brings inventions to the world of entertainment, bringing together the previous ingredients, camera obscura, photography, lenses, projection and visual illusions on wheels that go round to delight the halls of the aristocracy, and later for an audience eager to sensations in the sessions of magic and prestidigitation. We used gadgets that we know today and that, perfected, we continue to use as audiovisual media. The illusionists used the inventions in dark rooms and full of emotion in projections on smoke, using mirrors, deceiving with their optical tricks to the credulous public of the moment.

It was the inheritance that the cinema, 'is the only art (Cabrera Infante 1997) that was born of technology', received in its beginnings, when the inhabitants of Paris were amazed for the first time, and later those of the whole world on the wonders that could be seen, projected on a sheet in a dark room.
Entering the world of cinema opens up to people an exciting universe. The majority has a contact with the cinema, limited to the sporadic attendance to commercial rooms, to watch the current movie in the company of their friends. In many cases, prepared to consume during the show a sovereign package of popcorn, prevailing the American culture on the Spanish one, to which it replaces eliminating the consumption of sunflower seeds.

That is only the gateway to the fascinating world of cinema. When buying the ticket, a procedure is already initiated in the person, an implication process that should not be left in the simple vision of the film.

The world of cinema is at the same time industry and art, spectacle and thought. In this text we will try to enter into that exciting world from a very particular point of view. The challenge that from the world of education in all its variants can bring to those who go to the movies, small, teenagers or older ... So that everyone is interested in what is behind the movie theater and the screen, so that those who do not go to the movies, accept this entry, even if it was through television. For this invitation to enter a dark room, is the starting point, as the "Alice in Wonderland", the entry into the fascinating world that opens.
(Personally, it's one of my favorite movies, which I'll see as soon as I can).

For years, nearly two decades, the entrance of spectators in the commercial halls diminished. There was talk of plummeting, death, cinema. Attributed to many causes, including the rise of television, the truth is that the film was in low form. The big producers were sunk, they stopped performing overproductions and the studies were almost exclusively dedicated to the telefilm. It has been nearly three decades for theaters to be replenished. Without entering into reasons or pretending to explain any possibility, we do talk about the return to the show cinema, to the use of new technologies applied to special effects. Let's not forget either the new styles of promotion and marketing or the establishment of new ways of constructing the halls, minicines and the large surfaces dedicated to projection, the multiplexes, with a multitude of offers in the same place. The producers invest huge amounts of money in advertising and marketing campaigns, taking the viewer to the commercial rooms. The movie theater is closer to the consumer. It is possible that new ways of telling stories, story lines more in tune with current sensations and feelings, assemblies of fast-paced rhythm, technology applied to sound, both in its composition and in its emission in cinemas, special sound effects, have attracted again to the public, to a majority of young people, to a different cinema. At the same time, the connivance between cinema and television is becoming increasingly palpable. An example, the 'Disney' refused for years, or did so reluctantly, to pass their movies to video. Today he promotes and sells them a few months after the premiere, being one of his main sources of income.
The cinema is still alive. It is bold to predict that quality films will no longer be made, quality films will be made. Times change but bring new airs, new media, fresh ideas, different problems, which provoke the creative element that cinema has to look for different ways. The years will decant the products that deserve to happen to the history of the cinema. If the joy returns to the producers, the money will be risked with better fortune, and there will be less fear to create work of art although the commercial benefit is smaller. For now, let's enjoy, criticize and learn with what we have.
We will never close to anything. Let's not forget that there are many, and there will be more and better, ways of watching movies.

We said: a movie must be seen in the cinema. In a place prepared for it. What better than the environment, the dark room, the need to leave the house especially for the occasion, leave the television ... The positive fact of deciding to go to the cinema is important in itself, the quality of the image, the big screen , the magnetism of the white wall, the feeling of being immersed in the events that take place in the film ... The magic of the commercial room, the darkness, the entering into the environments and the new sounds that immerse you in the environment.
All the towns have stories that they take care with care because they allow them to identify themselves and others that they share with the rest of humanity. Traditional narratives usually deal with knowledge about life, culture and morals, which have had a great influence on individuals, societies and cultures. Literature and cinema are narrative arts and, consequently, a pretext to tell stories from the first oral or film transmissions. The first uses words and the second images but the goal is the same: the told story that transcends the language to become a source of emotions and feelings. It is said that in the cinema the stories are seen with open eyes and in literature with closed eyes. There is no forced opposition between the art of the image, of light, of the plastic arts and the art of the word1. The cinema interprets history, translates the essence of the literary text to the filmic narrative, but allowing the film to acquire its own life. The same cinematographic script is literature, a "special" literature, thought about images and, in this sense, in every film words are the cornerstone of the image.

The cinema does with literature an exercise of synthesis because the image is incapable of absorbing the richness of life and nuances that the narrator has put in the book, but in turn, the original story can be improved in the hands of a good director until become a masterpiece
The moving image, its messages, its technical ideas and its contents are elements of indisputable value and indispensable study in the classrooms. It is one of the interdisciplinary strategies par excellence, via to achieve transversality, and at the same time the basis and foundation of analysis and study of any of the areas of a work program. The cinema reflects the totality, because its foundation is to count human dramas with technologies and languages ​​different from the traditional ones. The cinema, as MacLuhan says in "The classroom without walls", complements knowledge, integrates ideas and languages. The cinema can make better understand a play, a written drama, and at the same time can encourage reading the literary work that has served as the basis for the film. The early days of cinema are used to analyze all that life that was appreciated from different perspectives behind the camera's eye, that camera that presents things with another vision. In "The sixth sense" of Sobrevila, the camera sees reality differently from the human eye, that there are details or situations that can not be appreciated. The cinema introduces us both in the smallness of the elements, making them important as well as in the immeasurable spaces transforming them into accessible and endearing.
Observe in a cinema. When the movie ends, people immediately stand up and leave. Nobody stays to enjoy the labels and final titles. If it is in the last session, you can even turn off the lights so no one can think of staying. In the television networks, the normal thing is that the titles are cut, to gain time, thus eliminating a great amount of information of great interest. The viewer does not miss them either, which creates a vicious circle that causes less information to become necessary.

I recommend reading the letters. Sometimes we find pleasant surprises, jokes, discard scenes. The music is usually attractive, there is interesting information, about the technical and artistic team, about the filming locations, sponsors ... There is much to learn with the letters, titles and labels in the cinema.

Some directors have increased creativity with them, pleasantly surprising the viewer. In the past they were always placed at the beginning, and only the 'End' was left for the end. Currently, the normal thing is that they are separated into two sections, in the first, at the beginning, the most important and significant data are exposed. In the end, they are repeated again, it is important if someone wishes to refresh the names of actors or technicians, and because the different legislations and some unions, require certain norms of publication of authors and texts.

However, apart from formality, creativity is lavished by placing them in a thousand different ways, delaying them at times quite advanced the film, leaving them for the end totally, surprising them with complementary scenes or discarding the film, making some joke or wink to the viewer , accompanying them with different music, cartoons or a great diversity of special effects.

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