Con el concepto de los 'food truck', los restaurantes salen a la calle y en la carretera, el mismo escenario para el que Citroën pensó en fabricar este vehículo comercial en 1947, el Citroën H.
Muchos habremos visto en las películas, estadounidenses principalmente, como los actores compran comida en caravanas, camionetas, etc. En nuestro país, quien no ha ido a algún mercadillo o en alguna competición deportiva donde ha podido observar como vehículos adaptados son los bares donde público, acompañantes y participantes pueden hacer un café, beber un refresco o comer un bocadillo. Recuerdo que hace nueve o diez años, cuando iba a carreras de motocross, trial o enduro por la demarcación, coincidía con una familia que tenía un camión restaurante. Ahora se han puesto de moda para que los cocineros son más profesionales y la comida que sirven puede ser más elaborado. Además, muchos han confiado en camionetas históricas muy bien restauradas y adaptadas a este servicio, la principal es la Citroën H de 1947.
Tradicionalmente limitadas a ámbitos domésticos o establecimientos con más o menos estrellas y tenedores, la cocina y la gastronomía piden paso. En una época en que los grandes chefs son personalidades populares, los programas de cocina lideran las audiencias y sus avatares consiguen ser "trending topic" en las redes sociales era cuestión de tiempo que los amantes de los fogones y la buena mesa tomaran las calles a bordo de unos vehículos revolucionarios: los 'food trucks', que ya tienen, incluso, su propio espacio en la televisión.
En 1947 comenzó la fabricación del Citroën H, que añade la estructura monocasco a las innovaciones del TUBO. Su motor y su caja de cambios estaban situados en el voladizo delantero, por lo que se aprovechaba al máximo el espacio de carga. La chapa ondulada, además de darle un aspecto inconfundible, daba más rigidez a su carrocería. Unida a su parte posterior prácticamente cúbica, permitía multitud de transformaciones: desde instalar una puerta lateral deslizante hasta habilitar una cocina totalmente equipada, como se hace actualmente en los food trucks. Todos los furgones actuales son una versión modernizada de este modelo, que se lanzó en España en 1962. Dejó de fabricarse en 1982. Su carácter práctico, su robustez y su excepcional comportamiento en carretera lo convierten en un vehículo ideal para devorar kilómetros ofreciendo, de plaza en plaza, lo mejor de la gastronomía.
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