Hay momentos o situaciones que nos marcan para siempre y que a veces se salen de nuestras manos. Sabemos que si no experimentamos no crecemos y si no sentimos no aprendemos.
Todos tenemos problemas de distintos tipos, sabores y olores. A veces las cosas no salen como las esperábamos y de pronto la vida nos cambia de una manera inesperada.
Hay casos que son tragos amargos para quienes lo viven, nos cuesta estabilidad, tranquila, restándonos paz durante mucho tiempo. La vida nos cambia los planes de un momento a otros, por un despido, una enfermedad terminal, accidente, el fracaso de un negocio, un fraude, una ruptura una deuda, el fallecimiento de un familiar…
Toda nuestra historia cambia con un evento inesperado, una mala noticia, una llamada telefónica, un encuentro, una discusión, o simplemente por estar en el lugar equivocado, es como un iceberg que aparece de pronto, impidiéndonos que sigamos navegando en aguas calmadas.
La adversidad aparece cuando nadie quiere y se va después de una buena estancia. Las crisis simplemente llegan.
Dile gracias adversidad, pero no te necesito.
Saca lo mejor de ti.