El modesto equipo ecuatoriano Independiente del Valle dio la campanada y venció (2-3) a Boca Juniors en La Bombonera de Buenos Aires. El cuadro dirigido por el uruguayo Pablo Repetto se clasifica así para la final de la Copa Libertadores, en la que se medirá la próxima semana por su primer título continental contra el Atlético Nacional de Colombia, que derrotó al Sao Paulo de Brasil en la otra semifinal. Tras remontar un gol tempranero del conjunto xeneize, la Cenicienta del torneo jugará la ida en Quito el próximo 20 de julio y disputará la vuelta el 27 de julio en Medellín.
En la primera parte, los equipos armaron un partido ciclotímico, que alternó entre la lógica y la sorpresa. Los primeros 20 minutos fueron de Boca. Dominando ampliamente y con la pelota en su poder. Explotando las apariciones de su delantero estrella Cristian Pavón, que no pudo jugar en el partido de ida por estar suspendido, y el lateral colombiano Frank Fabra, dueño de una precisión quirúrgica a la hora de lanzar centros. Entre ellos conectaron a los 3 minutos de juego para poner en ventaja a Boca y encender a una Bombonera repleta de bote a bote.
Pero pasados los 20 minutos, llegó el tiempo de la Cenicienta. No le bastaron muchas chances al equipo ecuatoriano para igualar las cosas en el marcador. Luego de un sorpresivo ataque de Junior Sornoza, quien apareció sorpresivamente detrás del Cata Díaz en el área, Orión envió al saque de esquina que luego se convirtió en el empate de Luis Caicedo, a los 24.
Y llegando a los 40 minutos, las acciones volvieron a ser para Boca. una ráfaga en los minutos finales convirtió en figura temporaria al portero Azcona, quien tapó remates de Tévez, Fabra y Pablo Pérez. Los de Barros Schelotto no han sabido capitalizar el momento y se fueron al vestuario con caras largas. Ni siquiera se imaginaban lo que vendría.
Boca tuvo 3 minutos de terror. Dos tremendas desatenciones defensivas le hicieron perder todo. Entonces, fue estéril la discusión de Barros Schelotto con un periodista en la semana, las prácticas a puertas cerradas y con total hermetismo y todas las declaraciones de la previa. El segundo tanto ecuatoriano llegó a los 48, cuando Insaurralde se demora en un cierre y Cabezas define cruzado por debajo del cuerpo del arquero.
El tercero fue el colmo. Agustín Orión, referente y muchas veces capitán del equipo sufrió un exceso de confianza y, fuera del área de 16 metros, quiso jugar corto con Cata Díaz, pero la pelota le quedó a José Angulo, que definió con el arco vacío. A partir de ahí comenzó otro partido, con Boca entre desesperado y frustrado, dado que ya eran necesarios 4 goles para acceder a la final. No obstante, tuvo una chance con un penal que llegó tras una mano de Arturo Mina. En forma sorpresiva, el penal no fue pateado por Carlos Tévez, quien tuvo una noche entre sombras. Lodeiro remató y contuvo Azcona. Boca se quedó en las gateras de su undécima final y la séptima deberá esperar.
Ya no debe sorprender a nadie este modesto equipo con apenas 58 años de vida. Los laterales Nuñez y Ayala fueron de lo mejor de toda la Copa Libertadores. El uruguayo Risotto y Bryan Cabezas trabajan como obreros en el medio campo y los Angulo, Julio y José, se conocen como si de verdad fueran hermanos. Y, por supuesto, Librado Azcona nunca olvidará esta Copa Libertadores, en la que se convirtió en uno de los mejores jugadores del continente.
El próximo miércoles, Independiente del Valle recibirá a Atlético Nacional en Quito y la otra semana, la Cenicienta se volverá a subir a la carroza que alguna vez fue calabaza para viajar a Medellín, pero ya no se hacen problemas: los rivales no cuentan con que ninguno de los partidos termina más allá de medianoche, razón suficiente para seguir confiando en el hechizo.
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