BIENVENIDA A TI MISMA.
Y entonces te das cuenta… que afuera no hay nada que pueda resolver tus dilemas internos.
Ni juez que decida si estás haciendo
o no lo correcto.
Ni corazón que pueda latir como el tuyo.
Ni cuerpo que responda al amor
como el que contiene tu alma.
Ni tiempo para esperar el tiempo de otros.
Ni ganas de vivir de esperanzas prestadas.
Entonces te levantas y muy sencillamente, atraviesas tu puerta y entras en tu vida…
para hacerte su dueña, decorarla a tu gusto, estallarla de música y vibrar de colores.
Porque a eso viniste, a habitarte completamente, sin excusas, sin miedo,
sin prisa, ni culpa.
¡Bienvenida a ti misma!