Chantal Baudaux

in creepypasta •  6 years ago 

Chantal Baudaux, es una actriz venezolana de ascendencia francesa, que se hizo conocida y relevante en la palestra y la farándula venezolana, durante la primera década del siglo XXI por su participación en novelas de alto revuelo dentro de las dos cadenas televisivas, en aquel entonces, mas importantes del país: RCTV y Venevisión. Teniendo especial participación, en la primera de estas con su papel mas recordado, encarnando el rol protagónico en el personaje de Gloria, dentro de la novel La Mujer de Judas.

Chantal, resaltaba por ser una actriz que gozaba de una personalidad atrevida, encaradora, fresca y hasta cierto punto intimidante. Sus cualidades físicas, eran genuinas y no escapaban a la vista de ningún televidente que constantemente sintonizaba sus participaciones en los programas de televisión. Era una actriz que se perfilaba para tomar un camino a la madurez bastante interesante y por ende, daba gusto y curiosidad, saber que pasaría con ella en los años por venir.

Sin embargo, tengo que admitir que no soy un experto en cuanto al tema de la farándula se refiere, y mucho menos si este, abarca el tema de mi país, en donde considero que el tema de la actuación y el espectáculo toma otros rumbos y otros derroteros, por no decir, que no goza del mismo prestigio, talento y profesionalismo, que nuestros hermanos del Norte del continente. Se podría discutir si esto es realmente cierto o no, si impera alguna clase de calidad, por encima de todo lo anteriormente dicho, pero sería abarcar un tema, que no nos corresponde. Chantal, sufrió lo mismo que sufrieron, el resto de sus colegas en los años que estuvieron por venir, durante aquella década de principios de este nuevo milenio, y fue el colapso total de una república, que veía sus mejores años cada vez mas lejos, y a sus mas grandes talentos con un norte, que no apuntaba a ninguno de los extremos de su madre tierra.

Pero tampoco estamos aquí para hablar de temas políticos, nacionalistas o emancipadores, ni mucho menos para dar un mensaje de reconciliación, esperanza, fe o certidumbre. Estamos aquí para hablar de porque a pesar de que pienso, que Chantal Baudaux es y sigue siendo una actriz con talento, bella, con personalidad y que da gusto de ver, a mi, después de una noche en particular, su sola mención, su sola aparición, me atrae retazos de un pasado dulce, que tuvo manchas grises definidas en la forma de pesadillas que muy probablemente nunca podré olvidar.

Chantal se hizo conocida por encarnar el papel de Gloria en la telenovela La Mujer de Judas. En dicha novela, Chantal y todos sus co-protagonistas, debían desenmarañar una red de asesinatos, confabulaciones y conspiraciones alrededor de una propiedad de hectáreas, pertenecientes a una acaudalada familia que desde generaciones, había procreado sus riquezas en base a la vinicultura y al arte del buen beber. En todo este entorno, desarrollado en la ciudad larense de Carora, se presenta la imagen de un/a asesino, apodado la Mujer de Judas. Dicho asesino, solía aparecer en medio de un escenario sombrio, dominado por la niebla, las luces opacas y la escasa visibilidad. La Mujer, además, como carta de presentación, tarareaba una canción nupcial de carácter tétrico, que recordaba el paso de la novia, rumbo al estrado donde esperaría ser desposada, hasta finalmente revelar una figura de aproximadamente dos metros de alto, que protegía su identidad bajo los mantos envejecidos y corroídos por la desintegración y la putrefacción de una novial cualquiera.

Solía asesinar empleando un alambre de níquel muy fino, que atenazaba con fuerza alrededor del cuello de su víctima, hasta dejarla asfixiada. Podía variar su Modus Operandi, utilizando una bolsa de plástico, o remedando famosas obras de arte renacentistas, como la muerte de uno de los precursores de la iluminación francesa, cuando uno de los desdichados personajes, encontró su suerte desangrado dentro de una tina de baño, en medio de su propia sangre.

Sin embargo, para un niño de tan solo 9 años, esta clase de escenarios, si bien, podían resultar perturbadores, también resultaban ser interesantes. Lo que no deseabas ver, era en realidad un argumento a tu favor, para que nadie pensara que como varón, te gustaba ver novelas y querías saber que era lo que sucedería, y de alguna manera, tu subconsciente, mucho mas adulto y maduro que tu, sabía que en algún momento, este tipo de entretenimiento pasaría a ser solamente un recuerdo y a formar parte de un catálogo de nostalgias que te harán sonreír en algún momento.

No obstante, si bien, hubo miedos mas reales y relevantes en aquella época, como jugar Resident Evil 3 por primera vez, encontrarse con un país cada vez mas extraño y enrarecido o el atentado a las Torres Gemelas, hubo una noche valenciana, calurosa, ignominiosa, de esas a las que estaba acostumbrado, pero que nunca entendí porque encontraba tan sombrías y tan carentes de seguridad, en las que tras ver un episodio de la afamada novela, me retiré a dormir, sin recordar muy bien que tendría por delante al día siguiente, pero teniendo muy presente hasta el día de hoy, que fue lo que soñé esa noche.

En mi sueño, era un espectador dentro de uno de los escenarios mas recurrentes de la novela, la casa de la Juaca, la madre adoptiva de Gloria. Una casa envejecida, con cientos de motivos tradicionales de la región crepuscular de Venezuela, que destilaba calor, adrenalina y venezolanismo por todos lados y que servía como escenario de transición, hacia un evento mas importante.

Dicho lugar, se encontraba tan iluminado y tan familiar como siempre lo había visto en la televisión. Estaba casi completamente carente de personajes y de todo tipo de actividad, salvo por la presencia de Gloria, que parecía lucir uno de sus típicos atuendos juveniles de franelilla, minifaldas, zapatos deportivos y un lindo cabello castaño que enmarcaba un rostro definido por pecas que resultaba muy atrayente, pero que escapaba a la vista en aquel sueño, porque Gloria estaba de espaldas a mí, su narrador, el espectador de ese sueño.

Yo no decía nada, y Gloria tampoco lo hacía, las luces no titilaban, el aire no era mas pesado. Solo hacía calor y solo era una noche cualquiera dentro del mundo de la novela. De pronto, sin ningún tipo de razón, Gloria comenzó a darse la vuelta, como si supiera de que forma tuviese que encararme para conseguir una respuesta mas defensiva de mi parte. De pronto, aquel bello personaje se empezaba a tornar amenazante, misterioso y errático. 

A medida que se daba vuelta, me pude dar cuenta de que nada en su físico cambiaba. Su busto era del mismo tamaño y sus ropajes no parecían alterados en lo mas mínimo, al igual que la contextura y tonalidad de su piel, salvo por un minúsculo detalle. Su rostro.

Ese rostro... eso no podía ser un rostro.

Donde debían estar un par de ojos color mostazo, una nariz fina y menuda, unos labios escarchados y unas mejillas sutiles, habían vendajes de enfermo, empañados por sangre coagulada, podrida, avejentada. Con tonalidades similares a los que usaba el vesitdo de la novia, en las comisuras de la falda, pero aquí era mucho peor, porque hacían lucir a Gloria como una momia, o peor aún, como una persona que camina, que está consciente de su existencia y de la tuya, pero que aún así, no puedes concluir si está viva o si se puede razonar con ella.

Solo sé que se me quedó mirando.

Solo sé que pude sentir como el televisor se encendía en medio de la noche y yo no lo podía apagar.

Solo sé que por mas que trataba de desviar la mirada, el reflejo de la pantalla hacía contraluz con el espaldar de mi cama y eso devolvía la imagen de Gloria a mis retinas.

Solo sé, que aquella cara, aquel rostro, aquel ser, no era Gloria y se asemejaba mucho mas a una enfermera de Silent Hill, pero mucho peor.

Solo sé, que desde entonces, no puedo pensar en la bellea de Chantal Baudaux, de la misma manera.

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