El Valle de los Huesos
Vi a muchos ángeles sin alas y fulgor, impregnados de un fuego rojo y sus ojos oscuros como el Abismo y de un amarillento vidrioso, no vi resplandor alguno en ellos. El ángel dorado que se me había aparecido me dijo:
“estos nunca podrán elevarse y remontar hacia lo alto donde mora el Altísimo y los hijos del Cielo, los justos y santos elegidos, y donde finalmente habitaran los sellados y marcados con el signo del Hijo. Por su rebelión injusta han venido a morar en prisiones de oscuridad y más terrible será cuando sean lanzados en justo juicio al infierno, continuamente serán bañados por ríos de lava que le infligirán terrible dolor, de ahí su color rollizo. Estos ángeles ahora caídos, fueron en el Principio de todo, portadores gloriosos de inmensa virtudes, pero, las despreciaron y siguieron el camino del mal, pelearon contra los santos más fueron vencidos y arrojados al pozo del Abismo para que sean abominación eterna. Su deseo es de continuo devorar y destruir todo lo que es llamado bueno, justo y santo, su lengua esta bifurcada como la de un áspid, su cola de escorpión guarda la ponzoña de la muerte que ya padecen y que incuban en las almas de los hombres de entenebrecido entendimiento. Tal es la maldad que los consume, que carecen de cualquier voluntad de arrepentimiento, por ello fueron guardados en estas prisiones de oscuridad hasta el día señalado, el día que las sagradas copas sean derramadas sobre todos los moradores de la tierra, y se rompa el último de los sellos que los retiene. Solo entonces, subirán a la tierra donde extiende su fugaz señorío el Anticristo y la Bestia, acabaran con toda esperanza a su paso y será día de festín a las rapaces aves del cielo. A la Ramera se unirán y a los engañados reyes otorgaran poder de muerte, llenaran sus copas y festejaran sus insignificantes victorias con la sangre del pueblo santo. Atacaran sin piedad a los justos, los perseguirán como posesos e infligirles severo dolor hasta que el tiempo sea cumplido. En el Cielo el lagar de la ira será pisado por el Justo y Santo y derramada sobre todos ellos en conflagración de fuego que los consumirá en Armagedón. Los Abominables tres serán arrojados al fuego de azufre, ya no verán más la luz y atormentados por toda la eternidad serán.
Cuando el ángel divino abrió en el muro una puerta, vi al otro lado una gran llanura de huesos blancos y calcinados y a su alrededor muchas aves de rapiña. Le pregunté al ángel que era aquello que me mostraba tras la puerta y cuál era su significado. El me dijo:
"Esto que ves es el fin de los impíos que han perseguido al hijo varón y a sus descendientes. Grande será este día del Señor Altísimo, Señor de los ejércitos, día de gloria, sus enemigos han sido doblegados y ahora todos se arrodillan al portador del glorioso Nombre. Todo este valle de huesos que contemplas son los impíos que gozaban en su odio de perseguir y decapitar la cabeza de los santos elegidos, la descendencia de Abraham, el linaje de David, son el tronco de la piedad, ahora el Señor les ha devuelto la paga , ellos decían servir y someterse al Padre de todos, pero, solo servían a los demonios, y tenían como rey a Abbadon el destructor. Este castigo merecido es, porque ni cuando les dio prosperidad y victoria sobre su pueblo le quisieron conocer, mas bien llenaron de soberbia y destrucción sus corazones. Justo es su castigo porque en la derrota o en la perdida hicieron esfuerzo alguno para buscarme en espíritu y verdad, mas bien se empecinaron en rezos, leyes y sacrificios que en nada me complacen. Esta destrucción que sufren es la mirada del Señor, sus ojos de fuego los consumió como hojarascas. Este será el fin de los que se han levantado contra el Rey de reyes y han pretendido destruir la simiente santa."
Prophetic♱Spirit