Nos conocimos, y ¡no fue casualidad!...“la casualidad no existe”- me dijo un día un gran amigo- y siempre he llevado eso en mis recuerdos.
Nos conocimos, nuestras miradas se cruzaron y nuestras almas se unieron, pero tanto tú como yo, quisimos obviar el momento. Ya habíamos pasado por algunas decepciones como para volver a caer en una más. Nos habíamos topado con esa persona que nos hizo mil pedazos y nos dejó construyéndonos “una nueva vida solos”. Así que, sacando de nuestros corazones este nuevo sentimiento que nos hizo vibrar a primera vista, decidimos pasar la página de ese día, en que, aunque no lo quisiéramos, nuestras vidas en silencio cambiaron…
Nos seguimos viendo, solo de vez en cuando, pero ninguno se atrevía a hablar algo más, a pesar de que sentíamos que era mutuo nuestro sentir…
Nos seguimos viendo, solo algunas veces, pero en nuestros pensamientos nos acompañábamos, siempre con miedo de querer algo más…
Nos seguimos viendo, sin quererle dar una nueva oportunidad al desamor, perdiendo así la ocasión de encontrar una nueva razón para ser feliz…
Nos seguimos viendo, y recordé que ¡la casualidad no existe!, me da miedo sufrir, pero ahora nuestras vidas están atadas por nuestros pensamientos y sentimientos, ya no puedo contenerme, ¡estoy aquí, estás aquí!, solo dime cuándo y estaré a tu lado, permíteme atarme a ti.
Cóseme a tu corazón y a tu alma, que bien atadas nuestras vidas, nadie podrá hacernos daño, nadie podrá desatar nuestro amor. Cóseme a tu vida y a tu corazón….¡que no fue casualidad nuestro encuentro!.
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Mi cuento es una interpretación de la maravillosa canción de Beret - Cóseme.