Había una vez, un Chorrito muy travieso y curioso, que quería salir de su casa para ver a otros ríos. Un día se encontró con una ardilla que le dijo: ¡no salgas de tu casa! Pero el Chorrito tan desobediente no hizo caso, y se salió de su río para conocer a otros ríos.
El Chorrito caminó y caminó, y llegó a un río que tenía basura; y un pajarito pasó y le dijo: ¡chorrito travieso sal de ese río porque tiene mucha basura! ¡Vuelve a tu casa! El Chorrito desobediente se fue a otro río y al llegar se dio cuenta de que estaba contaminado porque tenía peces muertos y mal olor; entonces una linda mariposa le dijo: ¡Chorrito! ¡Chorrito! sal de ese río, que tiene sustancias químicas; y el chorrito sin fuerzas y sin poder caminar salió como pudo, pero era tan desobediente que en vez de irse para su casa siguió caminando y llegó a otro río que se estaba secando por la falta de lluvia; pero el chorrito estaba muy débil y no podía más; y cuando creía que iba a morir pidió ayuda a Dios y dijo: ¡Diosito! ¡Diosito! ayúdame por favor; yo quiero regresar a mi casita, yo se que tú creaste los cielos y la tierra, y también los ríos; ¡ayúdame por favor! y entonces se escuchó un gran ruido y las nubes se fueron acercando más y más y vino una gran lluvia y le dijo al Chorrito: ¡Chorrito! ¡Chorrito! cuando el río esté bien lleno inclínate y sal. Esta vez el chorrito fue obediente y salió del río como le dijo la lluvia.
Dios lo ayudó a salir de ese río y le dio fuerzas para regresar a su casita. El Chorrito al llegar a su casa, encontró a todos los animales y a sus familias que estaban muy contentos, y le preguntó la paloma: ¡Chorrito! ¡Chorrito! ¿Que ríos viste? Y dijo el Chorrito: aprendí y vi muchas cosas señora paloma; como siempre usted tan preguntona; vi varios ríos; unos con basura, donde los humanos botan neveras, cocinas y muchas cosas más; vi otros ríos contaminados con sustancias químicas, donde los peces están muertos y el agua tiene mal olor. Estos ríos mueren por las sustancias que botan las fábricas; y por último vi ríos secos, donde no ha llovido, porque Dios quiere enseñarle a las personas lo importante que es el agua; que deben cuidarla. Y también yo aprendí a obedecer y a no contaminar el agua porque el agua es vida.
¡¡CUIDEMOS EL AGUA; NO LA CONTAMINES!!
Domingo Ramírez