Érase una vez un rey que había sido coronado hace poco, era joven e inexperto pero altivo y orgulloso, su padre había abdicado por razones de salud y su abuelo aún vivía en el castillo, este, aunque nunca fue rey su nieto lo tenía por olvidado y como asunto menor dentro de sus funciones, además de atender los establos. Desde pequeño el joven rey fue un excelente estudiante y cumplía todas las actividades que se le encomendaban, por eso la administración del reino no se le hacía muy difícil. Un día llego un campesino y pidió audiencia al rey, el cual ante su presencia explico que un gran dragón de ojos de fuego y cuernos dorados se había comido todas sus ovejas la noche anterior, el rey con tono despreocupado dijo que revisaría el caso y lo despacho amablemente, a la mañana siguiente 3 campesinos dijeron lo mismo que el primer campesino, y al tercer día todo el pueblo se quejó del mismo dragón, menudo lio para el rey novato, entonces comisiono a 50 hombres para que mataran al dragón, valientes y decididos salieron los hombres en la empresa designada, pero al cabo de unas horas solo uno volvió y no quiso hablar de lo ocurrido, el rey consternado busco consejo con su padre el antiguo rey y este solo le dijo, envía a tu abuelo, el joven rey no entendió y omitió el consejo, entonces llamo a sir Arthur tomas del león feroz, el caballero más valiente en el reino y lo envió a matar el dragón con 100 hombres. Pero Al día siguiente cuando el sol daba sus primeros rayos de esplendor solo el caballo galopando volvió y no hubo rastros de los demás, el pobre rey fue esta vez con su madre buscando consuelo y al preguntarle que debía hacer la madre contesto, envía a tu abuelo desconcertado volvió a su trono y pensó que debía ser más duro con la situación, entonces llamo a 1000 hombres y tomo su armadura monto su caballo y enfilo sus tropas hacia el enfrentamiento inevitable con el cruel dragón. Al llegar a la montaña donde moraba el animal, con voz de mando el rey le ordeno, -sal monstruo y enfrenta tu destino-, de pronto emergió una bestia de ojos rojos envuelta en fuego y humo, era más grande y más feroz de lo que se creía, no hubo mucho que se pudiera hacer, el rey huyó despavorido como pudo llego a las caballerizas y allí su abuela le auxilio. Con la fe ya perdida dijo estas palabras –he defraudado a mi reino no merezco ser rey- su abuela lo abrazo y viéndolo a los ojos le dijo estas palabras, envía a tu abuelo, sin nada que perder y totalmente desmoralizado, el joven rey le pidió a su abuelo que fuera donde el dragón, sin más palabras y muy enérgico el abuelo se colocó unas ropas de cuero, tomo una espada, varias cuerdas, un mazo el arco y unas flechas, monto su caballo y se perdió en la oscura penumbra, no paso más de una hora cuando el abuelo estaba de vuelta, bajo de su caballo con la ropa ligeramente chamuscada, apenas un rasguño en el mentón y una ligera sonrisa, ante la mirada atónita del joven rey le entrego los cuernos dorados del dragón y se fue a dormir-ahora que recuerdo nunca te dije cuál era el antiguo oficio de tu abuelo-, dijo la abuela y el joven rey aun sorprendido pregunto –
cuál era su oficio- a lo que la abuela contesto- era cazador de dragones.
Esto nos muestra que a veces tendemos a menospreciar a aquellas personas que pueden dar grandes enseñanzas en nuestras vidas.