1
Yo conocía a este tipo, éramos muy cercanos, pero a su vez tampoco conocía mucho de él. Pero un día me di cuenta de que comenzó a convertirse en solamente una sombra. Como si su estado físico se fuese deteriorando lentamente. Era casi imperceptible, tenías que prestar mucha atención, y cuando lo hacías entonces notabas que su cuerpo se convertía lentamente en una lámina transparente.
2
Él era alto, pero tampoco mucho, digamos que de una altura promedio. Tenía una enfermedad congénita la cual lo obligaba a encorvarse todo el tiempo, por lo que su altura era difícil de decir a ciencia cierta. Usaba el cabello largo, aunque recuerdo que una vez debió deshacerse de ese largo por un viaje al extranjero que tuvo que hacer, de todas formas, al regresar dejó que su cabello volviera a crecer. No era un tipo muy higiénico que digamos. Sus dientes eran desagradables. Podría decirse que no los lavaba nunca, o se me parecía; de ahí también el detestable aliento que tenía. Su cabello, como dije antes, que usaba largo, estaba enredado y sucio. No le gustaba bañarse muy seguido, tampoco simpatizaba mucho con la rutina de cambiarse de ropa, por lo que podías verlo usando exactamente las mismas prendas durante varios días seguidos.
Pese a todo esto, el tipo tenía el hábito de dar todo de sí para ayudar a las personas. Como dice aquel dicho que no lo recuerdo muy bien, pero se vocifera algo parecido a: “tan bueno, que es bobo”.
3
La mayoría de las veces brindaba su ayuda a las personas equivocadas. Como si él viera un destello de esperanza en esas personas, entonces simplemente les daba una mano. Pero siempre acababan por decepcionar. No había remedio, siempre lo hacía. De hecho, gran parte de su círculo de amistad se concentraba en un montón de delincuentes juveniles. Pero esto tenía algo a su favor: ser amigo de estas personas mantenía a su familia a salvo de robos y malos tratos de parte de esta gentuza.
4
El lugar en el que vivía era un cuchitril. No fui a su casa muchas veces, pero las que sí siempre me encontraba con un lugar pequeño, con un olor difícil de describir, lleno de porquerías electrónicas que no funcionaban. Computadoras modificadas, al parecer sabía al respecto. Creo recordar que una vez me contó algo sobre un título de Informática, pero nunca ejerció su título. Tal vez todo eso que tenía en su casa, esas computadoras modificadas, pedazos de tarjetas madre y qué sé yo; las tenía porque simplemente le gustaba, al fin y al cabo.
5
No sé mucho sobre su vida amorosa, pero sé que hubo una mujer que fue muy importante para él. Sin embargo, ella lo dejó, y se negaba a iniciar una relación nueva con él. No obstante esto, él era muy cercano con las hijas de la mujer. Las trataba como si fueran sus propias hijas. Cuando las chicas tenías problemas con su madre, lo primero que hacían era acudir a los brazos de este tipo. Una de ellas en particular, la mayor, era muy cercana a él. Ésta se consiguió un novio siendo muy joven, y quedó embarazada. La madre la echó de su casa, entonces se fue a vivir -junto a su novio y el niño que estaba en camino- a la casa de este tipo. Él no presentó ningún problema en apoyarlos y darles un techo bajo el cual dormir.
6
Estos chicos no trabajaban, tampoco estudiaban. Los típicos “ni-ni”. Comían del bolsillo de este tipo. Y él no se quejaba, en ningún momento se levantó para quejarse de la situación y poner los puntos sobres las ies. Él simplemente seguía dando. El niño nació. Todos estaban felices, él se sentía como un abuelo orgulloso, y ayudaba a los padres para darle todo lo que el bebé necesitara.
7
La enfermedad congénita que obligaba a este tipo a encorvarse todo el tiempo siguió empeorando con los años. Se había programado una operación, pero él tenía mucho miedo. Tanto miedo que desistió de asistir a la operación. Los doctores habían dicho que era una suerte del cincuenta por ciento. Todo podía salir bien o él quedaría en silla de ruedas de por vida. El problema se fue agravando. El dolor era insoportable.
8
Un día, mejor dicho, la madrugada de un día de noviembre se olvidó de todo. Olvidó a su amado “nieto”, a su amada “hija” y su amado “yerno”. Olvidó a su familia que según él no tenía. Tomó un cable que tenía cercano a él y así fue como se los enroscó en el cuello, lo ató a una madera del techo y se colgó.
9
Él tipo ya no tuvo que sufrir. Ya no tenía que exprimir sus bolsillos en otros que no hacían nada mas que aprovecharse. Ya no sentía dolor y ya no tendría que estar encorvado todo el tiempo por aquella enfermedad. Todo se volvió oscuro y su ser ahora permanece flotando en el vacío.
Los finales a veces son abruptos.
Escrito por Geraldin Dalto, 28 de enero, 2018.
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