#CuentosyRelatosdeBernardo

in cuentosdebernardo •  7 years ago 

#CuentosdeBernardo #RelatosdeBernardo #Belbaltodano
@Belbaltodano +Bernardo Enrique López Baltodano

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Me encontraba de nuevo en una cola, y en esta ocasión era para poder cobrar mi pensión y cuando llego a la agencia, que está ubicada en un centro comercial muy concurrido acá en esta caliente y sobrecogedora ciudad de Maracaibo -que como muchos sabrán, queda en el occidente de esta (flotante y casi extenuada) Venezuela- y al llegar observo riadas y burbujeantes filas disparejas, mas de un centenar de personas que se mueven de un lado a otro -sin orden alguno- pero que con toda seguridad…Han hecho acto de presencia para cobrar o para hacer algún tipo de diligencias bancarias.
La cola es inmensamente grande la que me antecede. (Y a la cual debo estar) Centenares de personas de la famosa tercera edad, y pensionados vamos a cobrar…
Reconozco que arrugué mi cara. (¿Y quién no…?)
Me estresé desde muy temprano. (Son cosas de este vivir.)
Pero no podía hacer otra cosa, mas que enfilarme e hice mi respectiva cola; contando que eran menos de las siete de esa mañana tan calurosa…Me tocó el número 236… (¿El 236? ¡…Lo que me falta…!)
Me ubico pues en el sitio que me corresponde.
(¿Y qué otra cosa podía hacer…Ah?)
Y tratando de darme ánimo, me someto pues, a lo que venga.
Y sumido en mis propios dramas, comienzo en mi esperanzadora espera...
Me acomodé lo mejor que pude y… (La mera verdad: Es qué estar sentado en las escalinatas de concreto…O estar parado:
¿Cuál es mejor? ¿Y cuál es la peor…? ¡No sé cuál es peor que la otra!)

  • Reconozco…Que cometí ese error… - Escucho ese sonido (Y de inmediato comencé a buscar su origen…) y me voltee a ver, quién se dirigía a mí y descubro que era un hombre de edad muy avanzada. Su cabello era corto. Cabello: Blanco.
    (Yo no lo conocía y me sorprendió que se dirigiera a mí)
    Vestía una camisa de manga corta y a su lado, estaba una fémina de edad muy parecida. (Hermosa y elegante, a pesar de su edad.)
    Yo le doy el frente y asumo que era conmigo la cosa, y tuve que esperar unos segundos mas, pues el señor miró de repente hacía el principio de la cola. Y yo también me quedé a la expectativa.
    Pasado otros instantes mas, se volvieron -tanto él, como su acompañante- y mirándome de una forma muy seria, me adelantó…
  • …Decía, que reconozco que la situación está muy apretada.
    Pues pienso: Y hasta hace poco le dije a mi bella amiga: “¡Te invito a desayunar”! (Y tu sabes…Uno en la función de caballero…Quiere ser galante con ellas…Pero… Hizo un gesto muy elocuente) y aspirando con todas sus ganas, se inspiró…Y…
  • …Pero es que la situación nos está tragando (¡Cómo si fuese un enorme troglodita!) Y ya ves a lo que me quiero -y debo- referir, puesto que he de hacerlo (de una forma u otra…) justificar mi acción. Explicar…
    El caso es que la llevé a un local, y lo mas galante que pude, le pregunté:
    “Amiga mía… ¿Qué te apetece…?
    Y ella me respondió: ¿Y no será muy caro? …Me da pena…
    (¡Pues fíjate que sí!…Pero sin embargo; en mí función de “Galán” no me amilané ¡Y ya ves lo que me pasó!)
    El caso es que fui a uno de los kioscos y pedí:
    “Dame 4 pasteles, dos café con leche…Y dos jugos de naranja.
    Y dime: ¿Cuánto sale eso?” - Y me quedé esperando.
    Tu sabes, como para ser los honores a esta bella dama.
    ¡Hermano…! Cuando el dependiente me dio la cuenta:
  • Son: Un millón doscientos mil bolívares – Su cara se encontraba sonrojada.
    Sin halito, ni fuerza para respirar y en su dramática exposición absorbió mas oxigeno y…
  • ¡Yo me quedé íngrimo! Sentí una enojosa y sonora cachetada.
    Así: ¡Chas, chas! (E hizo su interpretación corporal)
    Y estuve a punto de que me diera un sincope…En el corazón, en mí estomago. La presión -tanto la alta como la baja- se me precipitaron de una forma escandalosa. ¡Hasta me quedé frío! Me dio calor.
    Mi estomago entró en un conflicto; ¡qué para qué te cuento!
    Y te soy sincero: No supe ni qué hacer, ni qué responderle…
    Si apenas estamos cobrando: 549 mil Y pico de bolívares…Eso es lo que están pagando por nuestra pensión.
    ¿¡Cómo podré pagar yo “eso”!? (¿Con qué alma?!!!) – Sin querer se me salió una risa -desconcertante y sin sentido- Y para ser sincero, entendí -por la cara de desconcierto- de ese señor, que en su momento quiso ser lo mas galante posible…Pero es que esta hiperinflación…
    ¡Se lo devoró! (Pues ya uno no puede ser una persona atenta, ni con el sexo opuesto…Como tampoco con uno mismo)
    La noble señora -la vi, y fui testigo- de que se encontraba apenada y saltándose por encima de su acompañante, me dijo -a manera explicativa- y como para fijar su propia posición…
  • Yo le agradezco a Efrén su fina atención y su cortesía.
    Me encuentro muy avergonzada. Pero es que yo también vivo en este país. Sé en la situación tan enojosa en que estamos todos.
    ¿Se puede imaginar acaso en el drama en que nos encontramos…?
    ¡Todos! ¿Se imaginan…? Venimos a cobrar nuestra pensión…Y hemos amanecido. Estamos sin siquiera haber tomado, ni un solo sorbo de café. ¡Nada! Y no podemos ni siquiera comernos alguito.
    ¡Es que nada podemos pagar! ¡¡Horror!!
    No. No. Esto es para locos. – Sus caras demostraban su drama.
    Pero es así. Todos los que vivimos en esta república, lo sabemos.
    Y en mi forma de pensar; comencé a hacerme imaginaciones y en mis análisis, deduje: “Si todos sabemos que apenas vamos a cobrar esa cantidad. Qué poco nos ayuda. No entiendo el por qué la invitó…
    ¡Buenos son gajes del oficio! El señor quiso hacer una gracia…Y ya vemos a lo que se expuso.
    Y en eso estamos claros. Esto es muy doloroso.
    Pero es en esta patria, lo que nos está tocando vivir…O sobrevivir o para ser mas realista: “sobre existir”
    Pero en verdad, esto me hace sentir un tanto atolondrado.
    Contemplo a estos dos, y él no logra salir de su espanto.
  • Mi linda en verdad yo quise brindarte algo.
    Sé que no te hace falta, pero quise darte un pequeño presente.
    Pero es que con estos precios; sencillamente: ¡No pude! No puedo.
    (Y debo reconocerlo, estoy muy avergonzado contigo…) – Y sin quererlo, comencé a pensar: “¿Y cómo podré hacer yo… Por ejemplo: comprar carne…?
    Un kilo de carne vale ahora mismo Un millón 720 mil bolívares.
    Un kilo de queso: Un millón seiscientos mil.
    Un kilo de papas…Mas de 400.000, tomates… ¡Ni sé!
    Un litro de leche…Mas de ciento cincuenta mil…
    No. No puedo seguir viviendo en estas condiciones.”
    Y sin quererlo me embargó una sensación de desolación. De hastío.
    De desesperación. Me sentí sobresaturado. Agobiado. Estresado.
    Pues debo hacer una cola inmensa… ¿Y para qué…?
    …Y para qué… Tanto esfuerzo… ¿Y?
    (Y me dio ese ímpetu de irme. De largarme.
    ¿Qué hago acá…? Tantas horas en esta espera…
    Si lo que voy a cobrar no me alcanza para casi nada.
    ¡Bueno me tocará adquirir vísceras!
    Compraré huesos, tubérculos…Me tocará caminar, patear.
    He de estirar. Alargar este ingreso… ¿Pero cómo!!!
    ¿Y qué podré comprar, ah?
    No podremos comer carne. Ni queso. Ni leche. Tampoco pan.
    Tampoco podremos elaborar mis ensaladas.)
    Y ese dejo de soledad embargó mis planes. Enturbió mis sentidos
    Entiendo a todos aquellos que tuvieron que marcharse de este país tan bello. ¡Y lo lamento tanto!
    Los entiendo, es mas los comprendo. Y me da mucha tristeza.
    …Pero este pesar me acongoja. Es triste, pero es así.
    Esa pareja no pudieron consumir nada. Se contentaron con quedarse sentados. Ya casi ni hablaban. Tan solo nos quedamos a esperar a que nos pagaran lo que por derecho propio, nos los hemos ganado.
    Y allí, nos quedamos. Con esa sensación de que aunque no nos alcanza, pero por lo menos…Algo podremos comprar.
    Digo…Pienso. Razono. Analizo.
    …Luego existo…Creo.

En el patio.jpg

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