Algunas despedidas duelen tanto
Que es mejor no hacerlas.
Por eso, prefiero irme en silencio.
Solo el ruido de mis pasos me acompaña.
Contigo, dejo una esperanza compartida,
un beso lanzado al viento,
un verso inconcluso,
el aroma de un café postrero,
un abrazo de ternura
y una sonrisa vibrante, que
espero te acompañen hasta el reencuentro....
Ninfa Monasterios Guevara
Febrero, 2008