¿Cuál es la forma más adecuada de terminar con los hábitos?
Ve primero que tu forma ordinaria de actuar consiste en repetir una serie de hábitos. Esta visión no debe consistir en un análisis intelectual. Es la percepción clara de que el mecanismo del hábito procede de la memoria. Ve, por ejemplo, cómo todas las situaciones que surgen son inmediatamente aprehendidas por un sujeto que interpreta, juzga, compara, etc. Te identificas con este sujeto. Pero este sujeto es sólo un hábito, una forma de pensar. Cuando ves este hábito principal, original, estás fuera del dominio de todos los demás hábitos. No ves ya la vida desde un punto de vista determinado, sino desde su totalidad. Cualquier otro medio superficial para tratar de acabar con los hábitos sólo refuerza el hábito original.
Cuando proyectas los hábitos no estás abierto a la vida. La vida se presenta en constante variación en ti. Cuando veas que la vida no se repite nunca, abandonarás automáticamente la proyección de esquemas de seguridad, que es lo que todos los hábitos son. Estarás abierto a todo lo que la vida ofrece. Cuando la vida es directamente referida a tu vacuidad de toda representación, a tu totalidad, hay comprensión correcta de cada situación.
¿No hay determinados hábitos que están relacionados con nuestra supervivencia biológica, por ejemplo, comer, dormir y hacer ejercicio a unas horas determinadas?
Sentir el ritmo de nuestro cuerpo no es lo mismo que tener un hábito. El organismo tiende a mantenerse en ritmo orgánico con el universo. La supervivencia biológica está dentro del universo, pero el hábito está referido a la supervivencia psicológica.
¿No está relacionada también la personalidad con la supervivencia biológica?
Traes contigo al mundo ciertas características que caen dentro del dominio de la supervivencia biológica en esta existencia. Pero lo que llamamos personalidad es algo que se adquiere muy tempranamente en esta vida. Es una acumulación de experiencias e informaciones nacidas de tu interacción con la sociedad. Somos el resultado de nuestras circunstancias. Hemos creído lo que se nos ha dicho, cristalizándolo e identificándonos con ello.
Jean Klein