La vida está llena de cambios, nosotros mismos estamos en permanente transformación, aunque los pasos sean tan cortos, que no lleguemos a notarlos. Sin embargo, muchas veces cuando estamos frente a situaciones que requieren cambios de dimensiones superiores, podemos paralizarnos y no permitirnos esa transformación.
El motivo principal de esa resistencia es el miedo, el cual se disfraza de madurez, de responsabilidad, de persistencia, de constancia y compromiso, entre otras cosas, sin embargo no deja de ser: miedo al fracaso, miedo a no ser aceptados, miedo al arrepentimiento, miedo a soltar algo, por sostener otra cosa, miedo a perder lo que somos o a transformarnos en alguien que no nos termine de gustar.
El miedo siempre existirá, pero debemos permitirnos cambiar a pesar de él, son los cambios las consecuencias de nuestras experiencias, de nuestro crecimiento. Así, que cuando tu ser te pida por alguna vía un cambio, escúchalo, porque como un niño que sabe lo que quiere y no desistirá hasta conseguirlo, nuestro ser nos invitará a cambiar de las formas más ocurrentes posibles, y éstas no necesariamente serán agradables.
Muchos de nosotros hacemos caso omiso cuando nuestro ser nos invita a tomar nuevos caminos, a experimentar otras cosas, a ir tras nuestros sueños y terminamos sufriendo de depresión o de ansiedad o enfermando nuestro cuerpo físico, como medida de rebeldía que grita que debemos salir de donde estamos, que no queremos hacer más lo que hemos venido haciendo y por no saber decir no, inconscientemente nos imposibilitamos, pero nos hacemos daño en el proceso.
Dejemos de lado las dudas y los miedos, restémosle importancia al qué dirán, al no ser aceptados. No estamos obligados a permanecer en una posición, no tenemos por qué eternizar una idea, ni siquiera un compromiso, cuando los que hemos asumido no provienen del corazón, no son más que una carga y sin ser irresponsables, debemos encontrar las maneras de adoptar un enfoque diferente, que permita la convivencia del aquello que debemos hacer, con lo que queremos hacer.
El hecho de haber sido de alguna manera hasta ahora, no significa que no tengas derecho a efectuar ajustes, a realizar modificaciones, tu esencia siempre estará allí, inclusive cuando esos ajustes sean tan radicales como el reinventarte por completo. Nunca es tarde para ser quienes queremos ser, para perseguir nuestros sueños, para deslastrarnos de todo lo que le haya hecho peso a nuestras alas y no nos permita volar.
No temas por los recursos, cuando vas tras lo que quieres, todo fluye mágicamente para que tengas lo necesario en el momento preciso, solo dale rienda suelta a tu alma para que te guíe y date el permiso de cambiar lo que sea necesario, las veces que sean necesarias… Disfruta el proceso, disfruta los cambios, porque en cada uno de ellos, estarás experimentando una nueva manera de vivir.
Sara Espejo