El Gran Imperio Británico que durante siglos dominó Europa y gran parte de los mares del mundo, A comienzos del siglo XX se encontraba estancada económicamente, reflejándose en el ritmo de crecimiento de la producción que en el lapso de 1870 a 1914 creciendo anualmente un 1.7%, en contraposición con sus cifras del lapso de 1815 a 1870 con un crecimiento de 3.4%. El estancamiento del crecimiento relativo frente a otras potencias imperialistas de la época (Alemania, Estados Unidos, Rusia y Japón), se debió a la fuga de personal técnico-inventor a países imperialistas en mejores condiciones económicas, combinado con las contradicciones antagónicas lastradas del capitalismo y potenciadas en el régimen imperialista, junto a las frecuentes crisis de sobreproducción en Inglaterra por los productos más baratos de Alemania especialmente, que inundaban los mercados y arruinaban a la burguesía Britania.
A raíz de la agudización de la lucha de clases entre burguesía y proletaria, fruto de la combinación de factores económicos y sociales del régimen imperialismo en apuros, un sector del reformismo burgués al servicio de la corona, utilizando las migajas que esta república burguesa les dejo, realizaron una serie de reformas económicas para apagar las ansias de las masas de conflicto; En 1882 se promulgó una ley que estimulaba la pequeña economía rural, en 1887 fue legítima la expropiación de parcelas a los latifundios para este fin, en 1907 se acordó el reparto de las tierras de las coronas en pequeñas cotas, en 1908 se aprobó un proyecto para que los condados adquirieran parte de las propiedades de los terratenientes, por medio de alquiler, en 1908 se estableció la edad de jubilación a los 60 años, para el sector más pauperizado de la población, en 1911 se implantó el seguro de enfermedad, en 1908 se implantó el horario laboral de 8 horas a los mineros, en 1912 un salario mínimo para los anteriores, etc.
Todas las medidas dictadas por las luchas de los trabajadores para mejorar sus condiciones materiales, en un momento dado con la fundación en 1906 del Partido Laborista, parecerían destinadas a reformar de manera democrática todo el aparato del ESTADO, pero el oportunismo destruyó esa oportunidad única que no se volvió a repetir.
Referencia: Libro - La primera fase del imperialismo – Y. F. AVDAKOV, F.Y.POLIANSKI – editorial GRIJALBO 1969.
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