EN ESTOS TIEMPO MODERNOS DORMIR SE HACE CADA VEZ MAS DIFÍCIL, CON TANTOS TIPOS DE TRABAJOS Y TANTAS HORAS DE LABOR AL DÍA, SE LE SUMA EL DOLOR PROVOCADO POR POSICIONES PROLONGADAS, PATOLOGÍAS NO TRATADAS DE LA MANERA MAS ADECUADA, HACEN QUE EL DOLOR JUEGUE UN PAPEL FUNDAMENTAL EN TENER UN SUEÑO REPARADOR Y RECONFORTANTE, QUE ALIVIE EL DOLOR Y TENGAMOS UN SUEÑO REPARADOR, POR ESO ME GUSTARÍA COMPARTIR CON TODOS USTEDES ESTE ARTICULO DE INVESTIGACIÓN TOMADO DE UN BLOG DE TERAPIA MANUAL DE LA UNIVERSIDAD EUROPEA DE MADRID, DONDE EL DOCTOR EN FISIOTERAPIA JOSE LUIS ALONSO Y SU EQUIPO DE INVESTIGACIÓN REALIZAN UN GRAN TRABAJO EN GENERAR ESTE TIPO DE TEMAS QUE SON DE VITAL IMPORTANCIA PARA NOSOTROS LOS FISIOTERAPEUTAS Y ASÍ PODER TENER UN MEJOR RAZONAMIENTO CLÍNICO MAS EFICAZ Y CERTERO EN TRATAMIENTO DEL DOLOR EN PACIENTES QUE TIENE TRASTORNOS DEL SUEÑO Y DARLES UN ALIVIO Y UNA SOLUCIÓN A SUS HORAS DE DESCANSO Y CALIDAD DE VIDA, ESPERO QUE SIRVA DE AYUDA PARA ESTA COMUNIDAD
¿CÓMO DUERMES? TRASTORNOS DEL SUEÑO Y SENSIBILIDAD AL DOLOR Master Universitario en Terapia Manual Ortopedica — Grupo de Investigación- Grupo de Investigación - Fisioterapia - "Dolor Musculoesquelético y Control Motor"Publicado 23 Febrero 2018 ¿CÓMO DUERMES? TRASTORNOS DEL SUEÑO Y SENSIBILIDAD AL DOLOR
Padecer dolor crónico supone un importante impacto sobre la calidad del sueño del paciente que lo sufre. Una mayor intensidad de dolor se ha asociado a una mayor prevalencia de trastornos del sueño, siendo esta relación recíproca y que perpetúa un círculo vicioso entre ambos. Recientes estudios enfatizan que a pesar de que el control de la intensidad del dolor es un objetivo prioritario a la hora de plantear el tratamiento del dolor crónico, otros
factores concomitantes al dolor deben de tenerse en cuenta como marcadores de la calidad de tratamiento del mismo.
En este sentido, sabemos que una disminución en la calidad del sueño genera una gran interferencia a nivel social y personal en el desarrollo de las actividades de la vida diaria, una disminución de la capacidad cognitiva del paciente y mayor predisposición a sufrir ansiedad y depresión. Se estima que entre un 50-70% de los pacientes con dolor moderado-intenso sufren trastornos del sueño asociados a despertares nocturnos por dolor, dificultad para quedarse dormidos y sueño no reparador. Estos trastornos del sueño presentan una relación directa y recíproca con la intensidad de dolor que sufre el paciente: el dolor produce mala calidad del sueño y este último a su vez conlleva un incremento en la intensidad de percepción del dolor. Subjetivamente, el paciente lo refiere frecuentemente como insomnio (dificultad para quedarse dormido, despertares precoces). Objetivamente se demuestra que el paciente con dolor crónico experimenta fragmentaciones del sueño y disminución del sueño reparador. Sin olvidar, que también se pueden presentar trastornos primarios del sueño como apnea del sueño, síndrome de piernas inquietas, hipoventilación-obesidad que agravan todo el cuadro. En esta línea, se ha descubierto que ciertos fármacos que se emplean habitualmente en el tratamiento del paciente con dolor crónico pueden afectar a la arquitectura del sueño. A pesar de que se asume que los fármacos analgésicos se prescriben para controlar el dolor, se ha visto que también pueden interaccionar a nivel de la calidad del sueño y en consecuencia afectar a la percepción de la intensidad del dolor del paciente.
El equipo de investigadores del Hospital Infantil de Boston y del Centro Médico Beth Israel Deaconess(EE.UU.) coordinados por Alban Latremoliere y Chloe Alexandre han analizado en ratones los efectos de la pérdida de sueño aguda o crónica sobre la somnolencia y la sensibilidad a estímulos dolorosos y no dolorosos. Además, probaron medicamentos convencionales para el dolor, como el ibuprofeno y la morfina, así como agentes que promueven el estado de vigilia, como la cafeína y el modafinilo. El equipo comenzó midiendo los ciclos normales de sueño mediante electroencefalografía (EEG) y electromiografía (EMG). «Obtuvimos datos exactos para cada uno de los ratones: cuánto duermen y cuál es su sensibilidad sensorial», explica Latremoliere. Posteriormente, mantuvieron a grupos de seis a doce ratones despiertos durante 12 horas en una sesión, o seis horas durante cinco días consecutivos, controlando su somnolencia y hormonas de estrés (para asegurarse de que no estaban estresados) y realizándoles una prueba de dolor. «Encontramos que cinco días consecutivos de privación moderada del sueño pueden exacerbar significativamente la sensibilidad al dolor en ratones sanos -señala Alexandre-. La respuesta fue específica al dolor, y no se debió a un estado de hiperexcitabilidad general a ningún estímulo». Sorprendentemente, analgésicos comunes como el ibuprofeno no bloquearon la hipersensibilidad dolorosa inducida por la pérdida del sueño. Incluso la morfina perdió la mayor parte de su eficacia en los ratones privados de sueño. Estas observaciones sugieren que los pacientes que usan estos fármacos para el alivio del dolor podrían tener que aumentar su dosis para compensar la pérdida de eficacia debido a la pérdida del sueño, aumentando así su riesgo de efectos secundarios. Sin embargo, tanto la cafeína como el modafinilo, fármacos utilizados para promover la vigilia, bloquearon con éxito la hipersensibilidad al dolor causada por la pérdida de sueño aguda y crónica. Los investigadores concluyen que, en lugar de tomar analgésicos, los pacientes con dolor crónico podrían beneficiarse de mejores hábitos de sueño o de medicamentos para dormir durante la noche, junto con agentes de vigilia diurna para tratar de romper el ciclo del dolor. Algunos analgésicos ya incluyen la cafeína como ingrediente, aunque su mecanismo de acción aun no se conoce. Tanto la cafeína como el modafinilo impulsan los circuitos de dopamina en el cerebro, lo que puede proporcionar una pista para futuras investigaciones.
Pero además, ya en estudios en humanos con dolor crónico, la administración de morfina produjo una supresión dosis dependiente de la fase REM y SWS esenciales para el desarrollo fisiológico correcto de los ciclos del sueño, lo que está asociado a una mayor sensibilidad al dolor. Como muestra un estudio realizado en el Norwegian Institute of Public Health en Bergen (Noruega), aquellas personas que sufren alteraciones en su ciclo de sueño podrían también ser más sensibles al dolor, y potenciar o agravar los efectos de patologías crónicas que cursan con dolor, tales como el Bruxismo, considerado una parasomnia y no una simple condición odontológica, la Fibromialgia o la Artritis Reumatoide. En este estudio se midió la sensibilidad al dolor de más de 10.000 sujetos adultos a los que se les administró también un cuestionario de sueño. Los resultados del estudio mostraban que las personas que sufrían de insomnio eran más sensibles al dolor que aquellos que no tenían dificultades para dormir. Más concretamente, aquellos que experimentaban dolor crónico y que tenían insomnio presentaban un mayor incremento en la sensibilidad al dolor, que parecía estar relacionada con un aumento en el tiempo que tardaban en quedarse dormidos. En el estudio, evaluaron el sueño de los participantes en el año previo con una escala que iba desde nunca he tenido dificultades para dormir hasta las he tenido más de una vez por semana. Además, se les sometió a una prueba para evaluar la resistencia al dolor, ya que se les pidió introducir sus manos en agua fría (3 grados Celsius/37 grados Fahrenheit) hasta que no aguantasen el dolor y las tuviesen que sacar con un máximo de 106 segundos. La rapidez con la que los sujetos extraen las manos del agua muestra la tolerancia que tienen al dolor, siendo menor cuanto más rápidamente las sacan del agua. Los resultados mostraban que el 42 % de los pacientes que tenían insomnio sacaban sus manos del agua antes de los 106 sgs. Por ejemplo, aquellos que sufrían de insomnio una vez por semana tenían 52% más probabilidad de sacar antes sus manos del agua, comparado con aquellos que no tenían insomnio. Sin embargo, los pacientes que tenían insomnio una vez al mes tenían un 24% más de probabilidades de sacar sus manos antes del agua.
Finalmente, también pudieron extraer que la cantidad total de tiempo que los participantes pasaban durmiendo no parecía tener relación con la tolerancia al dolor. Por lo que parece que la calidad de sueño podría ser prevalente frente a la cantidad del mismo, cuando hablamos de las consecuencias negativas del insomnio. Sería interesante para futuras investigaciones centrar la atención en el papel de los neurotransmisores implicados en esta cuestión. En cualquier caso, todos estos resultados apuntan a la importancia de mejorar el sueño de aquellos pacientes que sufren dolor crónico desde las diferentes vías terapéuticas disponibles. Grupo de Investigación en Dolor Musculoesquelético y Control Motor [email protected]
BIBLIOGRAFIA Afolalu EF et al. Effects of sleep changes on pain-related health outcomes in the general population: A systematic review of longitudinal studies with exploratory meta-analysis. Sleep Medicine Reviews. 2017. Michael Dhar et al. Insomnia can worsen chronic pain conditions.Pain.2015 Turk DC, Cohen MJM. Sleep as a marker in the effective management of chronic osteoarthritis pain with opioid analgesics. Semin Arthritis Rheum. 2010;39:477-90. Brennan Michael J. et al. Sleep disturbances in patients with chronic pain: effiectively managing opioid analgesia to improve outcomes. Curr Med Res Opin. 2009;25:1045-55. Miaskowski et al. Pharmacologic Management of Sleep Disturbances in Noncancer-Related Pain. Pain Manag Nurs. 2009;10:3-13.