Me rehusaba a creer a esas voces que a veces emergen sin explicación, dictando un criterio que creíamos olvidado hace mucho tiempo. La banalidad compuesta de sentimientos mal encontrados, de errores mal encadenados, de decepciones mal explicadas y de ilusiones que no llevan a nada tangible, impone soluciones y cambios. Formas de ver lo que sucede hay muchas, pero solo hay una correcta, quizá la que nos conviene. Armonía es la palabra. En contraposición con la inestabilidad tóxica que sólo conduce a la ilusión y la decepción. Una muestra diaria de la irracionalidad con la que afrontamos los acontecimientos más pueriles, y con la que posteriormente, respondemos a estos mismos. El sentido de todo se esfuma cada vez más deprisa, intereses que desgastan, incompatibilidades, miedo, frentes que requieren de soluciones activas que harán daño. No tiene sentido esperar a algo que no sabes si llegará, que no sabes si te conviene, que no sabes si existe.
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I refused to believe those voices that sometimes emerge without explanation, dictating criteria we thought long forgotten. The banality of evil composite mixed feelings, bad chained errors, badly explained disappointments and illusions that lead to nothing tangible, impose solutions and changes. Ways to see what happens there are many, but there is only one correct, perhaps we need. Harmony is the word. In contrast to the toxic instability that leads only to illusion and deception. A daily sample of irrationality with which we face the most puerile events, and which subsequently respond to these same. The meaning of all fizzles faster and faster, wearing interests, incompatibilities, fear, active fronts that require solutions that will hurt. It makes no sense to wait for something you do not know if you come, you do not know if it suits you, you do not know if it exists.