Cuando sientes que tienes tantos problemas debido a que en muchas ocasiones estás en el mismo centro de las tormentas, tempestades, tornados y hasta en huracánes que vienen y van como la temporada ciclónica que afecta mayormente en estas fechas y piensas en tu mente que ya es tiempo de rendirse, es ahí cuando debes sacar las fuerzas que solo Dios puede darte, para salir adelante a pesar de lo que puedas vivir.
Nadie ha prometido que la vida sería fácil, más bien es bastante compleja, pero con la perseverancia, constancia y ayuda de Dios, todo tiene solución, Sus promesas son fieles y verdaderas, y su paz es incomparable, su cuidado es grande y su amor es inagotable.
Para poder vivir en paz, necesitamos recibir esa paz eterna, y solo la puede otorgar, el Príncipe de Paz, el cual es Dios. Nada que sea sostenible en el tiempo podemos lograr si no es con la ayuda y gracia de Dios, todo lo que tratemos de lograr por nuestras propias fuerzas tarde o temprano va a perecer, pero lo que logramos con Dios permanece para siempre, esa paz de la que hablo, no todos la reciben y aceptan como buena y real, porque se manifiesta a plenitud en medio de las tormentas de la vida, por eso es necesario estar reconociendo que Dios es Rey en los tiempos buenos, y en los tiempos malos, en la abundancia, y en la escasez.
Cuando reconocemos que sin Dios no podemos hacer nada que valga la pena, es ahí donde se requiere algo más que creer, se necesita fe, para poder agradar a Dios porque sin la fe es imposible agradarle, la fe mueve montañas, y si tenemos fe y creemos en nuestro corazón que Dios es capaz de lo imposible, inclusive llenarnos de su paz, es ahí donde Dios actúa.
Tener paz no es ausencia de problemas, sino la manifestación de la misma en medio de la tempestad, porque es muy fácil tener paz cuando todo marcha en tranquilidad, pero la verdadera paz de Dios se manifiesta en medio del caos. Por eso, es necesario que como creyentes en Dios, le pidamos que nos llene de su incomprensible paz para poder operar de forma correcta con mucha mansedumbre y no entrar en ansiedad ni en desesperación.
Como dice Filipenses 4:6-7: ‘‘Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobre pasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús’’. Debemos orar agradeciendo a Dios por todo para que su paz nos guarde el corazón y los pensamientos y así evitemos entrar en el caos, ansiedad y desesperación que trae toda tempestad.
Te invito a no rendirte, luego cada tormenta viene el sol y la calma, Dios es bueno y tiene planes de bien para tu vida, planes de paz para darte un futuro brillante, las tormentas van a llegar pero Él ha prometido estar contigo hasta el fin.
Edwin Tejada.
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