Ilustración de Milo Winter (1919) - Imagen del Dominio Público
Lo que sigue es una serie de consideraciones sobre lo que los niños pueden aprender de la famosa fábula atribuida a Esopo, el gran fabulista de todos los tiempos en la cultura occidental.
Notarán que este escrito se desarrolla de manera inductiva, por lo que las conclusiones irán apareciendo más o menos al final de cada sección.
Albert Bandura (2005) - Archivo original: [email protected] - Imagen bajo licencia CC4.0 (Wikimedia Commons)
¿Observo y aprendo u observo, imito y aprendo?
Formalmente conocida como un concepto crucial dentro de la Teoría Social del Aprendizaje, Teoría del Aprendizaje Social, o Teoría Cognitiva Social, la proposición del “Aprendizaje Vicario” del psicólogo canadiense Albert Bandura (1974) m—la cual, muchas veces y para acortar palabras, los docentes muchas veces llamamos simplemente, “aprendizaje social”, “aprendizaje por observación” o “aprendizaje de Bandura”— entre otras cosas, nos dice que nuestra observación influye en lo que aprendemos y cómo lo aprendemos. De allí que sean de gran relevancia el ambiente, la conducta y los factores personales a la hora de aprender cualquier cosa, ya que estos tres elementos determinan nuestra manera de aprehender la realidad sensible.
Por ejemplo:
Digamos que tengo tres años y observo cómo todos aplauden y elogian una pintura al óleo hecha por mi madre, quien es artista. Casualmente, nadie me ve y mamá ha dejado la puerta de su taller abierta; es la oportunidad de echar mano de las pinturas de mamá. Una vez que mi obra está lista, voy a la sala a exhibir mi arte. Espero los aplausos y elogios correspondientes. Ah, pero sabemos que esta historia tiene múltiples desenlaces posibles, diferentes al esperado.
Dependiendo de las consecuencias que yo experimente, aprenderé una cosa u otra — u otra... Si el refuerzo es positivo; es decir, efectivamente recibo la respuesta deseada o, al menos, agradable, aprenderé que mi conducta fue apropiada, deseable, y querré repetirla. Si, por el contrario, mamá se levanta del sofá furiosa, me reprende y me prohíbe la entrada a su taller, aprenderé que mi conducta es reprobable. Dependiendo de los factores ambientales, conductuales y personales que regulan mi manera de ver el mundo, podría concluir que es malo entrar al taller de mamá sin permiso, o que simplemente es malo que yo pinte; estos dos casos por nombrar dos entre cien.
Demás está decir, que es sumamente importante hacerle entender al niño con claridad qué conductas son aceptables y cuáles no. Y más importante aún, seguir haciéndolo tras cualquier interpretación inconveniente por parte de él, ya que de un evento singular se desprende una pluralidad de posibilidades. Esto constituye un tema de gran complejidad.
De esta sencilla inducción, arribamos a la conclusión de que el aprendizaje se ha dado, efectivamente, al imitar determinada conducta. Veremos que el adagio popular que nos dice “nadie aprende en cabeza ajena” es menos simple de lo que parece. Nuestra capacidad para el aprendizaje vicario nos permite trasladar la experiencia ajena a la nuestra propia e imaginarnos a nosotros mismos en tal situación hipotéticamente, sin necesidad de vivirla. Entonces, si una acción tiene refuerzo positivo para otro, ¿supondremos que la tendrá para nosotros? No necesariamente, puesto que nuestra inteligencia nos lleva a considerar tantas variables como podamos y, en tal sentido, sabemos que las situaciones de la vida real no se repiten idénticamente.
Dependiendo de nuestra experiencia y capacidades, lo cual, como lo expone Bandura, involucra factores ambientales, conductuales y personales, a veces con observar nos basta:
Observar es siempre necesario y a veces es suficiente.
La observación es subjetiva y a veces es insuficiente.
Si se quiere prender, hay más oportunidades de hacerlo si se es un observador eficiente. Sin embargo, sabemos que siempre estará quien se quede en la pura observación, incapaz, por limitantes ambientales, conductuales o personales, de trasladar lo observado a la experiencia propia. De aquí que, por ejemplo, que se peque en lo que se predica, que haya cuchillo de palo en la casa del herrero y de que se presuma de lo que se carece…
Gracias por leer sobre literatura infantil.
Parte 1/2
Posted from my blog with SteemPress : https://marlyncabrerawp.000webhostapp.com/2019/05/temas-de-literatura-infantil-sobre-el-aprendizaje-vicario-y-la-hormiga-y-el-saltamontes
Sin duda Bandura ha sido uno de los pioneros del aprendizaje por imitación, hoy por hoy base importante de la acción pedagógica para la atención del niño con autismo.
Excelente, Marlyn.
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