Que Inexorable destino tuvo ese hombre,
lánguido en el lecho de su muerte.
Tantos taxis en el mundo ,
para caer en ese pozo tan profundo,
sin fuerzas de Zaherir a dona incompetencia,
porque ya tenía mucha molestia,
sempiterno espíritu de esperar ,
todo con la finalidad de no explotar.
No entiendo porque el lánguido gritaba
si era una secretaria competente y Meliflua.