Efrén regresó a la finca de sus padres, luego del primer año que estuvo cursando los 2 primeros semestres de la universidad, la madre le pidió que organizara y ordenara, su habitación; observó el viejo triciclo de plástico que tanto amo en su niñez, decidió por fin compartirlo con otro niño, debido al pensamiento del psicoanalista austriaco Bruno Bettelheim: “El mundo lúdico de los niños es tan real e importante para ellos, como para el adulto el mundo del trabajo; así que debemos concederle la misma dignidad”
Se sentó y recordó como en aquel triciclo aprendió a pedalear en la finca con el simple ánimo de llevar a su padre el refrigerio de media mañana y el de la tarde; él observó que mami lo hacía cada día, y cuando llegó el regalo del triciclo, imagino que podría usarlo de medio de transporte y trabajo; el padre por incentivarlo a que ejercitará las piernas débiles que tuvo en su primera infancia, le ofreció que cada vez que lo asistiera, lo recompensaría con una moneda...Así creció sus primeros años feliz y las piernas se hicieron fuertes...