Nos decía Epícteto:
“Creemos que la gente nos irrita, pero no es la gente en sí, sino la atención, interpretación y respuesta que le
damos a los demás. Por consiguiente, cuando parezca que alguien te está provocando, recuerda que lo único que te provoca es tu propio juicio del incidente.
Así pues, no permitas que tus emociones se enciendan ante meras apariencias. Toma distancia de la situación a fin de tener una perspectiva más amplia. Intenta no limitarte a reaccionar al instante. Sosiégate”
Como ya habrás leído en anteriores artículos, cada persona ve y entiende el mundo desde un mapa/prisma/emoción muy particular, que tiene que ver con la emoción dominante que determina su tipología de la personalidad, así como todas las creencias adoptadas como válidas surgidas de experiencias que refuerzan lo que creemos desde esa emoción dominante desde la que vemos el mundo.
Por ello, es importante que tomemos consciencia de que las circunstancias no son ni buenas ni malas, las circunstancias y situaciones en las que nos vemos inmersos, simplemente son. Es nuestra interpretación en base a nuestras expectativas (que se basan en nuestras creencias) las que enjuician y ponen etiquetas de “bueno/malo”.
A veces ocurren cosas que hacen que reaccionemos impulsivamente, y quizá te haya ocurrido que cuando reaccionas así, después has tenido más problemas que avances. Esto ocurre porque hemos interpretado desde nuestro mapa la situación y hemos reaccionado en base a nuestra visión distorsionada de la realidad, en base a nuestras creencias y expectativas.
Cada vez está siendo más importante el tomarnos un tiempo para tomar algo de distancia, para poder salirnos o alejarnos de la situación y poder observar externamente, desde una visión más amplia, para tener la fotografía completa (normalmente desde nuestra percepción distorsionada sólo reparamos en un pequeño fragmento de esa fotografía, y ese pequeño fragmento se hace todo un mundo para nosotros).
Al tener la fotografía completa, al alejarnos/salirnos, nos daremos cuenta de que nuestra interpretación no es más que eso, una interpretación, y lo que realmente está ocurriendo es otra cosa distinta para la que habría que reaccionar de otro modo, con otra emoción.
Epícteto ya nos lo recordaba “Sosiégate”, y es precisamente ese tiempo de “parada” para poder “analizar” que nos trae la emoción Tristeza Auténtica.
La Tristeza Auténtica (término acuñado por Preciada Azancot en su obra) desde la Ingeniería Emocional, es una emoción que – pese a lo que cree la mayoría – nos trae Desarrollo, gracias a la activación de la INTELIGENCIA.
Sí, es la emoción inteligente ¿te sorprende? A mí también me sorprendió, y a la gran mayoría de alumnos que pasan por los programas del Reset Emocional y el Chequea y Equilibra tus Emociones.
La Tristeza es una emoción infinitamente importante, ya que gracias a ella podemos desarrollarnos. El desarrollo supone ser capaz de utilizar todos los recursos existentes para generar un mayor bienestar, cantidad y calidad de eso que tengo.
Es tan importante, que si en tu vida no tienes desarrollo, sentirás que tampoco hay justicia ni equidad para ti en este mundo.
Para ello, es necesario que se active nuestra inteligencia, nuestra capacidad analítica que es capaz de detectar dónde hay pérdidas o mermas, poder acceder a todas las opciones y recursos disponibles y elegir el mejor para reestablecer la armonía perdida, y no solo eso, sino que me ayude a avanzar (por lo tanto, supone también salir de la zona de confort. Esto es importante, ya que tendemos a quedarnos en nuestro espacio cómodo en el cual solemos evitar conflictos, y por lo tanto elegiremos la solución que menos problema me dé… pero esta opción generalmente no soluciona el problema, y, sobre todo, no te ayuda a avanzar ya que no sales de la zona de confort. Recuerda que la finalidad de la Tristeza auténtica es el Desarrollo, por lo que la solución elegida ha de ayudarte a eso, aunque suponga un esfuerzo extra o hacer cosas diferentes).
La Tristeza auténtica, también es una emoción esencial para poder superar los duelos, ya que cuando existe cualquier pérdida de la índole que sea (laboral, económica, seres queridos, intangibles…) hemos de pasar un duelo, y es la energía de esta emoción la que activa los mecanismos internos necesarios para ello.
Por ello, permítete ese tiempo de pausa para analizar qué está ocurriendo, qué es lo que has perdido o estás perdiendo en esta situación, qué pierdes cuando hay personas que nos irritan o nos afectan sus comportamientos, qué pierdes cuando enjuiciamos, qué pierdes cuando te dejas llevar por tus impulsos producto de tus creencias y expectativas.
Permítete parar, aceptar la pérdida, asumir la situación, analizar lo ocurrido y valorar las opciones disponibles y una vez que elijas la que te ayude a desarrollarte… ¡¡llévala a la acción!!
(la acción viene con la siguiente emoción, la Rabia auténtica).
Pero sobre todo (y quizá lo más importante), saca el APRENDIZAJE de esa pérdida, ¿qué aprendes con esa Tristeza?.
El aprendizaje es lo que nos ayuda al desarrollo, y nos ayuda a que dejen de repetirse mismo tipo de situaciones en nuestra vida.
Recuerda que eres co-creadora de tu realidad, y para ello hay que tomar consciencia de lo que está ocurriendo, hacernos responsables de nuestros pensamientos, comportamientos, aprender y pasar a la acción con esas nuevas opciones.
Date permiso a explorar nuevas posibilidades, por muy locas que te parezcan.
¡Y sobre todo… date permiso de Empezar por Ti!!
Un abrazo.
Sandra Caba
EMPIEZA POR TI