El buscador cruzó un viejo puente de madera, y divisó una cabaña, se acercó para pedir agua fresca, y continuar su camino; la mujer abrió las cortinas para saber quién tocaba a su puerta, acepto compartir el refrescante líquido que tenía a la sombra; el caminante, observó en su rostro tristeza, le preguntó: ¿Tuviste algún sueño, por alocado que fuera y no lograste consolidarlo? -la dama guardo silencio-
Dejó escapar un suspiro y dijo: -me dejo plantada el día de la boda- y enmudeció, otra vez. Incomodo por la situación, aquel buscador saco de su morral un libro y en un trozo de papel escribió: “Para abrir nuevos caminos, hay que ser capaz de perderse” -Maktub- (Paolo Coelho)
Le dijo el buscador a la dama que se ocultaba en el bosque: ¡te reto a que vuelva a darse otra oportunidad! -Sal de nuevo e inicia otra aventura, con un corazón limpio y renovado-
¡Buen sábado, amig@s!