Resistirse a lo Prohibido - Capítulo 3

in erotismo •  6 years ago 

Neal cierra la puerta detrás de sí, mis labios continúan succionando los suyos. No se han separado de estos en todo el camino desde la sala hasta la habitación como tampoco lo hacen mis piernas, las cuales están firmemente
enroscadas en su cadera. Luego me deja sobre la cama y se queda parado frente a mí, con la respiración tan entrecortada como la mía.
—Desnúdate, quiero ver realmente ese hermoso cuerpo, pequeña
Con más torpeza de la deseada logro deshacerme de mis zapatillas y mi camiseta y nada más, ya que mi sweater quedó tirado en el medio de la sala. Cuando voy a desabrocharme el pantalón, Neal me detiene.
—Déjame eso a mí
Me ayuda a levantarme y desabrocha mis jeans para luego bajar la bragueta, el recorrido que hace deslizando mi ropa es exquisito. Solo puedo pensar en sentirlo piel contra piel. Cuando ha terminado me ayuda a salir de este y me agarra la cadera, sigue arrodillado y acaricia mi pubis por encima de las bragas con la nariz, toma una profunda respiración y me mira entre sus pestañas. Inmediatamente siento mis mejillas arder.
—Hueles estupendamente pequeña —muerde mi braga y la desliza hacia abajo, esta cae hasta mis pies—. Siéntate en el borde de la cama y abre las piernas —ordena.
Hago lo que me pide exceptuando abrir las piernas.
—Las piernas pequeña —aun siento mis mejillas arder pero lo hago—. Más, más, perfecto —acaricia mi mejilla—. Me gusta ver esa entrada resbaladiza, así veo cuan excitada estas —murmura arrodillándose—, y en definitiva
quiero probarlo
Su aliento cayendo justo sobre mi clítoris me hace estremecer. No he tenido buenas experiencias con el sexo oral antes pero todo eso se me olvida cuando su lengua me tienta dando suaves golpecitos al manojo de nervios en
mi sexo. Cierro los ojos y hecho la cabeza hacia atrás disfrutando de su maravillosa, maravillosa lengua.
—Abre los ojos —exige—, quiero que veas como disfruto de tu sabor
Abro mis ojos para verlo introducir su lengua en mí. Joder, la imagen es tan erótica y excitante, quiero verlo pero al mismo tiempo quiero más. Incapaz de seguir aguantando esa posición, entierro mis dedos en su sedoso cabello y dejo caer mi espalda en la cama.
Segundos después, él se detiene.
Abro mis ojos y me apoyo en mis codos dispuesta a protestar cuando lo veo desvistiéndose. El hombre es realmente exquisito con todas sus letras. Musculoso, de anchos hombros y cintura delgada. Con un camino de bellos desde su ombligo hasta su... jadeo. Es grande, oh si, muy grande ¿Podría eso caber en mí?
—Te has portado mal pequeña —murmura sonriendo—, te dije que miraras
—Quiero... —humedezco mis labios.
—Oh, yo sé lo que quieres —cruza sus brazos y me mira burlonamente—, pero no debería darte lo que quieres, no lo mereces
—Neal
—El sujetador, quítalo —lo hago sin pestañear, mis pezones endurecidos quedan a su vista—. Tan tentador como es divertirme un poco con ellos no tenemos mucho tiempo, voltéate y quédate de rodillas —obedezco de nuevo—. Eso es, me gusta cuando estas toda obediente pequeña —siento la cama hundirse detrás de mí y rápidamente su pecho se aprieta contra mi espalda—. Me tienes loco Natalie —susurra en mi oído—, no ha pasado una noche en que no piense como será follarte, enterrarme en ti hasta el fondo —gimo—. ¿Te gusta cierto? ¿Te gusta que te hable así? —asiento—. Háblame
—Si —muerdo mi labio cuando sus dedos se deslizan en mi interior.
—¿Qué quieres Natalie? Dímelo, quiero oír esa palabra salir de tus labios
—Follame, ahora
—¿Tomas la píldora? —asiento—. Abre mas las piernas y apoya tu pecho y cabeza en la cama, te voy a follar desde atrás —me estremezco.
Hago lo que me pide con rapidez, al instante sus manos van a mi cadera y levanta más mi trasero. Puedo sentir su duro miembro tentar mi entrada, penetrándome levemente pero volviendo a salir. Ante esto, muevo mi cadera para sentirlo dentro completamente. Quiero más y él no me hace rogar. Me penetra con fuerza, de una sola estocada, haciéndome gritar.
—Eso está bien pequeña —sale y vuelve a entrar con fuerza—. Te sientes mejor que cualquier fantasía que haya tenido antes
Sonrío al saber que fantasea conmigo. Así como yo con él. Dejo de pensar y solo me dejo llevar por sus rápidos vaivenes, dándome cuenta que no era cariñoso o meticuloso. Me penetra con fuerza y salvajismo, lo que solo incrementaba mi excitación y no tardo mucho en alcanzar el clímax, el orgasmo que me hizo gritar una versión indistinguible del nombre de Neal. Posiblemente es uno de los orgasmos más intensos que he tenido en toda mi vida, pero Neal se sigue moviendo, uno, dos, tres, cinco estocadas más y soy consciente de su liberación en mi interior.
Caigo de bruces sobre la cama disfrutando de los aspamos post coito y Neal sale de mí. Me acomodo para observarlo y me sorprende ver como se viste con rapidez.
—Deberías hacer lo mismo —dice—, Lara y Camila no deben tardar en llegar
Mi corazón se encoje cuando la realidad de lo que he hecho me golpea ¿Qué demonios he hecho? Tomo mi ropa y me visto con torpeza. Mierda, mierda y más mierda ¿Cómo me metí en esto? Sacudo esos pensamientos de mi mente y termino de vestirme. Sin siquiera voltear a verlo salgo de la habitación.
¿En qué me he metido? ¿Cómo voy a verle la cara ahora a Derek cuando me acosté con su padre? ¡Y EN LA CAMA QUE COMPARTE CON SU ESPOSA!
Tomo mi sweater y mi bolso dispuesta a salir de esa casa cuando Neal me detiene, confusión inunda su mirada.
—¿A dónde vas?
—No puedo estar aquí, no... lo que hicimos —sacudo la cabeza—, estuvo mal Neal
—No parecías quejarte mucho hace un rato
—Eso no va a volver a pasar —espeto.
—No cuentes con eso —sentencia acercándose— no puedes negarme que te gustó Natalie, o que no quieres que se repita porque no hay nada peor que mentirte a ti misma
Levanto las manos para que se detenga.
—Me gustó, sí. Lo disfruté y mucho, pero no está bien... usted y yo...
—No me trates de usted joder, acabamos de tener sexo, no me trates de usted —exclama tomándome entre sus brazos—. No puedes negar la atracción que hay entre nosotros Natalie
—Neal por favor —antes de que pueda seguir hablando, me besa.
Trato de resistirme, lo intento como si mi vida dependiera de ello, pero mi cuerpo responde ante él. Le respondo el beso con avidez hasta el sonido de un auto nos hace separarnos.
—Está conversación no ha acabado —murmura sobre mis labios y se separa de mí.
Lo veo subir las escaleras y yo intento recomponerme rápidamente, porque sé que después de todo ese salvajismo de arriba mi cabello está hecho un asco. Agradezco el haberme quitado el gorro en la escuela y en un nanosegundo me acomodo el cabello en un moño muy desaliñado, segundos antes de que la puerta de entrada se abra y Lara entre riendo con su mamá.
—Natalie —exclama Lara—. Lo siento tanto, había olvidado por completo mi cita con el dentista
—No pasa nada —sonrío forzosamente.
—Hola Natalie, Lara no me dijo que vendrías pero que gusto que volvieras —me giro hacia Camila.
—Es un gusto volver a verla como siempre Sra. Black
—Linda llámame Camila, eres la novia de Derek, la mejor amiga de Lara, eres prácticamente de la familia ahora. Creo que el señor y señora está sobrando por aquí, así que a Neal también llámalo por su nombre
—No creo que...
—Hablando de él ¿Dónde está papá? —pregunta Lara interrumpiéndome.
—Aquí princesa —Neal aparece en la sala y besa a Lara en la mejilla—. Se tardaron, creo que Natalie se aburrió bastante ¿No, Natalie? —me mira esperando una respuesta.
¡Maldito!
—No para nada, estuve todo el tiempo escuchando música —susurro.
—¿Y cómo es que Chloe no llega?
¿Chloe? Oh Dios la olvidé por completo.
Miro a Neal abrazando a Camila por la cintura pero mirándome a mí y me pregunto ¿Cómo puede estar tan tranquilo? ¿Que acaso lo que ocurrió hace unos minutos no le afecta en nada a la hora de ver a su esposa a la cara?
—La llamaré —murmura Lara caminando hacia la cocina distraídamente.
—¿Qué es eso mi amor? —Camila señala una pequeña caja que Neal trae que yo no he notado hasta que ella lo nombra.
—¿Esto? —pregunta él con indiferencia—, es para Natalie —frunzo el ceño.
—¿Para mí? —él sonríe y suelta a su esposa para acercarse a mí.
—Feliz cumpleaños pequeña —murmura tendiéndome la caja—. Porque tus dieciocho sean inolvidables
Oh, claro que lo serían.

Authors get paid when people like you upvote their post.
If you enjoyed what you read here, create your account today and start earning FREE STEEM!