Postrado ante el trono de los coros.
Alegría de los deseos del hombre, que fue arrebata por sus errores, la enorme incompetencia que ahora los ahoga.
Santa sabiduría que brilla, es dibujada por ti en el lienzo blando, vacío y blanco... Hasta ser tocado por tus manos, que le traen de vuelta el color.
Nuestras almas aspiran volver a aquella luz. Nuestra carne, no posee un destino más que quemarse con el fuego de la vida gracias al egoísmo desenfrenado.
Batallas aún por la verdad desconocida, asciendes.
Te abstienes de palabras o de pensamientos, aunque no te olvidas de ellos, desciendes.
Bestias carentes de humanidad pelean y pelean, en la búsqueda de un núcleo.
Sin embargo tú... Eres más que eso, la única verdad que puedo ver, está en miles de pedazos esparcidos por la arena roja, no naciste para mí.
Las eras de sangre, recuerdalas.
El agua volverá a verse azul, el cielo celeste y las montañas verdes.
Solo él puede rehacerlo.