La ética es la parte de la filosofía que se ocupa de las pautas y las normas de la conducta humana. Tiene como objeto de descripción y de reflexión la moral de los actos humanos. Recibe también el nombre de filosofía moral.
Según Aristóteles, la ética consiste en elegir un punto medio virtuoso entre dos extremos viciosos. De donde lo virtuoso de esa elección está dada por las tradiciones particulares de la comunidad a la que se pertenece, de esta manera, será ético la persona que actúa de acuerdo con sus tradiciones.
Para el filósofo francés Jean Jacques Rousseau, lo ético reside en el principio innato de justicia y de virtud que se halla en el fondo de nuestras almas. Este filósofo sostiene que la base de la moralidad está en un sentimiento natural y no en la reflexión o en la razón. Y el hombre, dotado de libertad es el que tiene la capacidad de decidir.
Ahora nos toca reflexionar sobre qué papel juega la ética en la sociedad de hoy. A simple vista pareciera que ni se lo tiene en cuenta. Es que la ética, inserto en un sistema que puede reducirse a un cálculo de costos y beneficios, sencillamente, no tiene ningún valor. Entonces vale la pena preguntarnos si nosotros, como personas, nos podemos conformarnos con ese simple cálculo o si necesitamos otros tipos de valores. Esos valores que nos hacen más humanos y nos salvan de convertirnos en meros esclavos de este sistema de mercado. Pero evidentemente estos valores escasean en estos tiempos y los resultados están a la vista. En tiempos en que a consecuencia de los grandes intereses económicos se genera tanta miseria, cuando el petróleo vale mucho más que la vida de miles de personas, cuando la violencia es moneda corriente, cuando se siguen muriendo chicos desnutridos y los que tienen en sus manos el poder de evitarlo no toman cartas al asunto, la impunidad, la corrupción... y para qué seguir enumerando si los medios se encargan de transmitirnos, además de la cultura del consumo, más y más ejemplos cada día.
Si tomamos las ideas de Rousseau, la justicia y la virtud son sentimientos naturales. Entonces, ¿podemos ser indiferentes ante tantas atrocidades?. Decía Martí: “Todo hombre verdadero debe sentir en la mejilla el golpe a cualquier mejilla de otro hombre”. Si esta frase ocupara en la sociedad el lugar que hoy tiene la moda, la teoría del “hombre lobo” sonaría hasta irrisoria.
En conclusión, si bien existen muchas concepciones sobre la ética, me parece que el objetivo principal de la misma debería ser la de contribuir a una sociedad más justa. Hacernos concientizar, a través de la reflexión, de que si realmente queremos mejorar la situación actual, debemos recurrir a los valores humanos. Tomando en cuenta la importancia de llevar una vida virtuosa como proponía Aristóteles.