Y claro, esto lo digo, para la gente que cree, porque seguramente la gente que no cree, dirán que esto no es verdad, que la oración no sirve. Pero también puedo refutar eso, pues les cuento otra parte del libro: “A Sor Ananda y a una hermana suya, de la congregación las mordio un perro con rabia, resulta, que no había en ese momento el antibiótico contra la rabia, y tardaron días para que llegase, pero el pasar de los días trajo consigo a la muerte de la hermana de Sor Ananda, pero a Sor Ananda no le pasó nada. Sor Ananda tenía a alguién que reze y ore por ella todos los días, mientras que a su hermana ( Sor Alice), no” (Lapierre, 1990).
Entonces, decimos, que no hay persona que no sirva para nada. Pues, todas las personas, tienen una misión que cumplir a lo largo de la vida, y esta misión se va forjando a lo largo de la misma. Claro, uno también puede decir, que eso esto no es “justo”, porque uno no puede mandar sobre la decisión de Dios, pero uno lo que si puede hacer al orar, es pedirle a Dios, que le de fuerzas a tal persona, para que pueda continuar con su labor sin perecer. Y pues esto pasó, exisitía una persona que sólo pedía por Sor Ananda , día y noche, y por lo tanto, Dios le dió más fuerzas a Sor Ananda, que a Sor Alice, y por lo tanto, quizá esa sea la razón, por la cual Sor Alice, alla sido llamada a la vida eterna.
Y bueno, lo prometido es deuda, simplemente voy a mencionar algo, y algo es mucho, de lo que la Iglesia católica ha mencionado sobre la eutanasia.
Pues simplemente: “La Iglesia dice que está mal, porque el que comete eutanasia se convierte en un asesino” (Antonio, 2008). Y si se convierte en asesino, atenta contra el quinto mandamiento, y si se atenta contra el quinto mandamiento, se atenta contra Dios.
Atentar contra Dios, es un acto diario, que muchos de nosotros cometemos (digo muchos y no todos, porque siempre hay esa gente excepcional que no se atreve a pecar contra Dios). Y lo peor de todo, es que pecamos contra un Dios, que nos ha dado la libertad absoluta, y que nos ha dejado unos mandamientos, para que podamos vivir de una forma feliz, y claro, poder alcanzar la gloria eterna.
Esos mandamientos, son en verdad reglas indirectas, que Dios nos dio, para que podamos llegar al cielo, el que no las sigue, se le hará difícil llegar.
La eutanasia, no sólo atenta contra el quinto mandamiento, sino que también, atenta contra el primero, que es amar a Dios sobre todas las cosas. Atenta contra el primer mandamiento, porque si tu amas a alguien, lo primero que vas a evitar, es tratarla mal. Y por lo tanto, si atentas contra uno de los otros mandamientos, atentas contra el primero, y si niegas haber atentado contra uno de ellos, o sea piensas que tu estas en lo correcto, sabiendo que no, caes en la soberbia, y caer en la soberbia, es atentar contra el Espíritu Santo.
Atentar contra el Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad, es algo muy grave, y supuestamente, pecar contra el Espíritu Santo, es el único pecado que Dios no perdona (digo supuestamente, porque pienso que Dios perdona todo, claro si hay un arrepentimiento verdadero).