Despues de estar meditando mucho todo esto de Steemit, me he decidido a ponerme manos a la obra y empezar a escribir sobre los temas que comente en su día: familia, cryptomonedas, religión y fútbol. Asi que empezaremos por el principio.
Esto no pretende ser un consultorio ni una forma de enseñar, sino mas bien poner en negro sobre blanco una experiencia personal que puede servir, o no, pero que a mí me llama a ponerla de esta manera.
Desde hace bastante tiempo vengo (o venimos) observando que la gente no hace más que llevar a sus hijos a clases de natación, es importante que sepan, mejor de niños que aprenden mas rápido, asi aprovecho y hago yo algo de deporte... Son las justificaciones que te dice la gente sobre eso. Y desde luego que eso no está nada mal, no voy a ser yo el que diga que no está más que justificado... Pero yo si quiesiera exponer mi experiencia al respecto.
Nunca hemos llevado a los hijos a clases de natación, como razón principal por la falta de tiempo y las obligaciones que supone y desde luego no estamos en contra de las mismas; pero estaría bien romper una lanza por intentar ser los padres mismos los que nos pongamos manos a la obra y perdamos un poco de tiempo a fin de nuestros vástagos aprendan este maravilloso deporte.
Seguro que hay gente que dice que ellos no pueden, no tienen tiempo,... Yo digo, ¡¡¡excusas!!!, todos tenemos tiempo para lo que nos proponemos (a ver si me lo tomo como ejemplo). Antes comentaba que la principal excusa para no apuntarles a natación había sido la falta de tiempo, pero gracias a la temporada estival hemos podido disponer de un poco para ir con ellos a la piscina. Y en cuanto al poder, ninguno somos Michael Phelps, pero si que la mayoría sabemos flotar y nadar, aún con nuestro propio estilo; y la mayoría de las veces los hijos aprenden solos, y si es con un padre/madre al lado la motivación les crece lo suficiente como para que un breve periodo de tiempo ya sepan manejarse en la piscina con total seguridad.
Pero lo más importante de esta experiencia, no es que nuestros hijos aprendan a nadar, ¡no!, ver la cara de tu hijo cuando se acerca hacía ti, con esos esfuerzos para no hundirse y como te lanza una mano para agarrarse y sentir la fuerza de sus padres, te llena de satisfacción, pero tampoco es lo más importante. Lo más importante es ese rato a solas con él (cuando eres familia numerosa, siempre se agradece más), se refuerzan los lazos, se apoya en ese héroe que es su padre (o madre) y este no le falla, le sostiene cuando se hunde y lo saca cuando lo está pasando mal.
Desde luego siempre van a existir las clases, pero nosotros (los padres), tenemos en nuestra mano una opción para acercarnos a su universo y compartir objetivos y como no podía ser de otra manera pasarnoslo maravillosamente bien con ellos. O tambien está la otra opción; quedarnos en la toalla mientros ellos se bañan (en la zona pequeña, para que no haya problemas) y luego cuando llegue el curso llevarlos a que aprendan a nadar.