La grasa de origen vegetal es la grasa insaturada que normalmente se obtiene de los vegetales como el aguacate y la aceituna; es mucho más saludable que la grasa de origen animal. También se obtiene a través de semillas oleaginosas como el maní, las almendras y las nueces; con ellas podemos hacer mantequilla o mezclarlas con cereales y granolas. Incluso podemos obtener esta grasa de los aceites como el oliva, girasol y soya, pero hay que tener cuidado de no cocinarlo a altas temperaturas, porque si el aceite se quema este comienza a humear y pasa de ser una grasa insaturada vegetal a ser una grasa saturada.
Lo preferible es consumir el aceite crudo en ensaladas y aderezos. Las grasas de origen animal son las grasas saturadas que se encuentran en la piel del pollo, en la grasa de la carne y en los embutidos como la tocineta, salchichones y chorizos. Esta grasa nos puede traer problemas de salud como formación de placas en las arterias, acumulación de grasa abdominal y sobrepeso. ¡Ojo! De igual manera, es importante cuidar el consumo de ambas grasas, tanto vegetal como animal.
Otro tipo de grasa que es totalmente dañina para el organismo y sí debemos evitar a toda costa es la grasa transaturada, que no se obtiene de forma natural en los alimentos sino que viene a través de un proceso industrial que se llama hidrogenación de las grasas vegetales. En este proceso la grasa vegetal pasa de ser líquida a sólida mediante la colocación de hidrógenos y es allí cuando se convierte en una grasa transaturada muy peligrosa para el organismo, eleva rápidamente los triglicéridos y el colesterol malo en sangre; baja el colesterol bueno y tiene consecuencias fatales a nivel cardiovascular, generalmente se encuentra en alimentos ultra procesados que incorporan margarinas en sus ingredientes.
✔FUENTE: Virginia Aguilera, nutricionista.