Los hijos no son nuestros, son de la vida; nos decían una tarde en el campamento de verano; hay que aceptar esa condición; sí, vienen a través nuestro, los debemos de criar y ayudar; pero un día la vida se los llevará ¿a dónde? -sólo Dios lo sabe-
Algunos animales por instinto lo saben; ellos los crían, les enseñan aspectos básicos, y los protegen; llegado el tiempo los forzan a partir de su lado.
Preparémonos para ayudarlos a partir, pues necesitan armar su nido, crear su vida, recorrer sus caminos; sí, y tener otros amores. Si crecieron con buenas raíces siempre volverán a ti, a pedir consejo, a compartir sus triunfos y alegrías; pero siempre ten presente: “ellos no se van, se los lleva la vida”